Cuando el ángel del licor oscuro se hace óvalo azul, la poesía parece el pan del desterrado. Te invito al banquete a sabiendas de que es sólo un festín de palabras y sentimientos más o menos ocultados, alguna vez exteriorizados, siempre íntimos.
miércoles, 29 de junio de 2011
MUERTE ANÓNIMA
Tendió su red la Muerte.
Ya no es la Parca
pescador codicioso
de anzuelo y caña
con engaños y cebos
que al pez atraigan:
quiere miles de presas
en la redada.
No es cazador que funde
su plomo en balas
y extrema puntería
cuando dispara.
Es el botín que espera,
si va de caza,
tan grande, que los perros
ya no le bastan.
Hiere artera y oculta,
sin dar la cara,
y es la muerte que envía
tumbo en la nada;
muerte anónima, muerte
que no es hazaña
para el muerto, ni gloria
para el que mata.
Muerte envuelta en escombros,
sorda matanza,
semilla de rencores
entre las razas.
El ciego azar la rige,
gobierna y manda.
Caín en ella tiene
puesta su marca.
Pero el destino cifran
estrellas claras.
¡Hombre, afronta el destino
con fe y audacia,
con el pecho desnudo,
la frente alta,
la mano vigorosa
y en ella, un arma!
Enrique Díez Canedo
Se publicó dos veces: una en "Poesía Española. Suplemento del Servicio de Información" (Valencia, 1938) y en LUMEN (Guanajuato, México, 1939). Expresa su situación en los acontecimientos de la guerra (in)civil.
Ilustración: Ángela Mula (Grabado)
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