martes, 3 de enero de 2012

UN POEMA MÁS BIEN FÁCIL

Un poema complejo -barroco- es, a mi juicio, un ejercicio espiritual más eficaz que un poema sencillo. En el primer caso, has de volver y volver sobre el poema para determinar qué nos ha querido decir el poeta. Si el poema es sencillo, pronto captas lo que quiere exponer y lo abandonas porque ya está, ya lo sabes y se evapora porque no tiene nada más dentro. A pesar de ello, hoy, toca un poema sencillo cuya confección me ha distraído mientras mi santa padecía con los ejercicios de rehabilitación. Amén.

Mi padre en 1936


LOS DESPOJOS DE LA FIESTA

Parecen trofeos abandonados
tras la batalla infantil escasamente
duradera -lo que tarda una Navidad
en dejar de ser y morir como un día corriente-,
despojos de un (des)ilusión cumplida
para llenar un hueco creado por la estúpida
inopia mental, todos esos reyes magos que,
como impunes ladronzuelos, ascienden
por los balcones y asaltan los sueños
de tantos cuantos ponen en esas bagatelas
mortal pirueta de la que se sale indemne
porque no hay nada más debajo del disfraz.

Como hasta San Antón Pascuas son y las
campanas suenan una tras otra, hasta
entonces o más veremos este símbolo 
del consumo consumido mientras los días
medidos se mecen a la velocidad
del calendario, a la luz de las luces navideñas
que asfixian el árbol simulado de los cretinos
adornos que abastecen las tiendas chinas
de los peculiares obreros que sólo, dicen, saben
laborar por bajo estipendio y morir como la mantis
el urogallo y sin duda quien esto (mal)escribe.

Si un poema lo descubre (describe) todo,
¿para qué escribirlo? Me gustan los poemas
como música cencellada. Busca cencellada
en el diccionario, verás cómo no recoge
la definición, ni los detalles estéticos y afectivos
que oculta el grimorio del aria activo. Con esto
puedes pasar meditando todo un día si los
pájaros no son veloces. Para el resto, tienes
toda una eternidad. Yo ya habré descubierto
su sentido porque habré pasado ese velo
que me entristece cada día que pasa más y más.
No sé si, cuando se lo digo a Carmen, lo escucha
porque cada vez que pasa el viento se lleva una flor.





Día 3 de enero de 2012
José Luis Molina

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