sábado, 8 de marzo de 2014

El LARGO VIAJE de Joaquín Moreno Pedrosa


Cuando una persona mayor como yo lee a los poetas jóvenes, se debe, al menos en mi caso a que me gusta la poesía y a que quiero saber por dónde van los jóvenes poetas, qué de clásico queda en ellos. Hay tanta oferta que apenas sé dónde acudir. Porque, en muchos caso, la tendencia de la editorial se adivina pronto y no se trata de perder el tiempo ni de que nos marquen el compás. El compás, como el de los toreros, debe ser abierta según en qué pase. Volver al Adonáis es una garantía. Este libro conlleva una fajilla en la que se anuncia que es premio Adonáis 2013. Así que, comprado en Murcia el martes, día 4, de esta semana, en la librería de Diego Marín de Murcia, como tenía dos horas por delante en el tren de Murcia a Águilas, me dispuse a leerlo de modo que, al día siguiente, acabase este LARGO VIAJE en la cola de la cala. Bien es verdad que todos los libros que salen en mis blogs son comprados, de ahí que salga una imagen del libro para que se pueda conocer su ficha y se adquiera si es del interés del lector. No he tenido tiempo de analizar la poesía de Moreno Pedrosa y lo que de él he leído parece hacer referencia a su anterior libro, Desde otro tiempo. Es profesor  de la Universidad de Sevilla y, por tanto, uno más de los poetas filólogos. Escribe bien, aseado. Su libro se lee bien, es decir, de un tirón. Cuando llegaba a Lorca, ya lo había leído. Me asombré. Sí iba rápido yo en mi lectura o lento el tren en su caminar, en su viaje no tan largo. Cuando abandoné el tren en Águilas, me di cuenta de que, desde Lorca, desde el final de su lectura, había estado pensando en el libro para sustanciar cuanto me había quedado de esta primera lectura.


ESTA NOCHE
Con el último sol en las ventanas
y unas llaves que cierran, y un pasillo
Y al final, en un cuarto ya sin nadie,
sentir mi vida apenas como un eco,
todo lejano y con sabor a otro.
Y ahora de qué sirven tantos días
de luz en el recuerdo, con mi nombre
sonando en otras voces, si al llamar
aquí en el corazón nadie contesta,
en el pecho un silencio que da miedo.
Serán mis ojos malos, que no saben.
Pero esta noche no me queda nada,
toda mi vida me parece apenas
una mano pidiendo, tan vacía
que ya sólo le queda esperar todo.

José Luis Molina
Calabardina, 8 marzo 2014



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