Oráculo su palabra parece
aunque suene difusa en la oratoria
vacua de los falsos templos, memoria
viva de la paradoja que crece
en sereno íntimo interior y mece
el signo: ósculo alado es, palmatoria
de llanto, nube de salmo, prehistoria
telúrica, acento salobre. Rece
el presbítero oral antifonario:
lo cantusea el melódico coro
agrupado junto a la armonía alba.
Son sus vestes cantueso, endrina y malva.
Su mítico esplendor es un tesoro.
Pero sólo Dios arde en el santuario.
Calabardina, 9 junio 2012
José Luis Molina Martínez
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