martes, 30 de abril de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (25)



23.

En un tumulto análogo al silencio
suenan ecos de la personal huida
quizá por la escasez de algo iniciada,
buscado en otros y era en uno mismo.
Y se viaja de acá para allá en busca,
se susurra, huyendo en verdad del frente
de la diaria batalla del infierno
del marchitarse con lo cotidiano.
Se está dentro y no se sale. Alguien tiene
que forzar la marcha y la luz araña.
Así se inventan los mares, los viajes,
el líquido amniótico, el escondite.
Al fin se acepta la derrota, el páramo,
lo avieso de la raposa, la exacta
catedral del miedo, el huerto cerrado.
Se odia el mar cuando violento. Calmado,
lugar de refugio. No se es navío
por el ponto. Se padece aún el resto
del naufragio, la presente orfandad
así nacida. Invalida lo altivo
el esfuerzo. Esas voces que me llaman
a no sé qué oculto silencio bajan
de la espiga al vino, rompen la brisa
de la nada. No así el cedro, la fuente.

Fotos de José Luis Molina tomadas hoy


José Luis Molina
Calabardina, 30 abril 2013

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