jueves, 22 de septiembre de 2011

ODÓN BETANZOS PALACIOS (1925-2007)



De esa muerte repentina que sabía a nada
Así era la muerte
ligera, cenicienta, desolada.
Vino como sombra, a una, a una;
llegó sin pasos,
acuarela quemada.
Se metió en la cama
por sorpresa, empujada.
No era una, que eran miles.
Dijeron todas, ¡vamos!,
y vinieron en calamidades preñadas.
Llegó, llegaban,
a los rincones del planeta.
Sueño de tranquilidades,
sobresalto repentino.
No abrió los ojos vivos
el hombre de las nadas;
la muerte empapó los ámbitos
y se fue sola, sin destino,
con las otras en alas.
La muerte era así;
fue así en su historia rara.
No quedó en el corazón del tiempo
un latido que sintiera la tierra ida
y la verdad creada.




El alma se me muere en soledades
Por fin es la hora del morir naufragio
cuando el alma se quiebra en sus soledades;
me recuento y digo en eternidades,
corazón que habla en aires de presagio.


Sutil por lo que enseña es el adagio
del cuerpo que se muere en sus edades,
sufrir de día y ver calamidades
como norma sencilla del naufragio.


La vida dada la estimé en belleza;
me la hirieron a golpe mis maldades
y no quiero vivir porque no quiero.


Con las ansias de morir se me empieza
lenta a morir el alma en soledades.
Poco a poco descubro que me muero.


(De Las desolaciones, 1999)



lunes, 19 de septiembre de 2011

ESQUIVAS FORMAS DEVANEAN POR MI MENTE



La luna en el espejo
Mientras se piensa tanto el rostro repetido, ella sueña
la tonsura de la negritud infinita integrada
en la clausura del azogue que envuelve el encanto.
Urge así silencio bifaz en el humano destino.

Luzbella fugífera
A través, pues, de la oquedad natural, se engloba aleve
la ensoñación. Nube pasa y rostro en la roja mirada
se detiene. Al otro lado de lo ingenuo, lucífera
estancia, aurea sonrisa, translúcido atisbo. Gime,
que esperas alada añil destino: eres y ya no, en nada.

Álbum de ensueños
Te atreves y seduces tanto que doblegas Selene
y habitas serenos ojos, palacios para mí. En tu ara
te sé, sueño diario. Ropaje tu doncellez espera,
bagatela floral, veneciano celaje celeste,
imagen tuya en la celosía del misterio, espuma
de tu mar, flor de anís, menta candeal, nórdica estela.
Niño de azul sisea y de atrás llegan sierpe y clepsidra.
Corazón es tu interior, tu labio figura. En mil rostros
concluye la gama de color al tiempo que tu albura.

Paisaje inventado
Mas apareces distorsionada entre la viaria plebe,
procedente de la soledad y de la azul orilla,
desde el asombro eterno. Así te hallé por donde la calle
se buscaba y eras tú, encanto, liberada, aquí la risa,
y allá el can silente, tu faz, la paloma, ánades raudos
en equilibrio lúbrico mientras la blanca casa acoge
el azul sonido azul, la adormilada espera, etéreos
sueños que no son sino en ti, quieto espasmo en el halda
en tanto la tarde parece dantesca por el célibe
silencio que cruza el eterno sonido de la habitada
ciudad por la diáspora del color domeñado. Mira:
mientras tú salobre, alguien entonaba mirando al mar
soñé y rompía la quimera mi sueño por un arco
erecto para bella inasible de color amable.


Photo Gallery
Sacadas del mundo ignoto de los destellos falaces,
sueños difusos cuando el color os envuelve y conmueve,
aquí habitáis, palacio de mi estética, admiradas
sombras de mí mismo, intimidad perenne, contempladas
formas en belleza mutadas. Sois aquí acogidas.
Si os di la esencia, os sitúo en la ufana galería
para la que os hice objeto de estupor, fugacidad
perenne. Si existís, de mi objetivo pende vuestra
vida. Velo vuestro sueño inmóvil. Sentid la presencia
de cuantos vienen al murmullo de vuestra palabra
coloreada en tonos distintos de paciencia y tiempo.
Mañana, de nuevo en el mundo triste de lo no sido.
Sea hoy gozo, efímeras famosas, el posible sueño
de lo sublime, etéreo, fugífero, dulce y bello.

Texto: José Luis Molina
Ilustración: (c) Alejo Molina

sábado, 10 de septiembre de 2011

LUÍS PIMENTEL (1895-1958)


Paseo
De sutaque sorprendín á mañá
entrando na víla,
cantando da mao da fina chuvia.
Cos pés espidos e mollados
viña dos camiños bverdes, profundos.
Dedos de vento transparentes, valeiros,
en bruñidas bandexas.
Skerzo da zoca na acera.
Leda canción.
E debaixo do mantel de liño fresco
a muller do obreiro leva as soce campanadas.

Unha canción que se cae e se levanta.
O polvo nas alas e tamén o ceo.
Unha canción tan lonxana e lene
como a sombra do aire sobre a herba.
Hasta min chega tan sólo en anacos;
mais eu enténdoa esaita i enteira,
como a sombra do aire sobre a herba.



Paseo
De pronto sorprendí a la mañana
entrando en la villa,
cantando de la mano de la fina lluvia.
Con los pies desnudos y mojados
venía de los caminos verdes, profundos.
Dedos de viento transparentes, vacíos,
en bruñidas bandejas.
Scherzo de la zueca en la acera.
Akegre canción.
Y debajo del mantel de lino fresco
la mujer del obrero lleva las doce campanadas.


Una canción que se cae y se levanta.
El polvo en las alas y también el cielo.
Una canción tan lejana e imperceptible
como la sombra del aire sobre la hierba.
Hasta mí llega tan sólo en fragmentos;
pero yo la entiendo exacta y entera,
como la sombra del aire sobre la hierba.


(De Extranjera en su patria. Cuatro poetas gallegos. Rosalía de Castro. Manuel Antonio. Luís Pimentel, .Luz Pozo Garza. Edición bilingüe de Carmen Blanco, Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de Lectores, 2005)






viernes, 9 de septiembre de 2011

LUZ POZO GARZA


Nace en 1922

O paxaro na boca
Os teus paxaros choven miudiño
sobre das miñas árbores, e tamén
sobre destes meus beizos, que che cantan.
Eu fago conta de que son de terra,
ou son unha silveira, no teu colo,
na túa beira de aire e peixes louros.
Recibindo o sabor da túa paisaxe
-húmidas aves, novas, do teu peito-,
aquí estou, meu amor, aquí me choves.

El pájaro en la boca
Tus pájaros llueven suavemente
sobre mis árboles y también
sobre estos mis labios que te cantan.
Yo hago como que soy de tierra
o soy un zarzal en tu regazo,
en tu ladera de aire y peces rubios.
Recibiendo el sabor de tu paisaje:
húmedas aves, nuevas, de tu pecho,
aquí estoy, amor mío, aquí me llueves.

Paisaxe túa
Son unha ponla túa, mesmamente,
xesta amantiña no serán do peito,
reguiero novo, onde os peixes cantan,
chuvia da túa man amorosiña.
Maino, ventiño maino pola herba
da túa claridade de paxaros,
somentes neste aire, nesta música,
vivirei, toda espida,  como unha árbore.

Paisaje tuyo
Soy una rama tuya, mismamente,
retama amante en la tarde del pecho,
río nuevo, donde los peces cantan,
lluvia de tu mano amorosísima.
Suave, viento suave por la hierba
de tu claridad de pájaros,
solamente en este aire, en esta música,
viviré, toda desnuda, como un árbol.

(De Extranjera en su patria. Cuatro poetas gallegos. Edición bilingüe de Carmen Blanco. Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de lectores, 2005)


jueves, 8 de septiembre de 2011

ROSALÍA DE CASTRO



UNHA vez tiven un cravo
cravado no cprazon,
y eu nom m'acordo xa s'era aquel cravo
d'ouro, de ferro, ou d'amor.
Soyo sei que me fixo un mal tan fondo,
que tanto m'atormentou,
qu'eu dia e noite sin cesar choraba
cal chorou Madanela n'a pasion.
"Señor, que todo ó podedes,
-pedinlle unha vez á Dios-,
daime valor par'arrincar d'un golpe
cravo de tan condicion".
E doumo Dios e arrinqueino,
mais... ¿quem pensara?... Despois
xa non sentim mais tormentos
nin soupen qu'era delor;
soupen sô que non sei que me faltaba
en donde o cravo faltou,
e seica, seica tiven soidades
d'aquela pena... ¡Bon Dios!
Este barro mortal qu'envolve o esprito
¡quen-o entenderá, Señor!...




Una vez tuve un clavo
clavado en el corazón,
y yo no me acuerdo ya si era aquel clavo
de oro, de hierro o de amor.
Sólo sé que me hizo un mal tan profundo,
que tanto me atormentó,
que yo día y noche sin cesar lloraba
cual lloró Magdalena en la pasión.
"Señor, que todo lo podéis,
-le pedí una vez a Dios-,
dadme valor para arrancar de un golpe
clavo de tal condición"
Y me lo dio Dios y lo arranqué,
pero... ¿quién pensara?... Después
ya no senti más tormentos
ni supe qué era dolor;
supe sólo que no sé qué me faltaba
en donde el clavo faltó,
y acaso, acaso tuve saudades
de aquella pena... ¡buen Dios!
Este barro mortal que envuelve el espíritu
¡quién lo entenderá, Señor!...


(De Extranjera en su patria. Cuatro poetas gallegos. Edición bilingüe de Carmen Blanco. Barcelona, Galaxia Gutenberg-Círculo de lectores, 2005)

miércoles, 7 de septiembre de 2011

ARCO, CUADERNO DE LITERATURA

En marzo de 1950, aparece el nº 1 de esta revista lorquina en la que unos/as y otros/as tienen la pretensión de "continuar la tradición literaria y formativa lorquina, a mantener y revivir aquello que muchos piensan ya perdido". De ella, extraemos un poema titulado


PAISAJE CÁNTABRO
Airón de eternidades. Espuma y roca
En sinfonía hirviente y ondulada.
Verdea paisaje que en el mar se aboca
Entre harapos de niebla coagulada.

Al suspiro de mecánicas sirenas
La tierra la saluda con un guía.
Vibran las grúas y crujen las cadenas
En la ausencia total del medio día.

El humo del trabajo difumina
Andantes nubes por el mapa gris,
Y, entre cántabras olas, se adivina
El lomo corcovado del delfín.

Grave paisaje de fresca madrugada,
De escapada al ensueño y de regreso.
La montaña va al mar en andanada,
El mar a la montaña en dulce beso.

Se respira un silencio ceniciento.
Y con hilos de sutil melancolía
A la tierra y el mar anuda el viento.
El otoño está anclado en la bahía.

(Eduardo Carbonell de la Cruz)

lunes, 5 de septiembre de 2011

TEIXEIRA DE PASCOAES


Olha, contempla o espírito soturno
E original; contempla a Sombra enorme
Que, de alto a baixo, se rasgou, tal como
Os negros véus do templo.
E dessa informe,
Estranha sombra cósmica saiu
Claridade espectral, quase invisível;
Um desmaio que, pouco a pouco, abriu
Seus olhos num olhar de Nebulosa.
28E logo a etérea Névoa desejou
Ser uma estrela a desfazer-se em luz.
E a estrela ardente quis ser mundo gélido,
Regado com o sangue de Jesus...
Então, a clara estrela arrefecida,
Sob os beijos da aurora que a fecundam,
Mudou-se em tenra planta enverdecida,
Que depois se tornou, por um milagre,
Criadora também...
E as aves voam
No céu; e pelas selvas, que estremecem,
Sinistros animais, ainda indecisos
E grandes como sombras, aparecem...
O sol, em fúria e raiva, neles arde...
São deuses monstruosos, sanguinários,
Que vão criar o homem que, mais tarde,
Será Buda e Jesus...
Estes dois Santos
Deram, por sua vez, divina origem
A Deus, o Ser perfeito e sempiterno;
A Vida Espiritual, mais alta e virgem,
Que todos nós sonhamos, sobre a terra.



Mira, el espíritu es sombrío
Y original, contempla la enorme sombra
Que, de arriba a abajo, se rasgó como
El velo negro del templo.
Y de esta informe,
Sombra cósmica extraña surgió
Brillo espectral, casi invisible;
Un débil que, poco a poco, abrió
Sus ojos que miran una nebulosa.
Y luego la niebla etérea deseando
Ser una estrella a para deshacerse en luz.
Y la estrella ardiente quiso ser mundo congelado,
Regado con la sangre de Jesús ...
Entonces, la estrella clara enfriada
Bajo el beso de la aurora que la fecunda,
Mutó en una tierna planta verde,
Que más tarde se convirtió, por un milagro,
Creador también ...
Y las aves vuelan
En el cielo, y a través de las selvas estremecedaras,
Siniestros animales aún indecisos
Y grandes como sombras aparecen ...
El sol, en la furia y la rabia, los quema ...
Son dioses monstruosas, sanguinarios,,
Los que va a crear el hombre que más tarde
Serán Buda y Jesús ...
Estos dos santos
Darán, a su vez, el origen divino
al Dios, el Ser perfecto y eterno;
La vida espiritual, más alta y pura
Que todos soñamos en la tierra.