NADA HASTA EL MONTE Y, EN EL MONTE, NADA
En campo de Castilla, seco, duro
y abrasado de sed, vino a la vida
una llama de amor tan encendida
que traspasó de luz lo más oscuro.
Descolgándose a oscuras por el muro
de su prisión, con alma desprendida,
emprendió, entre celadas, la subida
hasta alcanzar el inmortal seguro.
de su prisión, con alma desprendida,
emprendió, entre celadas, la subida
hasta alcanzar el inmortal seguro.
Para alumbrarnos en la noche oscura
dejó en la senda oculta y empinada
un reguero de voces que fulgura
dejó en la senda oculta y empinada
un reguero de voces que fulgura
y avisa del peligro y la celada:
Sólo consigue a Dios quien no procura
nada hasta el monte y, en el monte, nada.
UNA SOLA TRISTEZA: NO SER SANTO
Ayúdame, fray Juan; alta es la cumbre,
estrechos y espinosos los senderos,
incesantes y extraños los oteros
donde de nada sirve la costumbre.
Me ha trabado los pies la incertidumbre
y me acosan avisos agoreros,
ciegos mis ojos son y pordioseros
mientras la llama viva no me alumbre.
y me acosan avisos agoreros,
ciegos mis ojos son y pordioseros
mientras la llama viva no me alumbre.
Ayúdame a vivir de tal manera
que ya mi vida sea un mientras tanto
bajo la noche oscura y a la espera
que ya mi vida sea un mientras tanto
bajo la noche oscura y a la espera
de que borre mi vida con mi llanto,
soportando, al final de mi carrera,
una sola tristeza: No ser santo.
soportando, al final de mi carrera,
una sola tristeza: No ser santo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario