Cuando el ángel del licor oscuro se hace óvalo azul, la poesía parece el pan del desterrado. Te invito al banquete a sabiendas de que es sólo un festín de palabras y sentimientos más o menos ocultados, alguna vez exteriorizados, siempre íntimos.
jueves, 24 de febrero de 2011
JACINTO HERRERO ESTEBAN
Las navidades de Jacinto Herrero Esteban (II)
1974
¡Cómo no amarte tanto, Ávila;
cómo no ser agradecido!
¡Cómo pagar el oro antiguo,
moneda en lluvia deflecada
por este sol que ya es recuerdo
en la esmeralda de tu valle!
Tenue tu viento en el adarve
mi ensueño hinche, vividero:
Yedra en el musgo, entumecida,
tu barrio en ruinas que recorro;
zaguanes, patios, viejos pozos,
pinas callejas retorcidas.
Zocos moriscos y judíos,
enjalbegadas portezuelas
que al sol destellan en hilera:
cercado limpio y labrantío.
Doradas, leves, las iglesias
románicas, abajo. Torres,
arriba, linajudas. Pobres
arrieros. Viejas que musitan
sus cuentas de perdón. Chiquillos
que a voz en risa gritan vida.
Ciudad de tanto cielo. Vivas
siempre. ¡Cómo no amarte, dilo!
Y sé que un día, de la muerte
vas a liberarme, si te llamo:
si ya no hay tiempo y a tu lado
me acojo siempre, siempre, siempre.
Jacinto Herrero Esteban
Ancianos tomando el sol, al pie de las murallas,
el día 28 de julio de 2004.
Jacinto Herrero Esteban y José Luis Molina Martínez.
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