jueves, 31 de marzo de 2011

LOS DÍAS DESDE LA CALA






Una tentativa más para definir la felicidad

Reconoced, paisanos,
que, aunque desprestigiados
tanto el significante
como el significado,
hay momentos que valen
por toda una existencia,
que hacen de la existencia
belleza en la presencia,
presencia de belleza
que pensamos que fuera,
esférica y serena
realización de aquello
que soñamos que era
lo bello.
Reconocedlo ahora
que estáis poetizados.


(Juan García Hortelano. Echarse las pecas a la espalda. 1977)
Ilustración: Jean Jerome.

La tarde se ha vuelto esponjosa y la neblina se ha adueñado de la Cala. Ha habido un momento de escalofrío y lo he empleado en seguir leyendo a Cesare Pavese mientras las barcas de los pecadores que no saben pescar pero tienen barca porque se compra con dinero y no con poemas analíticos o sintéticos ni con piezas de teatro que no se sostienen de pie ni recostadas en medio del escenario. Los que andamos un poco hasta llegar al banco de nuestra costumbre podemos pisar los excrementos de los perros de las señoras mayores que los pasean y los conducen hacia las palmeras para que defequen, después miran hacia atrás por si alguien lo ha vistos, dejan la caca, y salen casi corriendo. Eso hacen no sólo las españolas, sino las que pasan esta temporada primaveral en este mar de todos, siendo algunas de ellas hijas de españoles hace muchos años emigradas al país vecino, ¡¡¡vaya por Dios!!! Esta tarde, con la niebla, apenas han salido. Como este hacer tiene estructura poético lo dejo dicho en este foro que existen a la cola de la cala.

(Ilustración: una foto mía)

20 de abril de 1936

...hay que vencer el abandono voluptuoso, dejar de considerar los estados de ánimo como fines en sí mismos. Para un poeta, es difícil. O también muy fácil. Un poeta se complace en hundirse en un estado de ánimo y se lo disfruta, esta es la huida de lo trágico. Pero un poeta no debería olvidar nunca que un estado de ánimo todavía no es nada para él, que lo que cuenta para él es la poesía futura. Este esfuerzo de frialdad utilitaria es su tragedia. [...] La poesía, si acaso, me ha enseñado a dominarme, a arrepentirme, a ver claro; la poesía me ha rendido en el más práctico de los sentidos. La culpa la tiene la fantasía, cosa muy distinta y enemiga del buen arte. La tiene mi necesidad de evitar responsabilidades, de sentir sin pagar. No es sólo un símil el paralelo entre una vida de abandono voluptuoso y el hacer poesías aisladas, cortas, una de vez en cuando, sin responsabilidad de conjunto. Esto habitúa a vivir a golpes, sin desarrollo y sin principios. La lección es esta: construir en arte y construir en la vida, desterrar lo voluptuoso del arte lo mismo que de la vida, existir trágicamente.

(Cesare Pavese. El oficio de vivir).

(Ilustración. (c) Alicia y Diana, en la naturalez, frente al mar)

martes, 29 de marzo de 2011

LOS DÍAS DESDE LA CALA





15 de diciembre

En lo que a mí respecta, la composición de un poema acontece de una manera que, si no me lo mostrase la experiencia, nunca lo habría creído. Moviéndome en torno a una informe situación engañosa, me murmuro a mí mismo un pensamiento, encarnado en un ritmo abierto, siempre el mismo. Las diferentes palabras y sus diferentes uniones coloran la nueva concentración musical individualizándola. Y la mayor parte está hecha. No queda ahora más que volver sobre estos dos, tres o cuatro versos, casi siempre ya en este estadio definitivos e iniciales, y atormentarlos, interrogarles, adaptar sus diversos desarrollos, hasta que doy con el justo. Toda la poesía ha de ser extraída del núcleo que he dicho. Y cada verso que se añade lo determina cada vez mejor y evita un número cada vez mayor de errores en la fantasía.
(Cesare Pavese. El oficio de vivir)


Hube de morir aquel día, cuando la niebla
bajaba a resumir tus cartas y cubría
de invierno, denso como un esbozo,
mis torpes manos exentas de convincentes promesas.
Entonces ya bebía. O pude empezar a quererte.
Y los negros meses del colegio diminuto,
cuando introducía mis dedos en senos incipientes
que se estremecían bajo los uniformes,
me empujaban hora tras hora ante el trono
de Angus Oge suplicándole una pausa,
una demora sutil, antes de hundir
el cuchillo de los elegidos entre el puñado
de llamas azules que envolvían mi infancia.


(Ramón Pedrós. Apernura, 1973)



Ilustraciones: (c) [Jean Jerome y Rudolf Schuler]

JACINTO HERRERO ESTEBAN


Las Navidades de Jacinto Herrero Esteban (XIII)

1988

“Mira que estoy a la puerta llamando:
si uno oye y me abre, entraré en su
casa y cenaremos juntos”
(Ap. 3, 20)

Nada habrá que ofrecer; tampoco nada
que dar a cambio de este limpio gozo
que prometes. Y nada tengo. Sólo
un gorrión solitario en la nostalgia
de lo que fui. Lo blanco hoy reposa
en mi cabeza o nunca cesa en ella
la memoria impaciente de la nieve.
Mas, si llegas y anuncias tu llegada,
extenderé a la puerta la alcatifa
de la lana más pura que no hiera
tus pies. Recércame de niño. Pasa
-tu fuiste niño- y cenaremos juntos;
olvidaré el dolor de haber crecido
en un tiempo alejado del prodigio.

domingo, 27 de marzo de 2011

JACINTO HERRERO ESTEBAN


La Navidad de Jacinto Herrero Esteban (XII

La Navidad de 1986 o no me la envió o se perdió por esos mundos de Dios, aunque yo apuesto por lo primero. Siempre hay imponderables. Algo pasaría para no hacerlo.

1987

NOTICIA INACABADA

Como una ráfaga de viento, Langa
o Belén. Como luna lenta asciende
la memoria, entre nieblas y celajes,
íngrima. Quieto todo, indemne, claro.
Y sé que vivirá mientras la infancia
contra los años se alce vengadora
de tanta ingratitud. Hoy os escribo
en soledad, sentado en el oculto
rincón junto a la lumbre de mi casa,
crío callado que oye las historias
de la gente mayor. Yo soy el mismo
en Ávila o Belén o allá por Langa
cuando abría los ojos a la pena,
al impaciente gozo, a la alegría.


Ilustración. Fotos personales de ese viaje tan citado.

sábado, 26 de marzo de 2011

JACINTO HERRERO ESTEBAN


Las Navidades de Jacinto Herrero Esteban (XI)


1985

NOCHE Y DÍA

Tú que has llegado a confundir la lluvia
con el roce del viento entre los álamos;
tú que al rodar el agua entre las piedras
reír de amigos en la noche oíste:
sosiégate al remoto tintineo
que cruza el pastoril soñar de Gredos
y duerme al fin. Mañana, si amanece,
verás la blanca lona de la tienda
dibujarse con sombras de los olmos,
y al pico-carpintero oirás cercano
como tambor que el canto acompasara
del pinzón o la alondra, -llama al día-.
Un gozo augura terrenal y puro
el vuelo azul del libre abejaruco.

LOS DÍAS DESDE LA CALA







He regresado de Lorca en donde he participado en la celebración de dos efemérides: los 150 años del teatro Guerra y las Jornadas de Formación y Estudios sobre el poeta Eliodoro Puche que Chon Pérez-Castejón, Presidenta de los Amigos de la Cultura programa con tino certero. A ella y a Muñoz Clares, organizador del programa sobre el Teatro Guerra, que incluye un libro que se presenta el día 30 de este mismo mes de marzo, agradezco que se me haya tenido en cuenta a pesar de la distancia que, en este caso, no ha sido el olvido.

Recién salido el sol, me puse a releer al enorme Cesare Pavese. Oficio de vivir es una joya para los que quieren escribir o ya escriben poesía: "Porque la tensión hacia la poesía es producida el principio por el ansia de realidades espirituales desconocidas, presentidas como posibles". "Todo poeta se ha angustiado, se ha maravillado y ha gozado. La admiración por un gran pasaje de poesía no lo es nunca por su sorprendente maestría, sino por la novedad del descubrimiento que contiene". "Sea dicho con cautela contra Baudelaire, en poesía no todo es previsible y, al componer, se eligen a veces formas, no por una razón conocida sino instintivamente; y se crea sin saber con claridad cómo".

CILANTRO
El azafrán, que es sangre apenas
en la cintura de las túnicas,
es ornato al mantero de la toga.
Pasa el perfume que entre Venus huelen
esos filtros de amor.
Se brinda doncellez en las alcobas
si muletos de cilantros cuelgan
en cornucopias,
lámparas,
joyeles;
en esa porcelana del lavabo
que la blancura exalta.

Ya es el lavatorio.
Desmadejado el cuerpo,
amó.
Que si el sahumerio esponja tales carnes,
allí el hechizo colmará sus goces
y nunca desamor anduvo en ellos.


(Miguel Fernández, Las flores de Paracelso, 1979)

Ilustración: Cilantro (sacada de Internet)
Fotografía: Embarcadero (Calabardina) JLM

viernes, 25 de marzo de 2011

EL CENTENARIO DE ÁLVARO CUNQUEIRO (1911 - 1981)





En 1980, Álvaro Cunqueiro aparece HERBA AQUÍ OU ACOLÁ, título que, en castellano, significa HIERBA AQUÍ O ALLÁ. En 1988, VISOR de Poesía publica este libro en la traducción de César Antonio Molina. En el libro, frente al original en gallego, se pone la traducción castellana. En este idioma, pues, copio algunos poemas de este prestigioso periodista, director muchos años de EL FARO DE VIGO, y excepcional novelista. La primera vez que oí a alguien pronunciar el nombre de este novelista fue a Castillo-Navarro.


LOS TRABAJOS DE BRAN

BRAN, echándose sobre el río,
con la cabeza en una orilla y los pies en otra,
dijo: ¡Que el que es dios sea puente!
Y así el pueblo y el ganado pudieron pasar
de un país a otro.

Dejaban un país donde anochecía
por otro donde amanece.

Bran no sentía sobre su cuerpo
el peso de la gente, de los guerreros y de los bueyes.

Algo más le pesaron
las mujeres preñadas y los ciegos,

que por mucho que volviesen la cabeza
nunca verían la bruma en las colinas nativas.

El último en pasar fue el cantor
tratando de recordar una cantiga nueva,
y en los labios, con la voz, buscando
un matiz que tenían las tórtolas de Poniente.

No podían sacar del alma un refrán:
¡Dejo mi corazón en una rama de sauce
a la noche, la lluvia, al hielo
!

Bran sintió en sus riñones el peso
de la nostalgia del cantor
y, para que en Naciente pudiese
hacerle a su corazón un nuevo nido,
ordenó que por el valle lo siguiesen
los sauces de la orilla, excepto uno
que Bran reservó para él,
por si un día dejaba de ser dios
y se convertía en cantor de paisajes perdidos.

Al levantarse, Bran vio una calandria
sacudiendo una rama y dijo:

¡Animula, vagula, blandula!

Eso que era un dios, Bran de la erguida cabeza,
y no le gustaban los pájaros,
ni las mariposas de los recuerdos.


Ilustraciones: están extraídas de Google. El (c) es de sus autores

ALGO QUE CANTA SIN MI



Julio Maruri, además de otros libros y otras cosas, ha sido distinguido con otra ANTOLOGÍA que edita la Universidad Popular "José Hierro" y el Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. Es esta la última vez que lo voy a traer a esta página porque hay otros poetas que se deben conocer, como el Jesús Tomé con el que empiezo mañana.

INMOLACIÓN

Si pudiera morir y con mi muerte
darte pudiera a ti toda mi sangre,
toda mi savia juvenil, reciente,
toda mi tierra para tus raíces,
todo mi amor para tu tronco débil,
qué eternidad dichosa, entonces, fuera
este fugaz amor que aquí nos une.

Qué imperio de tu fronda destellando
nuestro amores como un grito verde,
como un perenne grito a quien daría
fuerza mi amor, mi muerte a ti entroncada.

Oh qué dicha de tierra vigorosa
la de mi cuerpo así de amor regando
con su caudal de sangre tu madera:
tronco de luz al cielo en vuelo siempre.

Qué musical ardor de eterno mayo,
árbol, si, alimentado con mi muerte,
por siempre amor, cantar como mor pudieras.

Y así, bajo la tierra yo, ignorado,
ya savia inmaterial de tus raíces,

he cho júbilo, tenue voz de brisa,
por tu fronda poder, al fin, volar
con un celeste amor de vida eterna.

Ilustración: María Ángeles Martínez Mula (grabado)

JACINTO HERRERO ESTEBAN


Jacinto Herrero Esteban (X)


1984

Ya el campo, como un niño, está nevado.
la perdiz va perdida al reverbero
de tanta claridad. Huella el albero
su pausado posar desorientado.

Ave corta de vuelo, de acolchado
plumón, vagando inerme el día entero
entre encinas y jaras. Del otero
cruzas a mi memoria por el vado
de una infancia alejada.
Ven conmigo
a mi casa. Ya madre nos espera
con el pan y la miel, y se hace tarde;
en piedra alguna encontrarás abrigo.
Cierra al entrar; el viento sopla fuera,
Y el la lumbre de casa el pino arde.

sábado, 19 de marzo de 2011

JACINTO HERRERO ESTEBAN


Las navidades de Jacinto Herrero Esteban (IX)


1982

“Dame consuelo oír el relox, porque me
parece allego un poquillo más para ver
a Dios, de que veo ser pasada aquella hora
de la vida”
(Libro de la vida, 40, 20)


IV CENTENARIO DE SANTA TERESA DE JESÚS

No fuerza destructora, como viento
que quiebra troncos nobles; no esa muerte.
No fiebre agotadora que volverte
llama quisiera roja el pensamiento.

Como en día de niebla, el ceniciento
amanecer que, luego, el sol invierte
en limpio azul. Que sólo con poderte
abrir tras de la noche mi aposento

traerás la luz, disiparás el miedo
al curso del minuto y de la hora.
¡Oh insistente reloj que derribara

este mentido murallón roquedo
que yace en el arena con la aurora
y anégase en un agua quieta y clara.

viernes, 18 de marzo de 2011

JACINTO HERRERO ESTEBAN


Las navidades de Jacinto Herrero Esteban (VIII)

1981

Ávila, clara te irás
a azules praderas de viento que claman
tu nombre.

Alta, altiva, ingrave,
creces
desde la acidia, desde la piedra,
desde la humana e inhumana estolidez.

Hoy te requiero, mi ciudad, escucha:
cuando creas morir,
cuando no sufras ya
nuestra cansada dejación,
no dudes más (oh, sí; supe que dudas,
ahincados tus muros en la roca,
erguida en el deseo)
huye y sálvate, y, para siempre,
cuídate y sé libre.

Atiende la llamada que recorre
el ventalle de cedros en la almena:
Asciende al fin -¿no oyes?-,
como todo lo hermoso, tú has de ser eterna .

jueves, 17 de marzo de 2011

JULIO MARURI, POETA Y PINTOR






Dejamos a Julio Maruri en silencio el pasado febrero porque se nos cruzó en el camino la noticia de la publicación de su POESÍA COMPLETA en Puerto Rico, Universidad de Río Piedras. Pero no sé por qué no me contesta nadie, quizá porque tanto el teléfono como el email tengan una dirección abandonada o un número inutilizado. He optado por lo tradicional, escribir una pobre carta a la que ya diré si me contestan o no.

YO SOY UN ÁRBOL
Yo no pregunto nunca. Veo
volar un pájaro, ir un niño.
Alzo mi frente al aire puro
y no pregunto nunca, y miro.

Mi alma en el aire, despertada,
sabe que es bueno ir de niño,
siente que es grato amar el aire,
y amar al pájaro continuo.

Pájaro y niño van y vienen.
Nunca preguntan su destino.
El aire viene, llega y pasa
lleno de alas. Yo sonrío.

todo me dice su respuesta.
Yo soy el árbol, el alivio
del largo vuelo de las aves,
del juego triste de los niños.

Mis brazo altos, tiernas ramas,
y mis cabellos afligidos
son, coronados de alto vuelo,
árbol viviente y redimido.

(De ANTOLOGÍA, 1957)

UN NIÑO MUERTO debajo del agua
es como un pájaro muerto en el aire.

La misma nube que pasa tranquila
cubre los ojos del niño y del ave.

Sólo distintos, contrarios caminos
pájaro y niño tendrán al cruzarse.

Alma de pájaro dentro del niño,
alma de niño cantando en el ave.

(De ANTOLOGÍA, 1957)

ME DESCONOCEN quienes me recuerdan.
Me ven pasar. Otoño me ha teñido.

Soy el de ayer, pero la tarde es triste.
Soy para todos el desconocido.

Si me preguntan, hablo de la muerte;
di del amor, responde mi gemido;

si de la vida, digo que recuerdo
alguna noche que sufrí contigo.

Paso entre todos. Soy el solitario.
Yertas, mis manos rozan el olvido.

Por la tristeza paso, voy, me pierdo.
Todos me dicen el desconocido.

(De ANTOLOGÍA, 1957)


HOMENAJE A QUEVEDO
(por su poema El sueño)
Si del sueño he nacido y voy cegado
por un helado mundo y ceniciento,
¿por qué llanura y mar y cielo invento,
si sólo soy delirio alucinado?

¿Por qué tan bello mundo, si es soñado,
y tanto amor en mí, si es vano aliento;
mundo y amor que habré de dar al viento
cuando al morir me sienta despertado?

Quiero esta vida que mi sueño miente,
al borde de la muerte en que me hundo,
antes que despertar en otro dueño...

Quiero, al morir, soñar eternamente
y llevarme el recuerdo de este mundo
a la eterna penumbra de mi sueño.

(De ANTOLOGÍA, 1957)

Ilustraciones: Dibujo de Rudolf Schuler (c)
El resto estaba en internet y no señalaba su autor (c) al que agradezco su uso.

miércoles, 16 de marzo de 2011

JACINTO HERRERO ESTEBAN



Las navidades de Jacinto Herrero Esteban (VII)

Los años 1979 y 1980 los felicitó con el mismo poema. Desde su regreso a Ávila, vivía en la calle Paseo de San Roque. En 1980, se traslada a su actual domicilio.

1978 - 1980

Era el comienzo de vivir, el agua.
Era el comienzo, el campo.
Sin encañar aún, el trigo.
Sin incubar aún, el nido.
Al comienzo, la madre
sobre el árbol o el suelo entre cañizos.
El día claro, húmedo en las junqueras.
Acuérdate, que tú eras chico.
Sin estirar aún, tus zancas.
Sin enturbiar aún, tus ojos.
Acuérdate, si encuentras
en el camino hoy -figura
de paramento mal pintado-,
en tu surco algún nido,
como piden la leyes
de Moisén, con polluelos o huevos,
y la madre está echada,
porque ese es el comienzo; el campo tuyo:
El ivierno es exido que el março quiera entrar,
están los chicos al ejido,
y costanilla arriba
vuelves tú de la mano de tu padre,
y ves de las macollas de vallicos alzarse
un vuelo de calándrias
y una prohibición, acuérdate,
segura la vida que amanece, no allí
más lejos siempre... junto al agua.


(Jacinto Herrero Esteban)

Ilustraciones: Foto de un viaje que hice a ver al poeta porque le hacía grave de salud.

domingo, 13 de marzo de 2011

ALFONSA DE LA TORRE (9)






ELEMENTOS ESOTÉRICOS EN EL POEMA
SALUTACIÓN A ROSAEL
DE ALFONSA DE LA TORRE
Una lectura preparada para soslayar lo críptico del poema
José Luis Molina Martínez

Apriorismos y otras moniciones

Salutación a Rosael aparece en la segunda parte, A la sombra de la torre de la parroquia, del poemario (o, en mi criterio, libro de los divertimentos poéticos) de Alfonsa de la Torre PLAZUELA DE LAS OBEDIENCIAS [1].
Alfonsa de la Torre era, casi desde el origen mismo de su dedicación a la escritura, una mítica poetisa de culto –no había llegado al lugar de los grandes santones de la poesía menos afortunados que ella para la originalidad y el hallazgo lírico que destila y destella emoción–, tanto por el carácter intelectual y clásico en apariencia, entre otras cosas, de su obra, cuanto por la imposibilidad de leer sus libros publicados, pues ni estaban entonces, ni tampoco están ahora, disponibles al público interesado, por lo que el desconocimiento de su poesía era notorio y sólo era celebrada y gustada en cenáculos íntimos muy próximos a la amistad personal o quizá sólo en esos. Se cuenta que, en los ejemplares que obsequiaba, escribía un poema original, distinto siempre, lo que hace que de ese libro no se desprenda nadie y su obra completa no pueda contar con estos obsequios líricos. Puede ser ya la leyenda que la persigue, pero la anécdota, verídica, es muy bonita e indica una sensibilidad extrema. Los ejemplares de sus libros, de una tirada escasa y mal distribuidos entonces, son muy difíciles de localizar, menos ahora en el momento de su reivindicación, de ahí que el poseedor solitario de alguno de esos ejemplares lo conserve como oro en paño, con el añadido de que algún que otro diletante ha podido conseguir su obra por diversos medios y ya no se pueda encontrar. Otros ejemplares yacen en alguna que otra estantería familiar sin que nadie le haga caso porque el bibliófilo falleció en su día y sólo acumulan polvo hasta que alguien decida vender y comprarse un bien fungible. Eso si no ocurre como con la suya: se ha perdido un patrimonio cultural por medio de un hombre infeliz [2].
Tampoco favoreció mucho a ella misma como escritora ni a su obra su retiro en Cuéllar, pero era una escritora excéntrica –posiblemente no fuese rara, ni extravagante, aunque perteneció al círculo de “las modernas de Madrid” [3], ni fuera de lo normal, sino que vivía en un centro diferente, el suyo, que no coincidía, por razones culturales con el de los demás– y no convencional, aunque su decisión quizá le fuera buena en el plano personal [4], pues así volvía a sus orígenes y a su parentela.
Y tampoco profundizaron mucho los críticos de entonces cuando, al efectuar alguna recensión de su obra para la prensa, porque ninguno de los consagrados le dedicó su tiempo y su ingenio, sólo vieron en su poesía, aunque dejaron otros elementos señalados, ‘garcilasismo’ y cierta propensión religiosa en su escrito que la llevaba a caminos ascéticos o contemplativos, por lo que fue antologada como poeta de tal inclinación [5], aunque posiblemente no quería poner su ánima en carrera de salvación, sino expandir su alma más allá del cuerpo –cárcel que retiene el alma–, porque así lo exigía su espíritu. Esta faceta de la poesía de Alfonsa considerada como religiosa, en la que existe un deseo de comunicación con la divinidad católica con afectos de unión no de justificación, ha de ser estudiada en profundidad, como casi toda su obra. Por lo que, concluyo, bien es verdad, que en la poesía de Alfonsa hay una búsqueda espiritual producto de su interioridad sensible, pero ninguna experiencia religiosa sublime. Al menos eso extraigo, después de unas lecturas generales de sus libros, en las que he olvidado voluntariamente a la persona que los ha escrito. He leído su obra en sí misma y destaco que es un escrito que, por ser poesía, en ocasiones necesita recitación, como en el caso del poema que nos ocupa, y en otras meditación, pero que casi siempre exige una interpretación por lo multisígnica y multiplural que resulta.
Sin ser adscrita de manera concreta al marbete ‘poesía escrita por mujeres’, aparece en las antologías de Carmen Conde [6]. Antes se había ocupado de ella Josefina Romo [7]. La revista Garcilaso, en su último número, el 35-36, 1946, le publica un poema. La revista Manantial, de Segovia, en su nº 4, 1960, le incluye un poema. La Real Academia de Historia y Arte San Quirce de Segovia la admite como miembro.

El bucolismo en Alfonsa de la Torre

Se la acusa de practicar el bucolismo, pero eso sucede si se deja uno llevar por el título de su primer libro, Égloga, y no se profundiza al leer los dos primeros y extensos poemas titulados de ese modo que lo abren y no pasar de la primera capa significativa –sígnica– o quedarse sólo en el ritmo poético y acordarse, que no es poco, de Salicio y Nemoroso, en lugar de considerarse como una hermosa forma lírica, que enaltece al castellano como idioma.
Si el garcilasismo de posguerra busca una relación con la tradición clásica española (formalismo renacentista), la establece con la del primer siglo de Oro (Renacimiento, siglo XVI), por lo que parece obligada la presencia de Garcilaso. Entiendo que los garcilasistas de José García Nieto [8] son conscientes de lo que hacen porque actúan igual que los poetas del XVIII (Cadalso, Meléndez Valdés, poetas entre otros del segundo garcilasismo o manera de retomar el buen decir –escribir– del castellano del siglo de Oro) [9]. Buscan los arcades revitalizar un genero (el bucólico) por las posibilidades poéticas que les ofrecen los temas a él adscritos: mitológico, humanístico, pastoril... Bien es verdad que este nuevo intento de regreso al pasado tiene otras características diferentes. Pero sí es posible que Alfonsa de la Torre actúe de este modo, cuando lo hace, porque el pastor es el alter ego del poeta y le sirve para efectuar reflexiones autobiográficas y de esa manera manifestar su intimidad de un modo natural, en un medio en el que prima la Naturaleza –La Charca–, aunque sea recreada o no tenga rango de protagonista. Esto se observa en la Égloga Primera al acaecer la muerte de la pastora amada, lo que la relaciona con esa Arcadia fúnebre prerromántica del XVIII, instaurada en la poesía de estos primeros poetas de posguerra. Y en la Égloga Segunda, la propia poeta quita, en un momento dado, la voz a la pastora y habla directamente, sin artificio y se cuenta y se hace soliloquio.
Así pues, en Alfonsa no hay afectación ni simulacro: es un medio de contarse a sí misma porque en este libro está explicitándose. Por eso es el primero. Porque en sus inicios estaban muchos poemas de Plazuela de las obediencias que se publica después, cuando ya sabemos qué es y quién es afortunadamente por el velo expresivo de que se cubre la poeta para ocultarse, por pudor pienso. Tampoco se advierte “complacencia por poseer el arte de expresar en verso su propio dolor”, como exponía Gómez Bedate al referirse a los arcades bucólicos del XVIII [10], porque Alfonsa se encuentra en otro lugar: en el de su interioridad y delicadeza sensitiva. El que no sabía vivir la vida lo manifiesta lo mal que llevó su economía. Lo suyo era la cultura, la escritura, la poesía. Pero llevaba detrás mucha historia y entendía que se podía hacer otra cosa con sus posesiones en lugar de que fuesen su sepultura. Aunque tampoco está de más preguntarse qué hizo desde 1969 (quizá desde 1951) hasta 1993. La Charca fue un Saturno que devoró a su poeta.

Austera reivindicación

Tanto la dedicación de María Payeras Grau a su poesía en forma de artículos reivindicativos, libros [11] e incluso la edición de las Poesía Completa de Alfonsa de la Torre, como la ocupación institucional desde la Concejalía de Cultura y Educación del Ayuntamiento de Cuéllar, en la persona de María del Carmen Gómez Sacristán [12], ha reactivado el interés por su poesía, una de las más personales, profundas y exactas de su época y de Castilla, que goza de poetas fecundos, profundos, cultos, de culto y minoritarios, con versos de medida larga, de inquieta interioridad, de exquisita sensibilidad, nunca enfermiza, como Jesús Tomé y/o Jacinto Herrero Esteban, por no citar a ninguno más. Lo básico era recuperar sus textos, tenerlos al uso. Y eso se va a hacer. Ahora son los lectores los que deben descubrir a la autora. Porque poco importa si Alfonsa continúa siendo una escritora de culto, no muchos se acercarán a ella, si se dispone de su producción poética.

Noticias biográficas personales

“Alfonsa de la Torre nació en Cuéllar (Segovia) en abril de 1915. Desde los tres hasta los seis años padeció una extraña ceguera que le marcó para toda su vida. Durante ese período en que estuvo ciega, empezaron a surgir sus primeros versos, que la niña recitaba a su madre. Estudió primaria en el colegio de monjas de la Divina Pastora, de Cuéllar, y a los dieciséis años se trasladó a Segovia para hacer el Bachillerato. En el Instituto segoviano coincidió con Luis Felipe Peñalosa, Dionisio Ridruejo y los hermanos Cáceres, con los que creó un grupo de teatro que representaba obras clásicas. Al terminar el Bachillerato se trasladó a Madrid, donde vivió en la Residencia de Señoritas mientras cursaba estudios en la Facultad de Filosofía y Letras. En la Universidad se hizo amiga de Carmen Conde y Josefina Romo Arregui, su consejera literaria, y fue alumna de Pedro Salinas y de Joaquín de Entrambasaguas, que alentaron su creación poética. Una vez licenciada, siguió los cursos de doctorado con una tesis sobre Carolina Coronado por la que recibió el Premio Extraordinario. Aunque escribió poesía toda su vida, su primera publicación poética tuvo lugar en 1943. Publicado por la Editorial Hispánica, Égloga es un poemario sobre la naturaleza, la melancolía y el amor, con introducción de Josefina Romo, sobre el que Dionisio Ridruejo escribió este comentario estrambótico: Hoy, por primera vez, Alfonsa tiene la incertidumbre de escribir. Y en el comienzo de la Castilla de la Unidad a la Castilla del Imperio, un automóvil va a llevar una embajada de versos. En 1951 recibió el Premio Nacional de Literatura por el Oratorio de San Bernardino, publicado en 1950, y dedicado a la portada de Santa Andrea y San Bernardino en Perugia (Italia) del escultor Agostino Duccio (el Duccio, 1418-1481). Alfonsa de la Torre publicó su último libro de poesía, Plazuela de las obediencias, en 1969. Vivió hasta su muerte en 1993 rodeada de pinos en la finca ‘La Charca’ de Cuéllar” [13]. Acaban de anunciar que ha aparecido un nuevo libro manuscrito de Alfonsa, titulado Motivos bajo la niebla (El Norte de Castilla, 9 febrero 2011), lo que no deja ser un motivo de gozo [14].
En apariencia, sólo en apariencia, porque desconocemos –desconozco– la intimidad de la poetisa y sus posibles luchas interiores o características personales consideradas como desviación en la época, la vida de Alfonsa transcurre dentro de los cánones, sin obviar su estancia en la Residencia de Señoritas [15], progresista, en la que bien pudo avivar algún rescoldo interior anterior que la llevara a elegir un camino de libertad o a liberalizarse de cuanto equipaje le impidiese su viaje personal por la vida, asunto que trataremos en otra ocasión, Deo volente. A mi entender, aunque pudo conocer a gente con otra mentalidad, la influencia educativa del centro formativo en sí no es, para nada, determinante, además de no poseer noticia alguna de su paso por la misma. Si acaso, le serviría, de no haber gozado de esa cualidad, para aprender a enjuiciar las cosas con tolerancia y respeto, pues ello se deriva del objetivo básico de este centro. Citar esta circunstancia se debe a ser la única estancia prolongada de Alfonsa fuera de Cuéllar mientras era estudiante. Volveremos sobre ello con más lujo de detalles cuando sea oportuno.
Dos son los problemas personales relacionados entre sí que hubo de vivir la escritora de ser ciertos los murmurios llegados a nosotros: la concesión del premio Adonais 1950 a Juana García Noreña, por sus consecuencias, y su condición sexual, de ser algo más que una conjetura, como parece, porque, para qué voy a hablar de amor de amistad, según lo entiende Cicerón en De amiticia, si la crítica humanista está fuera de lugar con el consentimiento de Occidente y ha sido sustituida por una (in)cultura de masas, quizá, utilizando una definición de Umberto Eco [16], “la cultura de masas es la anticultura”, porque eso conviene al consumo organizado, añado.
La concesión del Premio Adonais de Poesía de 1950 revoluciona el ambiente literario e influye gravemente sobre Alfonsa de la Torre y Juana García Noreña o Ángelines Fernández de la Borbolla, que es lo mismo. Lo consigue Juana García Noreña (J. G. N.), por su libro Dama de soledad (nº 69 de la colección Adonais). Muy pronto se filtra que la autora era una persona alquilada por José García Nieto (J. G. N) puesto que, aun siendo miembro del jurado y por ello no participó activamente en la votación, el libro era de su autoría. La situación que esto crea hacen que Juana y Alfonsa, que ya se conocían de las tertulias poéticas de los garcilasistas en el café Gijón, aunque se deja caer al desgaire que Juana era algo más que musa en la vida de José García Nieto, se marchen a Cuéllar y vivan en su casa hasta la muerte de Alfonsa, con las habladurías consiguientes [17].
“En los bajos de Cuéllar se conserva entre arbolado la finca La Charca, cuyo chalet modernista albergó la existencia esotérica de una poetisa singular: Alfonsa de la Torre. A su familia perteneció también el palacio románico donde se casó Pedro I, situado en la calle del Colegio. Nacida en 1915, se doctoró en Letras y viajó por Europa antes de recluirse en su paraíso de Cuéllar, rodeada de árboles y animales exóticos, desde pavos reales a tigres. Aquí hizo su obra y vivió sus amores, siempre en la cuerda del riesgo. Se abrasó en el horno alquímico, vaticinó hechos venideros, como la nevada del día de su muerte, vistió de tules en la escuela de Alejandría y arropó el desamparo de la poetisa Ángeles Borbolla, aquella muchacha indecisa que el Premio Cervantes José García Nieto usó como tapadera de un escándalo: premiarse a sí mismo en el Adonais de 1950. Dama de soledad fue su título y Juana García Noreña su seudónimo” [18].
De ese “vivir juntas”, que sólo es la manifestación de una ideología misógina que desconfía profundamente de las mujeres, procede el todavía no proclamado a todos los vientos ¿estigma? de su posible/probable condición lesbiana, como si eso fuera ahora mismo un situación compleja, aunque entonces sí. A mí, personalmente, me parece, de ser cierto, una opción individual ejercida por propia decisión en libertad y de ahí mi respeto, quizá indiferencia, por la situación. No por ello Alfonsa deja de ser una poeta excepcional aunque, de no serlo, no podríamos haber leído unos muy bellos poemas en los que parece abundar una temática decididamente lésbica. Tampoco va a influir esa condición, de ser tal, en mi consideración sobre su poesía.
Mi intención en este momento no radica en comprobar si algunos o muchos de los textos de Alfonsa de la Torre admiten una lectura erótica lésbica, cosa que parece probada para algunos críticos literarios expertos, dado que “la experiencia lesbiana no se articula sólo a través de las relaciones sexuales, sino a través del concepto de ‘feminidad’, en el establecimiento de la relaciones afectivas”, según alguna opinión teórica sobre la que volveremos. Considero que son unos poemas no muy atormentados, que aparentan, pues, la superación del problema porque no se revelan secuelas en su psique. El problema, en general, no siempre está en quien vive la heterodoxia, sino en quienes se enteran del problema por los signos externos que sean.
Con relación a Alfonsa, por supuesto, no tenemos información de lo que pudiera suceder en su vida privada y la de Juana (Ángeles). Pero, como acepto y creo que los poetas son (re)interpretables de cuando en cuando, o casi siempre, es mi deseo comprobar, no en este momento, si es correcta la utilización de una teoría feminista con relación a su vida y a su obra. No sé si es correcta una lectura sáfica de Alfonsa de la Torre, pero sí es correcto que el lector sepa el enfoque al que se ha sometido su poesía quizá desde el primer estudio de Diana Ramírez de Arellano, como ya veremos en su momento [19].
Acaba de aparecer prácticamente Vida de Alfonsa de la Torre (Madrid, Eila Editores, 2009) escrita por Jesús González de la Torre, quien, como pariente, debió conocer bien aquella situación y así la describe, aunque no toma partido pues se hace eco de cuanto sobre ella se había escrito: “Su llegada a Cuéllar desató todo tipo de comentarios en el pueblo, desde la posible relación lésbica de la pareja a la más extendida y disparatada relación de madre e hija” (p. 72). Una de sus características personales, en opinión de su biógrafo, era ser “defensora de la libertad de la mujer” (p. 76): "Su reivindicación de la mujer, auténtico feminismo sin connotación política ni oportunista, nacía de su valiente y rompedora personalidad, y se servía de su poesía para manifestarlo" (p. 35).
El mismo González de la Torre expone: "Al referirnos, unas líneas más arriba, a la heterodoxia femenina, viene a mi memoria, por curioso, un hecho ocurrido hace un par de años. Un amigo cuellarano de Alfonsa, indignado por las insinuaciones vertidas en un libro en el que se hacía referencia a las posibles inclinaciones lésbicas de la poeta, me hizo llegar una carta, con fotocopia incluida, de un escrito dirigido al alcalde el pueblo, que había subvencionado el libro, pidiéndole la retirada de la edición” (p. 63).
Los vientos soplan hoy favorables a todas las heterodoxias. Lo que quiero significar no es que no se trate el tema o que se oculte, Dios me libre, sino mi deseo de encontrar verdaderos argumentos para que los resultados que hallemos, fueren los que fueren, sean, eso sí, verdaderos, y a cada uno se le restituya a su condición primigenia y se la califique no por lo que pueda ser sexualmente sino por lo que es como persona y como escritora.

El libro

Plazuela de las obediencias, de 1969, es el último libro publicado por Alfonsa. Se desarrolla en tres escalas. La primera, "Desde el mirador que da a la infancia", contiene canciones rústicas e ingenuas escritas en la década de 1930 a 1940. La segunda, "A la sombra de la parroquia", contiene las canciones rústicas y trascendentales compuestas en el decenio 1940 - 1950. En el último nivel, con el subtítulo de "En lo alto del observatorio desde el que se presiente el futuro", nos ofrece sus canciones transformistas y evolucionistas, fechadas en el periodo de 1950 a 1968. Este orden estructural nos remite a una clara vocación de ascensión, de elevación, que la poeta tramite gracias a un singular ritmo de canción popular, a una musicalidad que tiene sus raíces en la mejor tradición de Gil Vicente y Juan del Enzina hasta Rafael Alberti. La trascendencia la dirige ahora a los saberes astrológicos, a los misterios de las religiones paganas, a los saberes de la alquimia egipcia, a las ciencias ocultas, el esoterismo y la teosofía como medio de conocimiento de lo que está más allá. Los poemas, de una riqueza exuberante en la combinación y retorcimiento vocabular, en el juego idiomático y en la desarticulación de palabras, caen sobre nosotros como una catarata festiva y alucinada” [20].
Aunque la autora dedica el libro a los patios de las obediencias de las cartujas medievales –peritexto informativo que, pudiendo ser un adelanto del texto es, más bien, ficción–, “donde tantos monjes desconocidos trabajaron pacientemente”, hemos de especificar que la entrada por la portería se abre a una gran plaza en la que, en un lado, casi siempre el derecho, se encontraban las obediencias (almacenes, lavadero, molino, carpintería, gallinero, vaquería, almazara, granero, bodegas, caballerizas... y la botica). Hace referencia a las connotaciones mágicas y misteriosas que en la antigüedad tuvieron medicina y farmacia. “El uso de plantas y drogas curativas fue un aprendizaje largo y arduo cuyo origen se nos presenta, por parte de la Mitología, como un conocimiento divino y especializado” [21]. Pero el patio importante era el de Honor, tras el cual se desarrollaba el monasterio propiamente dicho.
Nada es, pues, inocente en este poemario. Hasta el título, como hemos dejado dicho, está puesto con una intención aparente que tampoco es fácil descifrar [22], Plaza de las obediencias, a quien ella misma dedica el libro. Estéticamente el título es muy correcto y anuncia el valor simbólico del mismo que, en este caso obliga a buscar una clave interpretativa –“debe confundir las ideas, no regimentarlas” [23]– porque su carácter hermético parece una transgresión debido a que entre el título como texto y su cotexto falta adecuación, aunque G. Genette destaca que “un buon titolo dira tanto quanto basta para eccitare la curiositá, ma non para esaurirla” [24]. Semánticamente no hace referencia al texto en sí porque el significante del título no afecta a cuanto se narra en el poema (la dedicatoria es un paratexto de autor o peritexto) y posiblemente tampoco incida en el contexto social de la época de la escritura, quizá sí en el de la época en la que las hierbas (curativas) eran parte de las obediencias y los sortilegios se hacían en alguna parte de ellas.
Digamos que las obediencias son la parte menos noble de la cartuja, lugar de reunión con el pueblo que llega a la parte que no pertenece a la clausura, en donde se establece el comercio necesario para adquirir las cosas diarias, como carne, especias, los frutos que se dan daban en la comunidad. Pero, decir plaza no es lo mismo que decir plazuela: es algo diminutivo, pero del que se habla con cariño. Sería algún lugar de La Charca, o quizá y mejor, del castillo de Pedro el Cruel [25]. Por lo tanto existe una trasposición de lugar que hemos de señalar.
“Un claro y eficaz ejercicio poético preside este libro de Alfonsa de la Torre, que otorga unos resultados en forma de geniales hallazgos del ritmo y la connotación lírica instaurándolo en la línea maestra de los cultivadores del género, desde el anónimo Cancionero hasta el Alberti de Marinero en tierra o el Lorca o Hernández de sus romances más depurados. Plazuela de las obediencias es una afortunada antología de poemas y canciones correspondientes a épocas distintas” [26]. El anónimo autor de la recensión utiliza tópicos ya comunes para distinguir la poesía de Alfonsa al compararla con la de Alberti, García Lorca o Miguel Hernández. Puede entenderse que esté en la línea neopopularista de algunos poemas de estos autores, como Mi corza de Alberti, porque tiene un sentido narrativo y se puede encontrar en este poema la estructura del cuento tradicional, pero... nada más. No tiene nada que ver una poesía con la otra.
Como una acumulación de materiales más, recomiendo la lectura de lo que escribe Jesús González de la Torre de este libro: “5. Los últimos años (1963-1993). Plazuela de las obediencias”, pues su cita en este lugar sería excesivamente extensa.
Conocidas estas opiniones, que cada uno de los lectores seguramente se reformularían de poder leer el libro completo, nos centramos ya en la preparación a la lectura de este subyugante y sugerente poema, que denota una alegría casi explosiva al final, cuando cierra el estribillo con el nombre del ángel del amor preferido: ¡Josael! Es un divertimento cuasi-intelectual que comprende la elaboración de una estrofa nueva, la introducción de materia esotérica, como era de su afición, y la expresión de la máscara de su yo, por cuanto no trata de ocultar hechos biográficos, sino por el ocultamiento que lleva a cabo de sus motivos.

El poema

SALUTACIÓN DE ROSAEL
Para alguien que llamó a mi puerta pidiéndome
buscara en libros antiguos un conjuro de amor.

¡A la gala
del ángel infiel
que fue Rafael
que viene de lejos
por rutas de espejos
buscando un recel!
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del que entra en mi sala
con paso de paje
y en traje de viaje
trayendo un mensaje
de amor y de miel!
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del alto y del bruno!
No quiere San Bruno
que salte ninguno
su blanco retel
y menos aquel.
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del ángel caído
que no tiene nido
y sí mil rubores,
y sí mil temores
de ser lo que ha sido!
(¿Quién será el?
¿Cuál será su Selbst?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del ángel perdido
en frondas de amores
por seguir a Ariel
y no a San Miguel
ni al joven Daniel!
(¿Quién será el?
¿Cuál será su Selbst?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del gran Ezequiel
ardiendo en visiones:
zalea de Abel,
ojos de lebrel
con flor de oraciones.
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
con sangre de sal,
no temas el mal
cartuja de cal
nardo de alquicer
que no tienes hiel!
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del que entra en mi sala
y no en hora mala
y sí en hora buena:
¿vaho de verbena?
¿baya de dwala?
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala...!
Arráncame un ala
de tu blanco puro
para mi conjuro
en blanco y oscuro
de tinta y papel.
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!
¡A la gala
de antiguos grimorios
con sus responsorios
bajo altos cimborrios!
De filtros y hechizos,
de uñas y rizos...
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
de los astrolabios
para que en sus labios
se enciendan en flores
ángeles de amores,
el ángel más fiel
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del dulce y del leve,
del número nueve,
del místico pasto!
¡Por el agnocasto
y el incienso casto!
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala...!
Puesto de rodillas
las mil maravillas:
nueve lamparillas
en limpio mantel
porque huya Luzbel.
(¿No será él
el propio Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
de juncia y de espera!
Sibila estrellera
te dará raíces
para esos deslices
de tu primavera.
(¿Quién será el?
¿Acaso Azazel?)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
de días felices
de salvia y de miera
que borren la cera
de las cicatrices
de tanta Babel.
(Que no vuelva a ser
jamás Azazel.)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
de uva moscatel,
de dátil y miel,
de clavo y clavel,
de adelfa y de cala,
de mirto y laurel!
(Que no vuelva a ser
ya nunca Azazel.)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

¡A la gala
del bello Samuel
que trajo a mi sala
palmas de Bethel,
con himnos que exhala
la boca y la piel.
(Se vuelve al desierto
sombrío Azazel.)
¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael?
¡Rosael!

Son diecisiete interpretaciones diversas y diferentes de una misma situación, en la que sólo cambian los personajes. Una estrofa sola expresa lo mismo que la totalidad, aunque lo que nos va proponiendo es el enriquecimiento de la comprensión y nos permite asimilar el cierto fragmentarismo con el que concluye la estrofa y/o el poema.

Pero esas estrofas van precedidas de un peritexto que viene a ser una explicación o justificación del motivo por el que escribió tal poema, pero también un añadido misterioso por cuanto siempre ignoraremos la identidad de la persona que le pidió el conjuro de amor que, en definitiva, no aparece en el poema: Para alguien que llamó a mi puerta pidiéndome buscara en mis libros antiguos un conjuro de amor. Siempre se sitúa en su sala un personaje angélico y un personaje también ángel pero caído, un daimon: divinidad, genio, fantasma, espíritu del mal, hado, desventura, en el concepto religioso de la antigüedad. Así que, el título del poema es un paratexto anunciador de lo que va a tratar: Salutación de Rosael, ángel del amor, y de ahí la alegría que trasciende. Escribe, pues, lo que le sugiere tal petición por parte de amiga. Pero todo esto lo ignoraremos siempre, sólo podemos conjeturar. Aunque, en verdad, no podemos iniciar esta lectura buscando un sentido oculto o un mensaje hermético. No pensamos que en su poesía haya algo más que su sentido literal, pero no se puede negar que es un discurso intelectual sin que haya en él situaciones propias del tiempo de la escritura y sí una autoexigencia estética relacionada con lo popular y escrita de manera culta: la palabra supera su propio significado porque la escasez de materiales lingüísticos usados crea una perplejidad que dificulta la interpretación, por lo que quizá lo que haya que hacer es escribir toda la información que el lector sea capaz de pensar y recrear así el texto en busca de su identidad. Quizá lo que haya que buscar sean las asociaciones semánticas necesarias de interpretar para globalizar el sentido en el que la poeta ideó el poema.

De por sí, el poema –y/o la estrofa– es lo suficientemente críptico como para, tras su lectura, encontrar una interpretación comprensiva. A ello contribuyen tanto el vocabulario utilizado como el simbolismo de las figuras bíblicas, demonológicas o no, y las propias de la doctrina esotérica que conforman la unidad del poema. En sí mismo, el poema es una transgresión porque abandona, por su simbología, la mitología grecolatina y nos introduce por senderos propios de los iniciados en la teosofía, en la kábala y la demonología u ocultismo, es decir, abandona los cauces culturales occidentales al uso y se adentra en otras interpretaciones marginales-marginadas, no de uso diario ni presente en la vida común. También se puede pensar que aporta sus conocimientos esotéricos al poema, pero seguiría tan complejo de comprender como ahora aunque se aplicara la hermenéutica literaria para penetrar en su significado profundo [27]. No utiliza el cauce usual para la comprensión de su pensamiento, por lo que el poema necesita un esfuerzo por parte del lector que, en muchas ocasiones, se quedará con la musicalidad del mismo y no podrá profundizar en su significado por desconocimiento del significado mágico.

El que este poema –o el libro entero– sea una transgresión se hace evidente al conocer que otros disidentes de la ortodoxia, en su escrito, recurren al Cristo cercano a la gente o a San Francisco de Asís, como Gabriela Mistral y/o Rubén Darío: “Las dos figuras de la ortodoxia cristiana que con mayor facilidad entran en el teosofismo moderno y postmodernista son el Cristo benigno y suave de las parábolas y el San Francisco de Asís de las florecillas. En ellos van unidos la imagen de la misericordia, la suavidad del óleo curador de las miserias del hombre” [28], que de eso se trata y por eso Alfonsa celebra el triunfo de los arcángeles y otros personajes misericordiosos, sin olvidar a los negativos. Así que Alfonsa, por su formación intelectual, encuentra otras ejemplificaciones que, eso sí, dificultan nuestra comprensión de su mensaje.

Buscando la manera de entender

Por ello, pensamos que con una estrategia –no queremos hablar de metodología– ad hoc podríamos penetrar en el significado primigenio que la poeta quiso dar a su escrito, cuyos pasos serían no obligatoriamente los que yo he dado para efectuar este análisis, pues cada lector creativo puede encontrar su camino: conocer el significado de las palabras desconocidas del poema y no sólo las de vocabulario específico, conocer el sentido de los sintagmas complejos y los concretamente esotéricos o con simbología imprecisa para el lector no avezado en lo oculto –casi todos– y proceder a una lectura anotada del mismo, sin olvidar las sugerencias culturales. Tras ello, se compone una interpretación que ponga en un primer plano la estructura profunda de la composición.

Vocabulario:
a)palabras con cierto grado de dificultad no propias del vocabulario general referidas a vestidos:
recel: cobertor o cubierta de tela delgada y listada
retel: arte de pesca para cangrejos; pienso que se refiere a la cogulla de los cartujos por la forma que adopta, parecida en cierto modo
zalea: cuero de oveja o carnero curtido de modo que conserve la lana; sirve para preservar de la humedad y del frío, como el pellico o la zamarra, quizá vellocino y así nos acercamos a Jasón y Medea
alquicel: vestidura morisca a modo de capa, comúnmente blanca y de lana

b)palabras con cierto grado de dificultad no propias del vocabulario general referidas a hierbas o arbustos:
verbena: (verbena officinalis) hierba de los hechizos, planta herbácea utilizada por los magos en la edad media para formar parte de los filtros o elixires que avivaban los fuegos del amor; sirve, tomada como infusión, para curar el insomnio y la dismenorrea o dolores menstruales; estimula la producción de leche en las glándulas mamarias de la mujer. Dentro de la leyenda, la verbena es la planta que cerró las heridas de Jesús y protege contra los vampiros. Los druidas predecían el futuro con ella
agnocasto: (sauzgatillo –vitex agnus-castus–) es una hierba llamada baya casta, hierba útil en el tratamiento de una serie de síntomas relacionados con el ciclo menstrual y la menopausia, incluyendo dolor de pechos, amenorrea, periodos irregulares, síndrome premenstrual, depresión provocada por la menopausia; se la conoce también como ‘pimienta de los monjes’ porque antiguamente la utilizaban para proteger su castidad
juncia: hierba perenne que se utiliza en medicina popular: tostados y molidos, sus tubérculos se aplican a heridas y cocidos se usan para bajar la fiebre y aliviar los trastornos digestivos, náuseas, etc...
salvia: (salvia officinalis) importante hierba por sus efectos curativos, desde la epilepsia hasta el resfriado, la bronquitis, la tuberculosis, hemorragias, etc... De las dieciséis hierbas que han de estar obligatoriamente en la botica de una farmacia de las cartujas medievales –menta, romero, lirio blanco, salvia, ruda, gladiolo, poleo, heno griego, rosa, berro, rábano, comino, apio montano, hinojo, atanasia y “sariette” o azalea, útil contra la impotencia– sólo encontramos en el poema la salvia, hierba que, por cierto, facilita la menstruación
miera: el aceite del enebro de la miera se utiliza para curar eczemas, psoriasis o sarna; la sabina de miera sirve para favorecer la menstruación y también se utiliza como emenagogo [29] o estimulador del flujo menstrual
incienso: para los rituales del amor se enciende por la noche. Es indispensable en cualquier ritual mágico y su olor limpia todo lo negativo. El poder del incienso reside en su aroma y en sus vibraciones. Se quema al hacer magia con el fin de estimular la conciencia ritual. Si el rito es curativo, se quema también una mezcla compuesta de hierbas que contribuyen a la curación. Para un ritual con incienso para el amor, por ejemplo, hace falta tres granos de incienso de polvo de mirra, tres de polvo de almizcle y tres de polvo blanco, canela molida, talco de amor, arroz y una manzana roja; se ahueca la manzana, se ponen dentro todos los ingredientes y se quema; los restos deben tirarse en un camino de tierra; la fecha óptima es la del 31 de diciembre
laurel: se usa como especia en la cocina; es el objeto simbólico preferido en la astrología para el signo Aries: el que planta un laurel nunca lo verá crecer, dice el refrán, aludiendo a la muerte de quien lo planta; se le llama árbol de Apolo; Dafnae = laurel
clavo: antihelmíntico, es decir, para eliminar los parásitos intestinales
adelfa: (por otros nombres baladre, laurel rosa y falsa rosa) se emplea como diurético y cardiotónico, aunque en dosis muy altas puede provocar la muerte por paro cardiaco; en la medicina popular, se la utiliza como abortivo
mirto: el mirto o arrayán es una planta aromática que tiene propiedades medicinales y sus bayas se usan como condimento; el mirto común se recomienda para curar las hemorroides; hay que tener precaución si se administra a las mujeres embarazadas; símbolo del amor y la belleza

Podemos observar que en el poema cita varias plantas que hacen referencia o afectan a la vida sexual tal cual de la mujer, madre o no, como la menstruación y sus problemas, la dismenorrea, la menopausia, y otros, lo que parece significar cierta dependencia del ciclo menstrual para organizarse la vida como mujer, de donde se puede desprender cierta aversión a esa dicha condición o incluso podría verse como una situación personal de la poeta quien, por cierto, en 1969, ya tenía cincuenta y cuatro años y podría haber pasado esa o estar pasando dicha experiencia.

c)palabras con cierto grado de dificultad no propias del vocabulario general referidas a objetos:
grimorios: son libros de nigromancia, ocultismo, magia y filosofía hermética; la palabra grimorio designa a un manuscrito de contenido mágico o esotérico; un ejemplar famoso es El gran grimorio del Papa Honorio con una recopilación de los más raros secretos mágicos, Roma, 1760. Son libros de conocimiento mágico escritos entre la edad media y el siglo XVIII. Contienen correspondencias astrológicas, listas de ángeles y demonios, instrucciones para lanzar encantamientos y hechizos, mezclar medicamentos, convocar entidades sobrenaturales y fabricar talismanes (es.wikipedia.org/wiki/Grimorio). También significa galimatías y, en tono despectivo, obra o texto oscuro, complicado e indescifrable. En este sentido, ¿será el poema un grimorio?
astrolabios: instrumentos antiguos de navegación que representaban la esfera celeste y determinaban la altura, posición y movimiento de los astros. “En la Alejandría del siglo IV existió una persona experta en la construcción y el uso del astrolabio. Se trata de Hipatia, una de las pocas mujeres matemáticas que han pasado a la historia. Fue hija del director de la Biblioteca de Alejandría, Teón, quien era además matemático y astrónomo. Teón educó esmeradamente a su hija Hipatia que, gracias a sus capacidades y su inteligencia se convirtió en una de las principales científicas de la época. Sus conocimientos abarcaron las matemáticas, la astronomía, la filosofía y la mecánica. Escribió varios libros que se han perdido, comentando y ampliando la Aritmética de Diofanto, el Tratado sobre las Crónicas de Apolonio, los Elementos de Euclides, y el Almagesto de Tolomeo, entre otros. En una carta a uno de sus discípulos, Sinesio de Cirene, que más tarde sería arzobispo, le envió instrucciones precisas para la construcción de un astrolabio” [30].

d)sintagmas complejos de no comprensión inmediata
del ángel infiel / que fue Rafael: no acabo de entender por qué le llama ángel infiel, y digo esto porque me despista la falta de comas en la estrofa; sin duda, viene de lejos –es viajero– por rutas de espejos, agua de donde coge el pez con el que cura a Tobías
del alto y del bruno: bien es verdad que necesita una palabra que rime con Bruno, pero ¿a qué ángel alto y oscuro (negro) se refiere?
cartuja de cal: condición de lo limpia y blanca que aparece y referencia al color blanco del hábito
con sangre de sal: la sal es la sustancia de las cosas y el principio fijo de todo lo existente. La sal coagula el azufre y el mercurio. La sal es la materia de la alquimia. “En la alquimia, la transformación del azufre compulsivo requiere una sustancia semejante a este, principalmente la sal, pero también sirve el mercurio, una inasible sustancia psíquica que es el verdero instrumento del cambio” [31]. Es símbolo de perpetuidad. La sal sellaba un pacto para siempre en el Antiguo Testamento [Levítico 2:13]. Pero también fue utilizada para asolar Sodoma y Gomorra y la mujer de Lot se convirtió en estatua de sal. [Ver Jueces 9:45]. Jesucristo dijo, ya en el Nuevo Testamento: Yo soy la sal de la tierra. La sal es sinónimo de pureza debido a su propiedad de no corromperse jamás. Hasta hace poco se echaba sal al fuego para ahuyentar a los demonios. Según la Filosofía Hermética, la sal engendra equilibrio, ponderación, estabilidad, es el medio conciliador, el símbolo de la sabiduría. La sal comprende el conjunto de lo que constituye la personalidad. La tierra impura es sometida a un lavado progresivo con que hay cambios de colores, desde lo más oscuro hasta el blanco. La blancura es el símbolo del soplo aéreo o divino que penetra a tierra para hacer el Niño Filosófico (Arcano 20 del Tarot). El desarrollo seguirá su marcha, hasta obtener el color verde (la Vida Vegetal) y luego el rojo, representante del Fuego Individual o Azufre Filosófico. Esto último se interpreta como la purificación de la sal. [32]
del dulce y del leve: (¿alusión a San Francisco de Asís?
del místico pasto: alusión quizá traída por los pelos al soneto I de Dante en Vita Nuova, en el que evoca el señorío del amor con el onírico ritual del corazón enamorado comido por su dama:

A toda alma prisionera y gentil corazón,
a cuya presencia venga el decir presente,
por que me escriban su parecer,
salud en su Señor, es decir Amor.
Ya eran casi terciadas las horas,
del tiempo en que toda estrella está luciente,
cuando aparecióseme Amor súbitamente,
cuyo aspecto recordar me causa horror.
Alegre me parecía Amor, teniendo
mi corazón en la mano, y en sus brazos una
dama, envuelta en un lienzo, dormida;
después la despertaba, y de este corazón ardiendo
ella espantada humildemente comía,
y después irse lo vi llorando [33].

baya de dwala: no he logrado descifrar el significado de dwala
vaho de verbena: tomar el vaho es/era un método de curación que consiste en respirar el vapor que despide una planta al hervirla, como sucedía con el vaho eucaliptus en la posguerra para curar los constipados rebeldes con tos muy seca
número 9: los arcanos del número 9 simbolizan el número maestro que nos habla del inicio de un nuevo ciclo de la vida, representa sabiduría, marca el final de una fase de desarrollo espiritual y el comienzo de otra superior; es el número del hombre, el número perfecto por ser un número que nunca se destruye, es el número de las esferas del conocimiento, número de la paciencia, de la meditación de la armonía
9 lamparillas: se utilizan en las ceremonias o ritos del incienso

e)nombres de ángeles y arcángeles según varios con significado confuso:
Rafael: Arcángel peregrino, protector de los niños, sanó con las vísceras del pescado a Tobías, alejó al demonio Asmodeo que mataba a los maridos de Sara (había tenido siete) antes de consumar el matrimonio. Parece ser que es el patrón de los escritores. Como ángel de la curación, se le suele representar con una serpiente. Según el libro de Enoc es el vigilante de los espíritus humanos. Copiamos una oración popular: “Glorioso Arcángel San Rafael, medicina de Dios, que guiaste a Tobías en su viaje para cobrar la deuda de Gabelo, le preparaste un feliz matrimonio y devolviste la vista a su anciano padre, guíanos en el camino de la salvación, ayúdanos en las necesidades, haz felices nuestros hogares y danos la visión de Dios en el cielo”. En el sistema esenio, su día es el miércoles y su color naranja o violeta; para otros, su día es el jueves y su color verde y blanco
Azazel: Cabra del emisario o chivo expiatorio –Levítico 16: 8-10 y 16–. Según el libro de Enoch o Henoch, Azazel era el líder de los grigori, grupo de ángeles caídos, hijos de Elohim. La leyenda cuenta que fue Azazel el que enseñó a los hombres a forjar las armas de guerra y el que educó a las mujeres en la creación y uso de los cosméticos. La respuesta de Dios para terminar con tanta iniquidad fue destruir la vida en la Tierra mediante una gran inundación, de la que solamente se salvarían Noé, su familia y siete parejas de cada especie animal. El hijo de Azazel asumió el cuerpo de Jafet, uno de los hijos de Noé; se infiltró en el Arca y siguió, lascivo, copulando con mujeres y procreando nuevos Nefilim. En el libro primero de El paraíso perdido de John Milton, Azazel, gran querubín, reclama el derecho de enarbolar el estandarte.
Desconocedor de cualquier cosa que esté relacionada con el esoterismo, y quedando clara la aversión por Azazel, para mejor lograr mi propia y personal interpretación, comencé a leer el libro de Enoch. Queda, pues, claro que Alfonsa lo conocía y que era experta en ciencias ocultas, como testimonian conocidos suyos y se recoge en este escrito. Dejándose llevar de lo que dice el libro, se alegra de la presencia de Rafael y Miguel porque castigan a Azazel y se alegra del castigo de este por sus ‘maldades’. El componente sexual es importante y nos puede llevar a pensar en ‘el horror de ser penetrada’, lo que puede ser casi determinante para su lesbianismo, pero no deseo precipitarme en aseverar nada hasta tener más elementos de juicio. Cuando los ángeles vieron que de los hombres nacieron hijas hermosas, pensaron elegir esposa entre ellas. Un ángel llamado Azazel descendió a la tierra guiando a otros doscientos ángeles sobre el monte Hermón, donde tomaron mujeres de la tierra y “comenzaron a penetrar en ellas y a gozar con ellas”. En esta relación, las hijas de los hombrs aprendieron de sus compañeros angélicos hechizos y encantos, entre otras cosas. Enoch llamó a estos ángeles ‘los Vigilantes’ y Azazel aparece identificado como el que “ha enseñado toda injusticia a la tierra y ha revelado los secretos eternos que estaban guardados en el cielo”. Dios envió a los arcángeles Rafael y Miguel a castigar a Azazel y a los Vigilantes. “El Señor dijo a Rafael: Ata a Azazel de pies y manos y échalo a las tinieblas; hay una abertura en el desierto, el que está en Dudael, y échalo ahí dentro” [34].
Jahel: significa la cabra del monte –arisca–, nombre femenino de una heroína hebrea que da muerte a Sísara. El soneto LXXIX de Lope de Vega, titulado A Santa Engracia, comienza así: “Fue célebre Jahel, porque la frente / a Sísara pasó con atrevida / mano, y el clavo de la frente herida / segunda piedra del pastor valiente”. Ángel, la fuerza de Dios, una de las ocho mujeres fuertes de la Biblia. La ponen también como ejemplo de las artimañas de las mujeres para llevar a los hombres a la perdición
Ismael: primer hijo de Abraham; el Corán da a entender que fue el elegido para ser sacrificado, pero los católicos prefieren a Isaac. Nació de la sierva egipcia Agaar; Ismael significa Dios me escucha
Rosael: ángel del amor y de la caridad
San Bruno: fundador de los monjes de cartujos, lo abandona todo por Dios. Bruno significa fuerte como una coraza o armadura metálica. Lo cartujos viven en silencio. Su lema es: Cruz constante mientras el mundo cambia. El monje se ocupa de alejarse del mundo, guardar su celda y tener soledad interior. El blanco retel puede ser la cogulla de los clérigos que vestían de blanco, según la iconología del arte cristiano
Selbst: no he logrado saber qué significado oculta
Ariel: aquel que es el león de Dios, aquel que es el altar de Dios; es el nombre simbólico de Jerusalem y el templo mismo de Jerusalem. Se le relaciona con los espíritus del demonio de la mitología judeocristiana. Ariel es el nombre que los moabitas daban a uno de sus ídolos que luego pasó ser personificado como demonio
San Miguel: quién como Dios, jefe de los ejércitos de Dios. Para los hebreos es el protector de Israel, el primero de los arcángeles con Gabriel y Rafael. Satanás es su peor enemigo. En el sistema esenio, su día es el domingo y su color amarillo o naranja, otros discrepan del color y dicen que es rojo y azul. Es el patrón de Cuéllar. Según el libro de Enoc, Dios dijo a Miguel que anunciara a Shemihaza que verían perecer a sus hijos a los que tendría encadenados setenta generaciones. También le encargó que restableciera la justicia en la tierra.
Daniel: significa Dios es mi juez; profeta hebreo autor del Libro de Daniel. Se enfrenta a Beltzazar en el episodio de la casta Susana y fue astrólogo para Nabucodonosor
Ezequiel: profeta que tuvo importantes revelaciones simbólicas de parte de Yahveh (Ezequiel, 1: 4-28)
Abel: segundo hijo de Adán y Eva, asesinado por Caín
Luzbel: o Lucifer, ángel que se rebeló contra Dios. Para los esotéricos: dios del fuego o portador de la luz o sabiduría, el verdadero dios espiritual de lo opuesto al Demiurgo o dios material, creador del universo físico
Sibila: profetisa inspirada por Apolo, nació con el don de la profecía, hija de Dárdano y de la ninfa Neso. Se la llamaba deífoba deidad o forma de dios. Apolo le prometió vivir tantos años como granos de arena cogen en un puño, que resultaron mil, pero se olvidó de pedir la eterna juventud y se consumió tanto que debieron encerrarla en una jaula
Bethel: casa de Dios; en los días de Samuel era un santuario (1 Samuel 7: 16: 10: 3)
Babel: torre de... (Apocalipsis, cap. 18)
Samuel: profeta, significa aquel que escucha a Dios; es el último juez de Israel

Esta lista parece sacada de un grimorio, aunque algunos de los personajes citados son conocidos por la Biblia, pues en ellos solían venir listas de ángeles y demonios. El Corán y la Biblia aceptan en común a Gabriel o Yibril o Yibrail, a Mika’il o Miguel y a Israfil o Rafael, el más importante porque dará la señal de la llegada del día del juicio. Para los mahometanos es importante Azra’il o Azrael, porque es el ángel de la muerte, el encargado de que el alma abandone el cuerpo.

Pero no han terminado aquí los elementos crípticos del poema. Gala, además de significar vestido sobresaliente, adorno, fiesta, gracia, garbo, lo más esmerado, selecto o exclusivo, actuación artística excepcional, también expresa las siguientes acepciones:

a)flores de las plantas herbáceas
b)regalos que se hacen a los que van a contraer matrimonio
c)obsequio que se hace con una moneda de poco valor a quien ha sobresalido en algo o como propina

Todos cuantos se han ocupado de ella –Alfonsa– destacan su pasión por las ciencias ocultas, el esoterismo y otras aficiones similares, como deja demostrado en este y otros poemas del mismo libro.

“No es extraño el interés del poeta por la Astrología y la Magia, fuentes y canales de la fantasía. Me decía que, como ninguna biblioteca es valiosa si no se especializa en una materia, la suya contendría todo lo que pudiera obtener sobre magia. Tiene en preparación un libro sobre Supervivencias mágico-místicas en la provincia de Segovia, y yo le interesé para que ampliara la geografía, hasta abarcar a Puerto Rico, cuyo capítulo me ofrecía a preparar” [35].
“La poesía de Alfonsa de la Torre nace directamente de la naturaleza, de las plateadas tierras de Cuéllar; tierras que utiliza como plataforma para una poesía de elevación y de ‘salida de sí misma’; en una salida de sí misma, entra en el mundo esotérico rozando lo alquímico: su libro Letanía y Ronda de las Sorores Mysticas ante el Horno Alquímico avalan lo dicho. Alfonsa leía el pasado, vaticinaba el futuro – anunció que caería nieve el día de su muerte–, y atesoraba secretos saberes aprendidos en la antigua Escuela de Alejandría; lugar donde, según ella, su padre trabajó y ella misma estudió e impartió clases; ‘todavía, siento, sobre mi piel el roce del lino de la túnica que tantos años llevé, decía, y, en mis oídos resuena el clamor de las voces el día de la entrada de Alejandro Magno en la ciudad’. Ciertamente su perfil y su mirada traslucían sus imaginarias o reales raíces egipcias. La pintora Menchu Gal – compañera de estudios– me contó quiso hacerle un retrato con el atuendo del antiguo Egipto” [36].
Ahora hemos de referirnos, tras dejar indicadas esas situaciones, al esoterismo de un poema como parte integrante de su interpretación. Pero antes, hemos podido comprobar por la tradición popular el uso de oraciones de este tipo para que nuestros ángeles del amor, con San Miguel al frente, le conceda al/a la solicitante el amor que busca:

Oración milagrosa del Arcángel San Miguel
“¡Oh, arcángel San Miguel, príncipe celeste, mi ángel tutelar! Yo te pido humildemente escuches mi voz y pongas en mi corazón la dulce paz que ansío. Yo no puedo vivir con tranquilidad y mi alma está llena de inquietud. Solamente puedo curar mis males y alejar mis penas consiguiendo el amor de... (Aquí se pronuncia el nombre y apellido de la persona que deseamos nos ame).
¡Oh, arcángel San Miguel, príncipe celeste, mi ángel tutelar, escucha mi voz! En nombre del Padre, en nombre del Hijo, y en nombre del Espíritu Santo. Amén.
(Por último recitarás, con toda la fe de alcanzar tus deseos, la siguiente oración)
In lauden et honorem Dei ae proximi utilitatém. Dóminum hon invocáverunt illie trepidáverum timore, ubi non érat timor. Amén [37].
¡Oh, excelsa y divina trinidad del Padre Creador, del Hijo Redentor y del Espíritu Santo glorificador! ¡Alfa y Omega! ¡Oh poderoso Adonaí! [38] A tu bondad infinita acude y se postra humildemente esta criatura (tu nombre y apellido), y de todo corazón te pide que... (aquí se pronuncia el nombre y apellido de la persona que deseamos nos ame) me ame siempre y se halle feliz a mi lado.
Jahel, Ismael, Rosael, ¡oh, poderosos ángeles del Amor!, velad por mi amado y haced que su alma sea generosa conmigo y que su corazón lata de amor solamente para mí. Jahel, Ismael, Rosael, escuchadme y ayudadme. Así sea.
Se rezan nueve padrenuestros, nueve aves María…
(Prometo mañana publicarlo si el milagro fue concedido)”.
Lo más destacable de esta oración popular es que la protagonizan los ángeles que Alfonsa de la Torre menciona en su sortilegio-oración-canción-conjuro, lo que nos sugiere que, cuando Alfonsa escribe este poema, sin duda alguna conoce alguna versión popular del sortilegio, rito ocultista, kábala, canción, hechizo o lo que sea, y mezcla este conocimiento popular con su cultura superior y su inclinación a lo esotérico.
Es posible que todo este ejercicio no sirva para mucho con referencia a la lectura e interpretación del poema o de las diecisiete estrofas que lo componen. Obviamente, tratamos de literatura, pero, para su comprensión, sin duda, el libro de Enoc es casi imprescindible, aunque lo que hay que hacer es dejarse llevar del gozo de la palabra.
Ya con antelación, Alfonsa había escrito un poema sobre los ángeles que es analizado por María Romano Colangeli, pero no en este sentido popular y festivo: “El poema Irrumpieron las ángeles constituye el punto cardinal de todo el libro: es el encuentro con las criaturas celestes, que conduce a la pacificación de todos los seres elegidos. Su música nos lleva hacia la armonía y el gozo espiritual en la verde, mítica tierra de San Francisco” [39]. En este poema, los arcángeles son seres acostumbrados a estar con la poeta, seres familiares que no musiquean pero sí poseen un ritmo definido y perdurable. Parece un juego al que sólo le falta música para cantar con el coro celestial su propia canción mundana.
Pero, ¿sabría Alfonsa que los esenios tenían un modo de oración que podía sanar nuestros cuerpos, traer paz duradera a nuestro mundo, prevenir las grandes tragedias que pueden enfrentar a la humanidad? Los esenios nos recuerdan que existe una gran relación entre el mundo de los sentimientos y el mundo exterior. Por ello, la oración basada en la lógica, como la de San Miguel, pide una ayuda o algo que nos parece bueno, como el amor, pero desconocemos si será concedido el don. Sin embargo, la oración basada en los sentimientos ya ha sido contestada, no hay que esperar nada después. Todo esto se conoce tras la aparición de los manuscritos del Mar Muerto en 1946. Hasta 1969 pasaron veintitrés años. ¿Pudo saber esto Alfonsa, y de ahí su casi burla, su carácter jocoso, toda vez que triunfan los buenos?
El poema está dividido en diecisiete estrofas que hacen un total de ciento setenta versos. Su estructura, diría que inventada por Alfonsa o tomada de alguna ya existente y por ella modificada, es la siguiente:
Estrofa
4 A-la-ga-la
6 ó 5 + 1 (en este segundo caso la rima es aguda) del-án-gel-in-fiel
6 ó 5 + 1 que-fue-Ra-fa-el
6 ó 5 + 1 que-vie-ne-de-le-jos
6 ó 5 + 1 por-rutas-de-es-pe-jos
6 ó 5 + 1 bus-can-doel-re-cel.
Estribillo
3 + 1 (5 + 1 en la estrofa 16 y 6 en la estrofa 17) ¿Quién-se-ráél?
5 + 1 ¿A-ca-soA-za-zel?
5 + 1 ¿Jahel-Is-mael-Ro-sael?
2 + 1 (4 en la estrofa 5) ¡Ro-sael!
A lo largo del poema hay muchas sinalefas o unión de vocales que pertenecen a sílaba distinta, no forman diptongo sino un hiato o azeusis: Rosael (3 + 1 ó 2 + 1 si se considera la sinalefa).
Los acentos principales de la línea melódica, con ligeras variantes en ocasiones que se podrán observar según se vaya leyendo, se encuentran en las siguientes sílabas:
Estrofa
3 A la gala
2 y 5 + 1 del ángel infiel
2 y 5 + 1 ( 3 y 5) que fue Rafael
2 y 5 que viene de lejos
2 y 5 por rutas de espejos
2 y 5 + 1 buscando el recel.
Estribillo
1 y 3 ¿Quién se él?
2 y 5 ¿Acaso Azazel?
1, 3 y 5 ¿Jahel, Ismael, Rosael?
2 ¡Rosael!

Se vale Alfonsa de una excusa para darle rienda suelta a la imaginación y construir un bello poema, musical y rítmico, si es que la petición de alguien amigo para que le construya un conjuro de amor no es ficción, como ya hemos conjeturado anteriormente.

Así pues, incluso el primer verso ya es interpretable por el lector. El comienzo de cada una de las estrofas parece decir, a la fiesta, y todas las estrofas empiezan del mismo modo.

Pensamientos comprensivos en cada una de las estrofas

1.¡A la gala del ángel infiel que fue Rafael que viene de lejos por rutas de espejos buscando un recel! ¿Tipográficamente están los versos como los escribió Alfonsa o faltan comas? Habría que comprobar con el original mecanografiado. A la fiesta del ángel infiel, es lo que hay que adivinar; Rafael viene de lejos efectivamente por rutas de espejos porque estos tienen poder místico y espantan a los espíritus malignos como él hizo con Asmodeo; busca una cubierta de tela delgada para la que, de momento, no encuentro significación simbólica. ¿Quién será el? Es la pregunta que se contesta con alegría al final porque Rosael es el ángel del amor. ¿Acaso Azazel? No. Hay un rechazo a este demonio. ¿Jahel? ¿Ismael? ¿Rosael? Ahora comprobamos que con Jahel no se refiere a la mujer fuerte de la Biblia que mató a Sísara, sino que hay que interpretarlo como un ángel del amor. ¡Rosael! Es el ángel preferido.

2.Esta segunda estrofa tiene menos complicaciones. Ya sabemos que el que entra es Rosael. Teme que sea Azazel, demonio, y, entre tres ángeles buenos, se alegra por la llegada de Rosael, pues es su preferido. Luego la interpretación del estribillo es correcta e igual para todas las estrofas. El mensaje de amor y de miel es el que corresponde: el amor es dulce y de dulzura se alimenta. A San Rafael se le representa vestido con traje de peregrino, sandalias, báculo y una calabaza o bolsa en la cintura. Aunque nos diga la escritora que el que entra en su sala tiene paso de paje y va en traje de viaje, no logramos descifrar el cuasienigma porque el traje de viaje es el que llevan Rafael y Tobías. Pero es un juego de palabras lo que hace la poeta y a veces debe rimar obligada por el mismo poema.

3.Son dos los significados de saltar que hay que aplicar para dar sentido a la frase, mover una pieza en un juego o saltarse un precepto. ¿Quién no quiere San Bruno que salte su blanco retel? El que llega, no. El que entra es alto y moreno. El retel puede ser símbolo de la cogulla o un precepto de su regla. Queda en el aire. Pero siempre hace relación al color blanco, símbolo de la pureza

4.Me refuerzo en la idea de que parece una canción no de corro, sí culta, por cuanto la rima obliga: el ángel no tiene nido, pero sí se arrepiente de ser lo que ha sido. ¿Notas biográficas? Si se compone hacia 1940, ella tiene ya veinticinco años. No creo que ella sea demonio arrepentido ni tampoco ángel caído. Pero los mil temores de ser lo que ha sido sigue siendo críptico.

5.Sigue jugando con las palabras: ángel infiel, ángel caído, ángel perdido. Ángel perdido, Ariel, que significa Dios revelador. Los influidos por Ariel revelan los secretos del universo. Hace ver en sueños los objetos que se desean. Pertenece a las Virtudes. Sin embargo, para John Milton, El paraíso perdido, Ariel es un ángel rebelde vencido el primer día de la guerra celeste por el serafín Abdiel. San Miguel es patrón de Cuéllar y como Daniel, gente buena. Quizá el ángel perdido sea ella misma por seguir a Ariel y no a Daniel o Miguel. Pero entraríamos de nuevo en la conjetura de su consideración como pecadora y perdedora de su paraíso.

6.Ezequiel: profeta mayor con Isaías, Jeremías y Daniel. Significa ‘Prevalece él’ o ‘Conforta él’. Arde en visiones: en Ez. 1.1. podemos leer”...cuando se abrieron los cielos y contemplé visiones divinas”. También tiene la visión del carro divino. La idea central de su predicación es la responsabilidad individual. En el libro aparecen muchos oráculos, amenazas y promesas de Dios. Ezequiel siempre habla al pueblo en el exilio. Sigue siendo complejo de interpretar ‘ojos de lebrel’: los del perro galgo son ojos oscuros, de iris que va del marrón oscuro al ámbar (ojos en almendra).

7.Predominio del blanco, color de la pureza: sal, cal, nardo, alquicer. Parece que no hay ilación ni secuencia alguna, pero el mensaje es que no se tema el mal porque se está protegido por el ángel del amor. Vuelvo a pensar en una falta de comas (,) en su redacción.

8.El que entra en su sala es bienvenido y casi esperado. Desconozco, como ya he dicho, lo referente a dwala. Los recién casados creían aumentar su felicidad si llevaban al casamiento un ramo de verbena escondido. Fue usada la verbena en rituales sacros para limpiar y defenderse de enfermedades demoníacas. Hay un atisbo de felicidad por el deseo del ángel que la visita y el rito a establecer.

9.Va a escribir el conjuro de amor pedido. Por ello, pide una pluma del ala del ángel y lo piensa escribir en papel blanco y tinta oscura. ¿A quién le vamos a decir que nos conceda la petición? A Rosael, ángel blanco puro del amor.

10.Bajo los altos cimborrios (metonimia) se encontraría la sacristía con los libros sagrados (responsorios) o quizá la biblioteca, pues en ella estaban los libros paganos (grimorios). quizá la botica porque en ella se guardaban los elementos necesarios para los filtros de amor o hechizos. Quizá se refiera a la falsa ciencia.

11.Sirve para señalar determinados puntos en la esfera celeste y el conjuro: que el ángel más fiel se encienda en amores. Aquí la referencia es a los elementos científicos que han supuesto avance científico.

12.Hemos de recordar lo que ya se ha dicho del número 9, del místico pasto, del agnocasto y del incienso. El Agnocasto protege la virginidad y el incienso libera de lo negativo en un ritual. El místico pasto hace referencia al amor en la visión que Dante narra en el soneto que ya hemos leído.

13. Parece la explicación de un rito para que se vaya el demonio. Y, a continuación, una interrogación retórica como hace Alfonsa cuando quiere dejar las cosas en el aire y confundir a los lectores porque sólo efectúa un juegos con las palabras.

14.La Sibila parece un personaje positivo que le evitará los remordimientos (con hierbas) de los deslices juveniles. Espera podría tener algún otro significado: puesto para cazar esperando que la caza entre, mientras la juncia como tal hierba olorosa y medicinal estaría cerca del puesto. Pero sólo es otra conjetura. Si Alfonsa viviera, quizá nos dijera que todo fue un divertimento aunque en el fondo hubiera otro sentido.

15.Babel (confusión) puede hacer referencia a la estresante vida ciudadana mientras volverán de nuevo los días felices en la campiña: las cicatrices de tanta Babel. Los días felices han de borrar la cera (en la cera se puede escribir, por lo que puede significar recuerdos). Estamos, pues, en un plano simbólico. Al menos, ya conocemos el significado de estas hierbas y su utilidad en tiempo anterior.

16.Vuelvo a pensar que es un juego culto. En ocasiones, como esta, las referencias a hierbas y plantas es un velo que oculta el sentido profundo de la estrofa o del poema que componen las diecisiete. la enumeración de esas dualidades viene a significar dulzura, aroma, todo fragante y limpio. Ya ha expulsado al ángel malo y de ahí la bondad que queda y permanece.

17.Aquí se puede rizar el rizo. El bello Samuel es un atractivo profeta. Lleva a su sala, nunca dice a su celda o habitación porque la repetición ayuda a crear el ritmo de la estrofa, palmas de Bethel (Jerusalem), cual domingo de ramos, y canta una himnodia de triunfo, de felicidad, mientras el sombrío Azazel regresa derrotado, humillado, al desierto, porque el amor ha sabido ganar el juego, la partida. Pero, ¿y si juega con nosotros la poeta y no nos dice que Palma de Betel, areca catechu, es una palmera cuyas hojas tienen efectos estimulantes y se recomienda para atenuar los vómitos en el embarazo?

Consideración final

Sea lo que fuere el resultado de nuestra estrategia, además de realizar una tarea de promoción de la poeta Alfonsa de la Torre, nos hemos obligado a efectuar una atentísima lectura que, sin duda, ha sido fructífera, pues nos hemos vistos obligados a repensar, palabra por palabra, el poema, para descifrar una hermenéutica que posiblemente resida en el uso del vocabulario, en la palabra. “Cuando leemos, vamos acompañando”, nos dice Gadamer, que apostilla: “Es la lectura, y no la reproducción, el auténtico modo de experiencia con la obra de arte y la forma efectiva de todo encuentro con el arte. Es más, lo que se lee se realiza en la comprensión” [40].


NOTAS

[1] Madrid, Talleres Gráficos Aguirre, 1969, acabado de imprimir el día de Santa Lucía, mártir, que se celebra el día 6 de julio.
[2] “Abiertamente, César [Gutiérrez] nos contó cómo en su día entró en tratos con el hermano de Alfonsa, el Tatito -que odiaba a casi todo el mundo y muy especialmente a su hermana y a la supuesta amante de esta, Juana García Nieto (a la que, muerta Alfonsa, el Tatito, expulsó de La Charca sin contemplaciones, a pesar de ser la usufructuaria, y estar enferma y en la miseria)- para comprar la librería de los Rojas allá por el 97, valorada en unos seis millones de la época. Al final, César intermedió en la venta del lote a un librero de Pedraza. Aquella biblioteca, perfectamente ordenada, era un producto de siglos, procedía directamente de la familia Rojas, terratenientes de Cuéllar desde el siglo XV. Había manuscritos, códices y ediciones príncipe de clásicos de todos los tiempos. Sin tanto valor crematístico, pero enorme valor cultural, quedaban la obra no publicada y la correspondencia de Alfonsa, cartas perfectamente datadas con todo el parnaso literario de los 50, Felipe, Cela, Gil de Biedma, así como una colección de poesías de mujeres. Tras descubrirlas en un armario, el librero segoviano ya empezaba a cargar aquellas cajas cuando un abogado interrumpió la operación. “Estos papeles no van en el trato”, dijo el letrado. Y allí se quedaron. Hoy la casa es una ruina. Seguramente de aquellos papeles no queda ni rastro. Pero la cosa es peor. Tal era el odio de Basilio (fallecido en el 2003) para con su hermana que no es nada descabellado pensar que el fulano destruyó ese legado, simplemente por joder. Desde luego, testimonios abundan en Cuéllar que afirman haber escuchado al sujeto anunciando su intención de proceder a la quema del legado” (Vid., Shirley Mangini, Las modernas de Madrid, Barcelona, Península, 2000).
[3] “Culturalismo, exquisitez, refinamiento, lenguaje muy personal para el tiempo literario en que escribe su obra; en definitiva, otro modo muy actual de concebir la creación poética” (cfr., Carmelo Guillén Acosta, Poesía española 1935-2000, Madrid, N. y C. 2001, pp. 23-24).
[4] Vid., Ernestina de Champourcin (selección y estudio introductorio), Dios en la poesía actual. La búsqueda de Dios en la poesía moderna española e hispanoamericana, Madrid, BAC, 1972, 2º ed. revisada y aumentada. En esta antología aparece Alfonsa de la Torre formando parte de la generación de posguerra, con los poemas Defensa de las virtudes e Himnodia de las espigas.
[5] Vid., Carmen Conde, Poesía femenina española viviente: antología, Madrid, Arquero, 1954; Poesía femenina española (1939-1950). Antología de .........., Barcelona, Bruguera, 1967; Poesía femenina española (1939-1950). Antología de .........., Barcelona, Bruguera, 1970, 2ª ed. En esta antología figuran los siguientes títulos: Viento de despedida, Hasta que todo fue música, Irrumpieron los ángeles, Ante un prado, Pesadilla de las infanticidas, Elegía a los niños del bosque de Bolonia, Evocación de Santa Inés.
[6] Vid., Josefina Romo Arregui, “La poesía de Alfonsa de la Torre”, en A. de la Torre, Égloga, Madrid, Editorial Hispánica, 1943, pp. 5-23.
[7] Vid., José María Martínez Cachero, La revista de poesía Garcilaso (1943-1946) y sus alrededores, Madrid, Devenir/Juan Pastor editor, 2005.
[8] Vid., Luis Besa, “La biblioteca de Alfonsa”, en El Norte de Castilla (4-8-08), www.nortecas- tilla.es/20080604/segovia/biblioteca-alfonsa-20080604.html
[9] Vid., Fernando F. de la Flor, “Arcadia y Edad de Oro en la configuración de la bucólica dieciochesca”, en Anales de Literatura Española 2, 1983, pp. 111-153.
[10] “La formas pastorales clásicas [...] pueden hallarse en la obra de nuestros escritores contemporáneos, conservando, además de la forma exterior de melancólico canto entonado en un bello paisaje de la naturaleza y de las alusiones amorosas imposibles, el mismo significado interior de ferviente nostalgia por un edén perdido y de complacencia por poseer el arte de expresar en verso el propio dolor” (cfr., Pilar Gómez Bedate, “La herencia del bucolismo en los primeros libros de Juan Ramón Jiménez”, en Poetas españoles del siglo XX, Madrid, Huelga & Fierro, 1999, p. 41).
[11] Vid., María Payeras Grau, “La voz reprimida de la mujer en las generaciones poéticas de posguerra”, en Texturas, 2006, 8, pp. 171-180; “Figuras femeninas en la obra de Alfonsa de la Torre”, en Signa, 17, 2008, pp. 249-272; “La liturgia de eros en la poesía de Alfonsa de la Torre y Ana Rosetti”, en Donne nel novecento, Mujeres en el siglo XX, Women in XXth Century, Roma, Aracnae editrice, 2009, pp. 151-160; “Dos aproximaciones a Alfonsa de la Torre”, en Celdas para aparcar azucenas azules, Ayuntamiento de Cuéllar, reedición, junio 2010; Espejos de palabra. La voz secreta de la mujer en la poesía española de posguerra (1939-1950), Madrid, UNED, 2009.
[12] Gracias a su gestión e iniciativa, en junio de 2011, coincidiendo con la celebración de la IV Feria Municipal del Libro, se presentarán las Poesías Completas de Alfonsa de la Torre, en una tirada que ya creo corta: 500 ejemplares.
[13] Vid., Capi Corrales Rodrigáñez, “Alfonsa de la Torre (1915-1993)”, en Paloma Alcalá Cortijo, Capi Corrales Rodrigáñez, Julia López Giráldez (coords.), Ni tontas ni locas. Las intelectuales en el Madrid del primer tercio del siglo XX, Madrid, FECYT, 2009, p. 168.
[14] “Desde hace apenas unos días, el Ayuntamiento de Cuéllar conoce la existencia de un poemario inédito de Alfonsa de la Torre, que en estos momentos se encuentra en estudio. Se trata de Motivos sobre la niebla, fechado en el año 1941, donde se incluyen distintos poemas mecanografiados y con correcciones realizadas a mano por la propia poetisa cuellarana. En estos momentos la experta en la figura de Alfonsa de la torre, María Payeras, se encuentra trabajando en la comparativa de los poemas y comprobando su existencia en otras publicaciones, ya que algunos de los corregidos se encuentran en el que fue su primer libro de poemas publicado Égloga. Además, se conoce la existencia de otros poemas sueltos que están siendo recopilados por Payeras, ya que de cada libro que De la Torre publicaba, realizaba una edición especial que dedicaba con un poema de su puño y letra a poetisas y amigas” (vid., Mónica Rico, “Descubren un nuevo manuscrito inédito de Alfonsa de la Torre”, en El Norte de Castilla (9-02-11). www.nortecastilla.es/v/20110209/segovia/descubren-nuevo-poemario-inedito-20110309.html.
[15] Vid., Carmen Zulueta/Alicia Moreno, Ni convento ni college. La Residencia de Señoritas, Madrid, Residencia de Estudiantes-CSIC, 1993.
[16] Cfr., Umberto Eco (Andrés Boglar, trad.), Apocalípticos e integrados, Barcelona, Debolsillo, 2004, p. 30.
[17] “El affaire Juana García Noreña ha tenido un final novelesco. En la tertulia del café Gijón, el más famoso mentidero madrileño, corre la especie, probablemente falsa, de que Juana se ha dejado seducir por una amiga suya, poetisa y bastante mayor que ella, Alfonsa de la Torre, quien la ha contratado como su secretaria y se la ha llevado a su casa de Cuéllar, donde viven juntas. Ya la llaman la castellana de Cuéllar, remedando el título de la conocida novela histórica de Espronceda” (José Luis Cano, “Poetas y poetisas”, en El País, 28 mayo 1985). Pero más novelesca fue su expulsión de la casa de Alfonsa, a su muerte, por parte de su hermano, un pobre hombre, por lo que salió de La Charca y se marchó a Llanes, al parecer era de allí, tan silenciosamente como había vivido en ella durante al menos 42 años. En la novela de Joaquín Pérez Azaústre, La suite de Manolete (Alianza, 2009), se cuenta parte de este suceso.
[18] Vid., Ernesto Escapa: “Las colinas del duque” en www.laposadadelduque.com/n43/ rutapor-423.shtml
[19] Vid., Diana Ramírez de Arellano, Poesía contemporánea en lengua española, Madrid, Murillo, 1961. En este libro se incluyen Viento de despedida, Ante un prado, Irrumpieron los ángeles, San Bernardino, Pesadilla de las infanticidas, Canción del pomo, Pregón de fortuna, Estoy en el umbral del Laberinto, Como lluvia de marzo en el sotillo, Ya siento que a mi lado no te siento, Detrás del ventanal, Codo con codo, Paloma de papel, Carta primera. Estos últimos poemas son sonetos salvados por Diana que han sido recogidos en “Alfonsa de la Torre (6)”, lacaladelacola.blogspot.com, 22 enero 2011. En la lectura del texto de Diana Ramírez, hay un hecho que llama la atención: siempre que se dirige a Alfonsa le llama el poeta.
[20] Cfr., Francisco Otero, “La poesía de Alfonsa de la Torre” [en línea] en El Adelantado de Indiana, nº 2, mayo 2006. [Dirección URL] [Consulta: 15 febrero 2011].
[21 Cfr., Julia López Campuzano, “Farmacias monasteriales en la Orden Cartuja”, en Anales de Historia del Arte, 1999, p. 349.
[22] “El título como signo, en la comunicación literaria, se convierte en avanzadilla o primer elemento de contacto entre el emisor del mensaje y el receptor, ya sea dentro del sistema comunicativo o como simple acto de comunicación” (cfr. Manuel Martínez Arnaldos, Los títulos literarios, Madrid, Nostrum, 2003, p. 15.
[23] Cfr. Umberto Eco, Apostillas a El nombre de la rosa, Madrid, Lumen, 2000, p. 13. Cito por Manuel Martínez Arnaldos, “El título: persuasión, manipulación y diseño”, en Isabel Morales Sánchez-Fátima Coca Ramírez, editoras) Estudios de teoría literaria como experiencia vital, Cádiz, Universidad de Cádiz, 2008, pp. 241-250.
[24] “Un buen título dirá tanto cuanto basta para excitar la atención, no para agotarla” (vid. Gérard Genette, Seuils, Paris, Seuil, 1987 [ed. it. a cura de Camila Mª Cederna, Soglie. I dintorni del testo, Torini, Einaudi, 1989, pp. 91].
[25] Vid., VVAA., El palacio de Pedro el Cruel, Segovia, Cámara de Comercio de Segovia, 2008.
[26] ABC. Madrid, 7 junio 1972, p. 63.
[27] Vid., Peter Szondi, Introducción a la hermenéutica literaria, Madrid, Abada, 2006.
[28] Cfr., Luis de Arrigoitia, Pensamiento y forma en la prosa de Gabriela Mistral, Editorial de la Universidad de Puerto Rico, 1989, p. 72.
[29] Sabiendo que emenagogo es un neologismo del siglo XVIII, 1732, conocemos también la fecha, no el título, de este libro, seguramente de farmacología, en el que lee Alfonsa algunas de las cosas que comenta. Si fuera significativo, se hubiera tratado de localizar el libro.
[30] Vid., Paulino Valderas Braojos, “El cofre de los tesoros matemáticos: el astrolabio”, en El Matenavegante (18-3-09) elmatenavegant.blogspot.com (16 febrero 2011)
[31] Cfr., James Hillman, Pan y la pesadilla, Barcelona, Atalanta, 2007, p. 82.
[32] Vid., Oswald Wirth (Ismael Berroeta, trad.), Teoría y símbolos de la Filosofía Hermética, 2005. en labitacoradealchemy.blogspot.com/2009/03/teoria-y-simbolos-de-la-filosofia-html
[33] Vid., Luciano Rossi, “Il cuore, mistico pasto d’amore: dal Lai Guirum al Decameron”, en VV. AA. Studi provenzali e francesi 82, Quaderni Romanica Vulgaria 6. L’Aquila: Japadre, 1983, pp. 28-128.
[34] Vid., Antonio Grimalt García, “Los preludios del mal”, en Los Preludios del Mal.pdf.
[35] Vid., Diana Ramírez de Arellano, cit., 1961, p. 491.
[36] Vid., Jesús González de la Torre, “La Ventana de mi memoria. Alfonsa de la Torre”, en El adelantado de Indiana, nº 2, mayo 2006.
[37] Como se puede comprobar, el latín no sólo está corrompido sino deturpado (deformado) pues, primero, no se acentúa ninguna palabra latina, pues sus sílabas son largas y breves; ae, hon, no existen como tales palabras. Creo que su inclusión en esa oración popular se debe al prestigio que aporta al que facilita lo oración la pronunciación del latinajo.
[38] Adonaí: nombre griego de Jahveh (YHWH), significa mi Señor, mi Maestro, mi Amo. La Cábala persigue, entre otros fines, expulsar un demonio mediante la evocación del nombre de Adonaí. Siempre hay un dualismo, como hemos podido observar, que actúa de contrapeso o contraposición en la composición poética.
[39] Cfr., María Romano Colángeli, Irrumpieron los ángeles de Alfonsa de la Torre. Estudio estilístico, Málaga, Librería Anticuaria el Guadalhorce, 1965, p. 13.
[40] Cfr., Hans-Georg Gadamer, Estética y hermenéutica, Madrid, Tecnos/Alianza, 20063, pp. 28-29.

Ilustraciones:
(c) Retrato de Alfonsa de la Torre en Égloga. Portada del libro de su vida. Cuéllar, propiedad, me imagino del Ayuntamiento. Gracias.