domingo, 5 de mayo de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (26)



24. 

Abre y cierra mi libro el aire inmenso 
de la Cala, del aprendido mundo
en el ritual del día a día, el polvo
en el calcañar, sobre uno la lluvia.
Todo queda lejano en el misterio
de la posible dureza del fuego:
en mí sólo la rosa de tu rostro.
No preguntes por qué precisamente
hoy escarbo en el viejo baúl en busca
del manoseado despojo, cómo
los leves tobillos levantan nubes
de lejanía. Preparo el bagaje.
Salido de este mar, seré viajero
por las tierras del té de jazmín, junto
al hombre de jade en el refugio albo
de la caña. En lo eterno de los días
breves, es el tiempo otro movimiento
de mar, de nubes, de viajeros pónticos
huyendo, o terrestres, vagando, solos
con su historia, hacia su túmulo, flores
en la mano, sus hatos sobre el hombro.
Inicia el viajero el canto, saludo
mediterráneo ensaya, suplica
divina protección, sale al camino.

Entretenimiento frente a mis libros. J.L.M. (c)

José Luis Molina
Calabardina, 5 mayo 2013

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