miércoles, 26 de marzo de 2014

NO ESCOGÍ EL CAMINO BUENO PARA LEER A SYLVIA PLATH


Quizá sea su ensalzamiento como mito o símbolo lo que me hace buscar la lectura de esta poeta a la que han elevado a ese grado elementos extrapoéticos. Quizá su desgajarse de la vida y su subida al trono de los ilusos a través de su salida de esta vida por la puerta de atrás. Es, quizá, su suicidio, lo que la hace famosa como a Julia Burgos la incertidumbre de su fallecimiento y entierro en una fosa común. He acabado de leer esta antología y no puedo emitir un juicio. Es una mujer que, por sus vivencias, está fuera del status oficial de la vida burguesa. Como yo también estoy fuera del status oficial de la vida burguesa y religioso-familiar y esas hostias, aunque normalmente me lo domino, no quiero que los juicios de los críticos puedan conmigo. Por eso, quiero ir ahora poco a poco y leerla en sus libros, no en los poemas significativos a juicio del antólogo, porque falta perspectiva o porque la poesía americana tenga otros presupuestos que yo no percibo y sea menos interiorista que la nuestra, o la caca de vaca sea materia poética. Es decir, la vida diaria impera sobre la vida interior y por eso no acabo de entrar en ella. Que Sylvia esté de vuelta de todo se va a ver con la lectura del poema que voy a rescatar de esta antología. ¿Qué experiencias interiores o familiares tuvo que tener para llegar a ese estado de cinismo y nihilismo que destaca en su escrito? Eso es lo que pretendo conocer a través de su escrito que iré conociendo según adquiera sus libros.

MÍSTICO

El aire, remolino de ganchos:
preguntas sin respuesta,
relucientes, ebrias como moscas
cuyo beso punge insosteniblemente
en los úteros fétidos de aire negro bajo estivos pinares.

Recuerdo
el olor a muerto del sol contra chozas de leño,
la rigidez de las velas, las largas sábanas curvas salinas.
Una vez visto Dios, ¿cuál es el remedio?
Ya aquilatado uno de pies a cabeza

ni un dedo omitido, una vez usado,
totalmente usado en las conflagraciones solares, las manchas
que se alargan partiendo de catedrales antiguas,
¿cuál es el remedio?

¿La píldora comulgatoria,
la marcha junto al agua quieta, el recuerdo?
¿O ir recogiendo fragmentos lúcidos
de Cristo en los rostros de los roedores,
de los mansos mascaflores cuya esperanza
es tan nimia que no tiene inquietudes:
gibosa en su choza mínima, limpia,
bajo los tallos de la clemátide?

¿Es que no hay amor, sólo ternura¿
¿Es que la mar recuerda

a quien la camina?
Goteras de moléculas. Las chimeneas
de la ciudad respiran, la ventana suda,
los niños saltan en sus cunas.
El sol florece, es un geranio.

El corazón no se ha parado.

José Luis Molina
Calabardina, 26 marzo 2014

Este libro lo compré en la librería Machado de Almería y por ahí debe andar su factura.

jueves, 13 de marzo de 2014

LA HISTORIA DE AMOR DE MÄRTA TIKKANEN



Hay pocas cosas pertenecientes a la vida diaria que no entienda. Pero, entre las que non capisco, se encuentran la celebración de los días del abuelo, de la madre, del obispo, del orgullo gay y de la violencia de género, entre otros días. Como el del municipio o sindicato. Yo estoy contra todo modo de violencia porque, si hace daño un golpe, hace más la tortura psicológica. Estoy en contra del día del orgullo gay porque no hay que hacer alarde de nada: uno es como es y se acepta y no pasa nada, que es lo que yo hago. Porque, si esto sigue así, solicito desde ya el día del hombre. ¿Hace falta ese día para reivindicar que soy hombre? Pues no lo sé. Yo soy como soy y ahí estoy. ¿Por qué tengo que manifestarme diciendo cómo soy si los otros se dan cuenta con sólo mirarme y tratar conmigo? Este es mi modo de enfocar este tema, en el que tampoco profundizo, porque puede resultar contrario a algunos intereses y de ahí el mantener esas que ellos llaman conquistas. No hay nada que conquistar ni reconquistar. Tengo amigos y amigas de todos los géneros y eso me honra y enriquece. Con relación a la violencia de género, mal nombre por otra parte, la único que se necesita para tratar de erradicarla es educación, cultura, enseñar que el mundo, le gente, no empieza y acaba en mí mismo, sino que los demás tienen sus derechos y hay que respetarlos. El otro comienza en donde yo acabo. O viceversa. Toda esta perorata que al algunos les incitará a la controversia viene al caso para decir que Märta Tikkanen publicó en Europa -Finlandia- en 1978 este libro que hoy presento. A España llegó en 1989. O sea, a España casi todo llega con retraso. Pero este libro no es una historia de amor, ni de desamor. Es la historia real vivida por una mujer casada. El libro recoge los problemas que crea el alcoholismo del padre, del esposo. Yo respeto todo esto. Lo único que quiero es que lean este libro que manifiesta el malestar, la desgracia, la puta vida que ha de vivir una mujer por culpa de un hombre. Otro día será al revés.

Al principio se tiene una sensación agradable
francamente vertiginosa e incomprensiblemente
maravillosa
de que a pesar de todo también hay gentes que ven
detrás de la fachada
que saben y se dan cuenta

Pero después todo se vuelve
todavía más difícil

Luego viene la pregunta:
¿Por qué no te vas?

Infinidad de veces he estado a punto
de marcharme

si este periodo no es
el último
entonces me voy

si los que van a pagar el pato
son los niños
entonces me voy

si además empieza
a mentir
entonces me voy

y si alguna vez me pone la mano encima
a mí
entonces me voy

cuando los niños
ya no puedan más
entonces sí que tengo que irme

Y todo eso pasó
Sin embargo no me fui.

¿Por qué?

José Luis Molina
Calabardina, 13 de marzo de 2014

sábado, 8 de marzo de 2014

El LARGO VIAJE de Joaquín Moreno Pedrosa


Cuando una persona mayor como yo lee a los poetas jóvenes, se debe, al menos en mi caso a que me gusta la poesía y a que quiero saber por dónde van los jóvenes poetas, qué de clásico queda en ellos. Hay tanta oferta que apenas sé dónde acudir. Porque, en muchos caso, la tendencia de la editorial se adivina pronto y no se trata de perder el tiempo ni de que nos marquen el compás. El compás, como el de los toreros, debe ser abierta según en qué pase. Volver al Adonáis es una garantía. Este libro conlleva una fajilla en la que se anuncia que es premio Adonáis 2013. Así que, comprado en Murcia el martes, día 4, de esta semana, en la librería de Diego Marín de Murcia, como tenía dos horas por delante en el tren de Murcia a Águilas, me dispuse a leerlo de modo que, al día siguiente, acabase este LARGO VIAJE en la cola de la cala. Bien es verdad que todos los libros que salen en mis blogs son comprados, de ahí que salga una imagen del libro para que se pueda conocer su ficha y se adquiera si es del interés del lector. No he tenido tiempo de analizar la poesía de Moreno Pedrosa y lo que de él he leído parece hacer referencia a su anterior libro, Desde otro tiempo. Es profesor  de la Universidad de Sevilla y, por tanto, uno más de los poetas filólogos. Escribe bien, aseado. Su libro se lee bien, es decir, de un tirón. Cuando llegaba a Lorca, ya lo había leído. Me asombré. Sí iba rápido yo en mi lectura o lento el tren en su caminar, en su viaje no tan largo. Cuando abandoné el tren en Águilas, me di cuenta de que, desde Lorca, desde el final de su lectura, había estado pensando en el libro para sustanciar cuanto me había quedado de esta primera lectura.


ESTA NOCHE
Con el último sol en las ventanas
y unas llaves que cierran, y un pasillo
Y al final, en un cuarto ya sin nadie,
sentir mi vida apenas como un eco,
todo lejano y con sabor a otro.
Y ahora de qué sirven tantos días
de luz en el recuerdo, con mi nombre
sonando en otras voces, si al llamar
aquí en el corazón nadie contesta,
en el pecho un silencio que da miedo.
Serán mis ojos malos, que no saben.
Pero esta noche no me queda nada,
toda mi vida me parece apenas
una mano pidiendo, tan vacía
que ya sólo le queda esperar todo.

José Luis Molina
Calabardina, 8 marzo 2014



sábado, 1 de marzo de 2014

ANA MARÍA MOIX, UNA NOVÍSIMA QUE YA SE HA IDO


Cuando en 1970 Ana María Moix era parte de la coqueluche de los Nueve novísimos de Castellet, me gustó lo que de ella viene en la Antología y procuré tener sus cosas en mi estantería. Sin duda alguna, estaba aún en Pulpí y me enteraba de todo por el ABC que traía el cartero a quienes se lo encargábamos. Antonio el cartero era persona bondadosa. Entonces, el ABC traía, en su antepenúltima página una sección que se llamaba ...Y POESÍA CADA DÍA. Allí bebía yo entonces. Me cautivó No time for flowers, de 1971. Leí tambien, Julia, de 1970 (http://lacalletranquila.blogspot.com.es/2014/03/ana-maria-moix-y-julia.html). Y Ese chico pelirrojo a quien veo todos los días, 1970. No es que fuera Ana María Moix para mí flor de un día. Si hubiera sido así, no estaría aquí, ahora, en el día de su muerte, recordándola. Bien es verdad que me alejé de ella, como me alejé de Castellets y de casi todos esos poetas. Pero eso se debe a la sensación que tenía de que eso, todo ese ambiente, era una cosa contrahecha, inventada, había algo en todo esto que no era natural, tenía algo de artificio. Me refiero a su literatura y ámbito literario, no a su vida. Eso es lo que yo pienso, eso sí, sin sentirme alejado en exceso. Era algo que tenía que ver tanto con su literatura, como con la literatura grupal. Era algo epidérmico. Como si aquel grupo, o su grupo y vida de toda su vida, estuviese allí y el resto eran -éramos- unos capullos. Pero esa es mi sensación. No tiene nada que ver con el respeto que siempre le he guardado. Quizá se deba a que me la he pensado en una burbuja que la apartaba del resto de los pobres pecadores literarios. Bien. Sus amigos sabrán cómo era ella en verdad. Y, si lo cuentan, nosotros también. Yo sólo puedo hablar de ella como lector. Y como lector que tiene sus libros hasta que dejé de comprarlos. En verdad, no creo que publicara más libros de poesía de los que yo tengo. Quizá, lo que me atrajo fue el atrevimiento de sus poemas en prosa.

El asesinato se produjo al mediodía, en plena calle
y bajo el sol. De la otra acera empezaron a disparar y
caí en redondo, tratando de imaginar qué clase de pá-
jaro saldría de mi pecho cuando se acercara un compa-
ñero para recibir mi último mensaje: que el muchacho
que vendía periódicos en la esquina llegaría a ser rey
en Nueva York.

Que Dios te lleve al lugar en el que te hubiera gustado pasar tu eternidad.


José Luis Molina
Calabardina, 1 marzo 2014