miércoles, 21 de marzo de 2012

SIC SEMPER TIRANIS

José Luis Molina Martínez

¿Recuerdas, Ana Ballester locuaz, que, en otro tiempo,
supimos de Filoctetes? El noble guerrero prendió fuego
a la hoguera en la que yacía, con insoportable dolor,
Hércules, el valiente. Así había determinado el oráculo
de Delfos y Filoctetes decidió hacer lo que ningún otro
soldado quiso: acabar con el fiero dolor del héroe fiero
del mito. Por hacer un bien, justo en aquella sociedad,
fue mordido por una serpiente que llevaba los celos
de Hera como veneno mortal. Filoctetes cuidaba sus feas
heridas -por el nauseabundo olor que amanaba de ellas
fue abandonado por sus amigos, rescatado cuando convino
y curado cuando hizo falta-, poniendo su alma tras
el mundo de sus sueños, vestigio todo de algo ya no
existente que hizo aflorar llanto lastimero. Filoctetes
es ahora, marzo casi llegando a las Kalendas del mes
dedicado a Venus, un poema precursor de cuanto parece
mar serena, pórtico del bien, alegoría mística, flor silvestre,
hija bien amada, mujer musical, flujo azulado entrante
hasta el banco del paseo de la Cala, en donde, asustado,
fugiente de otros idus, dejo correr mi pilot como pluma
novedosa que imprime cuanto discurre en el momento
actual, en la soledad soleada de la calma festiva y sestera,
que Dios me ha regalado para que ocupe un tiempo breve
en el ágora, mientras Filoctetes lame sus heridas, solo,
en construir un ensayo de aproximación a través de la
filosofía de la afinidad música y poesía, como si fuese
diario de prisionero. Vente a la orilla celeste de esta mar
que acaricia la Cala y cura con el agua marina las heridas
de tanta muerte no vengada, de tanta desilusión progresiva
que ha hecho de mí un código de afecto filosófico para
descifrar los dioses ajenos.
Seguro soy, Ana, de que no
ignoras que fueron pompeyanos a los que César había perdonado vida y hacienda quienes cambalanchearon
los idus de marzo, mes guerrero dedicado a Marte:
sic semper tiranis.
Filoctetes, en verdad,
fue utilizado. Pero nadie duda de la eficacia de su arco y
de sus flechas.
Quizá lo más lírico fue su amor por Helena de Troya.
Pero esto, leyenda hermosa, de la que, quizá, nos hubiese
gustado ser personajes principales, queda para otro día
y otra hora. Ya ha caído un manto oscuro por toda la Cala.

Filotectes
Calabardina, 21 de marzo de 2012
José Luis Molina Martínez

No hay comentarios:

Publicar un comentario