jueves, 20 de diciembre de 2012

LA NAVIDAD TAMBIÉN ES (IN)FELIZ EN LA COLA DE LA CALA

Nacimiento con Lorca al fondo
(c) José A. Ruiz Martínez (IZMA)

Barrujo las hojas coloreadas del otoño, el invierno, según el paso natural de los días, aparecía frío, con las manos en los bolsillos. Bajo el abeto florecía el armiño leve y el cielo navideño ponía panderos y zampoñas, postizas y platillos, que, además,hacían un ruido infernal. Mientras, los villancicos sonaban en las esquinas redondeadas de las fuentes congeladas con sus cisnes impávidos. Padre ya había salido por el largo camino de los cipreses. Madre dormitaba a la orilla del fuego en el que bailaban las castañas.
- Pues dile que entre, se calentará, porque en esta tierra ya no hay caridad. Sí, sí, se lo dices al Niño ese que está en la puerta y no llega a la aldaba. Que pase, que pase, que traiga la paz, -decía.
La historia ponía en los ojos lágrimas furtivas. A la mañana, el Niño se despidió y aún no ha regresado. Años más tarde, madre tomó el mismo camino que padre anduviera muchos años antes. Ahora sonaban trinos de pájaros dormidos en las ramas fúnebres. Pero, ya, cada mochuelo en su olivo. Quebró aquella armonía y ahora pienso en los que viajaron para estar con sus padres o con sus hijos. Ahora pienso en los hermanos solitarios y en los hijos y sus (des)dichas. Es Nochebuena y una semana más tarde vendrá otro año nuevo para sufrir otro año nuevo, encima de los que llevamos de tal guisa, todo por la codicia de unos cuantos. Sólo nos queda la nostalgia. Cuando pasen estos días seguiré amando todo en esta puta vida. Hasta que también nos quiten estos hermosos días (in)felices. Ahora, la Navidad se celebra en los grandes comercios pero se vive en los recintos del dolor amable. No lo sabrán nunca pero con ellos, con los que sufren, estaré cuando se descorche el vino espumoso de rigor. Y con los poetas del mundo -¡¡¡uníos!!!- sáficos y epicúreos, barrocos y rococós, formalistas y de los otros, tampoco se podrá hacer cielo esta tierra ahora mismo llena de gente que quiere escapar por alguna de las cuatro esquinas del misterio. Cuando el vino de nochebuena sea tristeza alegre, mis ojos estarán pendientes de los tuyos -de los vuestros- para que no te quedes solo, como cuando los mayores se iban a misa de gallo y los niños quedaban -quedábamos- en la cama, con los ojos horrorosamente abiertos, llenos de miedo por si el Tío Saín (el Sacamantecas) entraba por la ventana. Menos mal que brincan y bailan los peces en el río y a esta puerta hemos llegado cuatrocientos en cuadrilla. Gracias. NIÑO, por todo. Hasta por estos días oscuramente (in)felices.

Feliz Navidad y Mejor Año Nuevo
José Luis Molina Martínez
Calabardina, 20 diciembre 2012

martes, 18 de diciembre de 2012

PUESTA DE SOL

Atardecer en Calabardina (Fotografía: José Luis Molina)
Brinda el mar baño de plata brillante
hasta que languidezca el sol doliente,
ahora que traspasa las lomas. Miente
el aura violeta nube radiante

porque mira en espejo alucinante
su bella faz y se encandila. Siente
el fulgor del destello reluciente
y aparta su reflejo fulgurante.

Se aleja ya la tarde caprichosa
del agua de la Cala formidable
porque sigue su camino ajustado

al horario del auriga. Dichosa
la fusta que azuza inimaginable
carroza de gris color y morado.

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 18 diciembre 2012

domingo, 16 de diciembre de 2012

EL TIEMPO, CUANDO ACABA CON NOSOTROS, HUYE


Al filo del silencio solitario,
mientras las agujas del reloj siguen
su curso acelerado, como siempre,
el tiempo suena a regalo redondo.

Viviremos la vida agradecidos
pues somos seres con eternos sueños.
Viviremos el día y la honda noche:
humanos somos y fabriles duros.

Hoy besamos la flor idealizada.
Ayer, los dulces ojos que miraron
la dorada gracia de nuestro rostro

fueron amor de albo día. Mañana
no sabemos si acabará la arena:
todo concluye al flujo de las horas.

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 16 diciembre 2012


martes, 11 de diciembre de 2012

LAS ARREFORIAS (Ἀρρηφόρια) O EL MISTERIO

Atenea
El cerco de la calma sobre el abedul,
como una rumorosa fuente de verdoso aceite
sobre el cuerpo velado y virgen de las arreforias
en huida brusca de la serpiente con la que yacían.
Era la entrada sonriente en el jardín de Venus
para que la noche buscase hoguera incandescente.
Sólo era la plegaria un despacioso vaivén
dorado sobre los secretos del agua.
El asombro era una verde mirada sobre el ombligo
hermoso de la vestal que dictaba la ceremonia
iniciática. Hora seminal y de gemido nuevo
cercano a la locura del misterio, era un sueño
desierto, un adulzado suspiro sobre el brocal
del deseo eterno, herida sin sangre, fanal sin luz,
párpado cerrado hasta que las palomas,
arreboladas,
suspiraban, ahítas.
Mientras, los pechos,
en el aprendizaje florido,
pétalos turbados.
Un torbellino sobre la sien
estallaba en brillos encerrados en los ojos
prendidos no de lo que pasaba demasiado
deprisa,
sino de lo que sentía el huerto claustrado.
Roto el abrazo del rito, la piedra tapiaba
el círculo sagrado. Sobre el jadeo, las tibias
cabezas eran coronadas de pámpanos y rosas.

Posiblemente así fuese la fiesta escondida.
Mientras, el poeta sigue traduciendo el viejo
palimpsesto hallado en región más remota
que la Tebaida.
Aquí todo era
silencio,
retiro,
apartamiento,
soledad,
tierra horadada,
doctrina sentenciosa,
trabajo rústico,
oración sublime,
misterio de intimidad.

Ninfa con gasa verde
(Sophie Gengembre Anderson, 1823-1903)

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 10 diciembre 2012

sábado, 8 de diciembre de 2012

LA MÚSICA DEL ÍNCUBO PAN





Esa canción iniciada a lo lejos
un camino atraviesa pedregoso,
aligera su paso perezoso,
se afana en alcanzar los altos cejos.

Allí resuenan los sonoros dejos
de la siringa de Pan, dios celoso
de las náyades hermosas, jugoso
fruto tierno, dulces claros espejos.

Daimon tal vez por sus patas de chivo,
esa canción engaña con sus sones
modulados con capricho. Parece

sonido afable y mal taimado ofrece.
Oculta el daño con risueños dones.
Se oye el concierto con placer furtivo.

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 8 diciembre 2012

miércoles, 5 de diciembre de 2012

NO PUEDEN SALIR IMPUNES


Arboleda (Fotografía: J. L. M.)
La falsa pulcritud de la malicia
atrae, como el color de las flores,
a quienes, sucios insectos menores,
el dulce néctar roban. Avaricia

demuestran, espolian con estulticia
supina, como si fuesen valores
a mancillar con violencia. ¡Llores
para siempre tus goces sin delicia!

Aunque huyan de la noche que precede
al anuncio siniestro de su muerte,
ni Tomis será lugar escondido.

Allí, cierta, la Parca te antecede
y espera paciente tu siniestra suerte.
Se cobra y paga allí lo delinquido.

José Luis Molina Martínez
Calabardina, 5 diciembre 2012.