viernes, 29 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (17)



15.

¡Cómo el corazón y la vida quedan!
Aquí un espacio lento compartido,
un cuévano de besos ya lejanos,
compañía aceptada posesiva-
mente, un camino recorrido entonces
con la emoción de lo límpido, nuevo
aroma de aquellas manos activas
que exploraron los cuévanos felices.
Más tarde la costumbre solitaria
de la calle, fingirse fuertemente
débil, el café donde solíamos
unir los labios en fugaz encuentro.
Al fin, un vago dorado recuerdo
y la costumbre de la ausencia amada.
La gracia de vivir pasó a las flores
mientras los despojos en su habitáculo
de sombras pertrechado, brevedad
de un río en oquedades de silencio,
sólo es un lento tiempo de esperanza
que no sabes a quién le pertenece.
Suspiro de amor dura un tiempo largo,
más extenso que la vida. Tampoco
es como se dice: viene y nos roba,
la tarea inconclusa eternamente.


José Luis Molina
Calabardina, 29 marzo 2013

Fotografías: (c) José Luis Molina

jueves, 28 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (16)



14.

En el olvido tengo el cementerio
y las palomas, la marina brisa
de la Cala, lo amplio de la bodega,
la casa donde nací, el pan del horno.
No así el color rojo de la picota,
ni la ciruela de paladar amplio,
ni el silencio del vino maridado
con los tradicionales cultos platos.
Tipo así no es un bello panorama.
Variaciones sobre un mismo dolor
parecen las proclamas sustantivas
fundadas en la acritud del espasmo.
¿Para qué los métodos? Igualmente
sacian los vericuetos del camino
hacia la estación del podrido agosto,
mes deforme, salvable por el agua,
origen de la morenez estante
en el desnudo cuerpo oscurecido.
Como la grulla llegaste altanero:
contaste la razón de la leyenda
y encandilaste de Eva la mirada.
Se decidió despacio por tu causa.
En un puño tanta gloria no cabe.
Mejor aún el lugar del desencuentro.

José Luis Molina
Calabardina, 28 marzo 2013

miércoles, 27 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (15)


13.

Tanto, Elia, daño causas y amor, que
en ti soy yo transmutación recóndita, 
retal de olvido, vacío caudal,
lágrima de hombre, de la virtud vicio,
del santuario labrador, de mí altiva
miseria. Tampoco la Cala acoge
mi levedad humana, mi apostólica
frase, la seriedad de mi figura,
la tozudez de mi empeño. Fuerte eres,
dijo la maga. Desde entonces árbol
parezco, solidez de fuste, celo
que me come, cirio de tenebrario.
Desvalido soy desde aquella muerte
que me dieron por osado en mi lucha.
Penetró la espada: quedó escondida
en mi corazón de manzana. ¡Basta!,
me dije, y continué por la enramada
de calles y palaciegos solemnes.
Si he nacido en esta tierra ha de amarme.
Viajero soy, no peregrino, párpado
abierto, docente fecundo, esteta
de los piélagos, solitario altivo.
Ante tanta miseria conseguida,
habito la tempestad de mi templo.

José Luis Molina
Calabardina, 27 marzo 2013

martes, 26 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (14)




12.

No es la vida más que un regalo noble,
que se goza según y se pondera,
en tanto que de rosa y azucena 
pasa y de plegaria transida y luto
en dolor sumerge cruel e ignorancia.
Página de los días, los poemas
sin ira escribes, las leyendas lees
y las novelas, el teatro escorzas.
Se aprende de las calles el camino
y las flores en balcones situadas
aligeran las horas vespertinas
mientras en sus zureos las palomas.
Vasta es la vida, y ebria de ausencia, 
bandonea pentagramas, los vinos
dona y la juventud somete al uso 
de los pasos perdidos en la extensa 
distancia del horóscopo señero.
Hacia la especulación de las sombras
se dirigen los recuerdos. Concretos
son y forman el pasado donoso
untado de temprana muerte amiga.
Aquí dejé mi infancia vulnerada,
adolescencia en el claustro sin lumbre
y la sotana azul que me persigue.


José Luis Molina
Calabardina, 26 marzo 2013

lunes, 25 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (13)





11.

Fuera del columbario verdoso, unas
palomas excrementan las fachadas
señoriales e hipócritas, externa-
mente artísticas en ornato siempre
según los criterios urbanos de antes,
del ayer consumido como gloria
popular sin contar con los esfuerzos
cometidos por conservar el lustre
y la arrogancia. Lugar visitado,
el escorzo de antigua colegiata
pregonante del ruinoso descuido
del erario. Más vale calle nueva,
fontana ornamental, y se comprende,
que torre conservada de palacio.
No es eterno el marino cementerio,
acaso el de los claros personajes
por la fama afanados y el decoro.
¡Aléjame las pávidas palomas! 
Sólo sus blancas lisas plumas sirven
para el escribano de la memoria.
Sus centelleos, saetas en vuelo,
alegran, promiscuas, la paz silente
de las fuentes bebederas del agua
sobre la vanidad de los crepúsculos.

José Luis Molina
Calabardina, 25 marzo 2013

Fotos: J. L. M.


sábado, 23 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (12)

(C) FOTO: J. L. M.

10. 

Me place este lugar, sus teas múltiples
ante la ofrenda del ara sagrada,
religiosos mitos de los ancestros,
un Sancristobalón aquí, doncella
virginal y mártir en la contigua
capilla. Atrevidas columnas altas
tienen el humo de los incensarios
en sus serpenteos capitelinos
inserto y las preces de los acólitos
entre la maraña de los ornatos.
Son sus esquinas varadas esfinges,
hornacinas santeras entre salmos
colocadas, crucifijos buscados
por los pecadores que acuden lentos
bajo el peso de sus múltiples culpas,
cuando sólo son hombres y mujeres
que caminan el lodo del sendero
natural de los días concedidos.
Me refugio en el musical trascoro
de las antífonas cabe el silencio
estable de la penumbra nutriente,
lugar de oración invisible, exento
de murmullos y plegarias beatas.
Sólo se accede por monte escarpado.

José Luis Molina
Calabardina, 23 marzo 2013

viernes, 22 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (11)



9.

Pavonea su postura sedente
semejante a la de la deidad sobre
la losa de nenúfar florecida,
resbalando sobre la piel el agua
del baño vespertino de la Cala,
mientras las modernas piernas
se ofrecen -¿acaso lascivas?-
a la plenitud de la fantasía.
¿Qué cuerpo a lento fin me va arrastrando 
durante el éxtasis contemplativo
del espacio palpitante ofrecido
alegremente? Páramo parece
pero es manjar codicioso, banquete
púbico y juvenil promesa, carne
sustancial, itinerario gozoso
por la simetría de un cuerpo ledo,
alabanza natural, atractiva,
de la belleza en su más simple forma.
Surge como mujer, musita dulce-
mente palabras generosas sobre
la llama erecta en pebetero grácil
mientras la tarea comenzada entre
sus súbitos gemidos de aprendiza.
Gran tarea de las adolescentes
el iniciar sus cuerpos en estío.


José Luis Molina
Calabardina, 22 marzo 2013

miércoles, 20 de marzo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (10)



8.

Profusos son y ahora delicados
los llantos de las víctimas morales,
entre el vacío y el suceso puro,
intérpretes de la falaz falsía
de las tentaciones enumeradas
en las obras del nuncio tridentino.
Nunca fueron delitos esenciales
los cometidos contra el dogma duro,
inventado por los ciegos hostiles,
contra el consabido amor de los faunos
que princesas corporales asedian,
limpias y, como las lilas, sencillas.
Obligados fueron al escondite
oscuro de los maniluvios góticos
de los pórticos otrora sagrados,
estatuas hoy varadas en el pobre
césped de los marmóreos jardines.
Época hubieron feliz, engañados
por los cuentos y mágicas leyendas
narradas por las cantoras sirenas
en las hojas de la vida embobada
por la voluntad de los dictadores,
perdidos entre la hábil verborrea
de sus grises peroratas sonámbulas.

José Luis Molina
Calabardina, 20 marzo 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (9)



7.

Estar de ti alejado, alborecida
estancia en la frescura de la bóveda
ansiada décadas y días y horas,
supone una mitad triste de sombra.
¡Quién silencio fuera por la salina
idea de la soledad en versos
austera, fértil y en misterios pródiga!
Tortuosos senderos diversifican
las hecatombes secretas, divinas
divergencias de la mismidad dócil
a causa del ensalmo no inspirado
en la leyenda sino en la certeza.
Determinante podría haber sido
para la híspida historia de los pueblos,
pero la estolidez de los cerebros
motivó la certeza de la duda.
Así, la candidez de la lejana
reciedumbre de los templos arcanos
asevera la multitud celeste
de los trinos marinos. La sed agria
y espartana sólo de norma sirve
para la ocre sensación opresiva
que produce la libertad fingida
de los ditirámbicos hierofantes.


José Luis Molina
Calabardina, 20 marzo 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (8)



6

Una ola mañanera ensimismada
que me somete a su blando vaivén
mi vida refleja en la lueñe Cala
donde habito en el júbilo compulso
de la experiencia vital e inventada
por la mano que escribe y versifica.
Quillas en el mar, redes en la arena,
mujeres en sus sillas de tijera,
las manos en la estela de la vida,
pañuelos negros en la cabeza alba
mientras la paz es ausencia asumida.
¿Qué queda del idilio marinero?
¿Dónde los gritos febles al regreso
de la proa de mascarón ornada?
Cornucopia de peces invisibles
llenaba el juvenil regazo ardido.
En la playa queda la edad festiva
y en el oro del sestero florece
la saga de los días negros. Sombra
ocupará la nube del verano.
Desde el cristal vespertino del viejo
refugio del azul, mientras el clásico
tragedias idealiza, comprendo
el culto talismán y me resigno.

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (7)


5.
Y su ausencia en delicia convierte
la prédica serena, la tertulia
bajo el porche de la Plaza de Afuera
donde la sombra de la torre altiva
observa la nobleza del cabildo
frontero, la leyenda de Elio y Crota
a la esquina adosada, ocre testigo
de los devaneos de aquellas damas
de despedida efusiva y atrayente,
habitante en su sombra acogedora.
Y su ausencia en delicia permanece
mientras la ciudad adolece malva
soledad de campanas, falsa muerte
de esquinas pétreas y monumentos
seculares, arrojadiza almena,
amicales placetas para el vino.
Es una calle andariego misterio
de los pasos oscuros por la vida,
sufragio de amigos, aderezada
estancia en balcones de flor celeste.
Ausente, menos belleza reside.
Amor escasamente compartido,
aunque no sea convocado, triste
hace los días y el mito de la urbe.


José Luis Molina
Calabardina, 20 marzo 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (6)



4.

Subo al ámbito puro y me acostumbro,
envuelto en contemplativo silencio,
al susurro del lenguaje inefable
que musita delicados coloquios
entre el páramo del áspero viaje
por los rincones íntimos del alma.
Peregrino he llegado a hospedería
habitada de ciervos y cipreses
verticales que salmodian inciensos.
Turiferario accede: la plegaria
el jardín cerrado conquista, carmen
sin el hueco de la medida puerta,
atrio del templo de la penitencia.
La cúpula oscurece sus cristales
por la profundidad de la palabra,
en vuelo mariposa, luces febles,
candelabro de siete brazos siete
veces apagados por la carraca
y el grave ictus del gregoriano tono.
La paz del sarcófago es requerida
para el honrado reparto del Cuerpo
que ha de sobrevivir a la tristeza.
En este rincón oscuro medito
bajo la nave asombrosa del ara.

José Luis Molina
Calabardina, 20 marzo 2013