sábado, 25 de enero de 2014

La Isla de JOSÉ LUIS MARTÍNEZ VALERO


Ya me dije yo hace años que nada mejor que una urbe grande -Murcia en este caso- para hacerse uno poeta, aunque antes se decía que se nacía poeta. Cuando vino la época de que ser poeta y no tener dinero era todo uno, los poetas marchaban al Parnaso y allí descansaban bajo la sombra del laurel: "Aquí enterraron de balde / por no hallarle una peseta. / No sigas, era poeta". A Martínez Valero, en la época que vivió en Lorca, no le encontré nada de poeta. Pero tampoco tenía por qué. Tampoco coincidimos mucho. Recuerdo que sí, que era un joven serio. Supongo que su época de universitario le abriría mucho el horizonte literario. Así que a mí me supuso una sorpresa mediana saber que andaba por la literatura y por los sitios en los que la poesía era comentada y vivida. He mirado en la red y encuentro que ya tiene tres o cuatro libros de poemas publicados - Poemas, 1982; La puerta falsa, 20002; La espalda del fotógraf0o, 2003; Plaza de Belluga, 2008 y 2009; Libro abierto, 2010 y Merced, 22, 2013- y dos o tres obras de teatro. Nació en Águilas, 1941, un año después que yo.



Lo de la urbe grande quiere decir que el ambiente propicio para un poeta se da más y mejor en Murcia que en Calabardina, por aquello de las relaciones con gente de la misma afición. La última vez que coincidí con José Luis fue, si mal no recuerdo, en unas Jornadas sobre Eliodoro Puche hace ya unos años. Por eso, al encontrar el libro que hoy os presento, por encima de la sorpresa que me ocasionó, estaba la alegría del encuentro. Alegría que aumentó cuando lo leí y entendí muchas cosas de las que decía con una sencillez aplastante, sin apariencia intelectual alguna, pero teniéndola entre sus poemas. Las había vivido yo también y por eso os lo traigo hoy aquí, para que lo conozcáis y busquéis su lectura porque será grata, sin duda. El mar está casi siempre presente, y la postguerra y el pasado. Y un saber decir las cosas para que se hagan eternas.

VISITAR LA INFANCIA

Debería estar prohibido
abrir el patio de la infancia,
visitar el colegio al que fuimos,
recordar a los que han muerto,
mirar las fotografías,
leer viejos escritos,
hablar de cuando éramos niños.
Conviene dar un portazo
y salir a la calle,
olvidar lo que pasó,
cerrar el libro.

La verdad es que su intimista poesía también tiene la reciedumbre de lo que se ha de vivir siempre a la orilla del tiempo pasado:

SILENCIO

Los padres callaron demasiado
tiempo, sobre todo las madres.
No se recordaba un silencio
tan prolongado.
Algunos afirmaban:
es la fuerza de la costumbre,
para que se olvidase la causa,
y así atravesamos aquel tiempo
de espaldas a los tiempos.

Cuando te vea, José Luis, te diré que da igual ese cuento de la memoria o no. Por eso yo sigo en aquel silencio de mi madre. ¿Quién me va a devolver -nos va a devolver- cuanto nos quitaron por aquel entonces? 

José Luis Molina
Calabardina, 25 enero 2013

miércoles, 22 de enero de 2014

ALDA MERINI, Vuoto d'amore / ALDA MERINI; Amor vacío


Alda Merini



Alda Merini (Milán 1931 - 2009): poeta italiana que publicó su primer libro de poesía a los 15 años. Ya en 1947, la poeta se da cuenta de "las primeras sombras de su mente" y anduvo casi toda su vida con problemas psiquiátricos. Contrajo matrimonio en 1953. Mercedes Arriaga se ocupó la primera en España, que yo sepa, de la poeta editándole una antología en 1999 (Fundación Cajasol). Cuerpo de amor aparece en Vaso Roto en 2009, en traducción de Jeannette Lozano Clariond. Para esta editorial, Alda Merini es una de las más singulares y hondas poetas italianas contemporáneas: no es casual que su nombre se haya hecho habitual en las listas informales de candidatos al Premio Nobel. Su poesía es una mezcla de erotismo, misticismo, pasión y provocación que logra siempre la alquimia a la que aspira la mejor poesía, haciendo que esos ingredientes no puedan disociarse, pues juntos alcanzan un sentido nuevo y más alto. Desde joven perteneció al grupo integrado por Quasimodo, Turoldo, Spagnoletti, Maria Corti y Manganelli, quien la protegió durante sus prolongados internamientos en el manicomio. De su obra escribió el propio Manganelli: «Es su natural infierno de vivir». Su obra, tan extensa como intensa, incluye títulos fundamentales como La tierra santa o Baladas no pagadas, traducidos al español por Jeannette L. Clariond. 


Vacío de amor o Amor vacío fue publicado en 1991. Hay edición en castellano en 2010 (Cálamo).

Il volume del canto mi innamora:
come vorrei io invadere la terra
con i miei carmi e che tremasse tutta
sotto la poesia della canzone.
Io semino parole, sono accorta
seminatrice delle magre zolle
e pur qualcuno si alza ad ascoltarmi,
uno che il canto l’ha nel cuore chiuso
e che per tratti a me svolge la spola
della sua gaudente fantasia.


El volumen del canto me enamora:
cómo quisiera yo invadir la tierra
con mis cantos y que temblara toda
bajo la poesía de la canción.
Siembro palabras, soy cuidadosa
sembradora de las magras tierras
y aún así alguien se levanta a escucharme,
uno que lleva el canto en su corazón
y que a ratos devana para mí la madeja
de su gozosa fantasía.




José Luis Molina
Calabardina, 22 enero 2014





martes, 21 de enero de 2014

LIBROS QUEMADOS


Foto tomada del blog PARÉNTESIS del IES Segundo de Chomón


Hace un tiempo, y lo cuento ahora que me acuerdo de ello, leí en el Corrière de la sera, y me impactó mucho, que los yihadistas habían quemado en Tombuctú, la biblioteca del Ahmed Baba Instituto, con más de 20.000 códices y manuscritos que databan de 1200. Con anterioridad ya habían destruido mausoleos y capillas y tumbas de los teólogos sufíes.

José Luis Molina
Calabardina, 21 enero 2014