sábado, 13 de abril de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (19)



17.

En la esfera extensa del tiempo nada
que se detenga existe, ni de pájaro 
vuelo, ni sendero de áspid, ni cauce 
de agua, río. ¿Acaso un sueño en sonrisa 
de niño duerme más que mariposa 
en rizo, aunque ángel travieso la vele? 
De eternidad da sensación la piedra 
y es falsa deducción. Ahí está, rota, 
la efigie de Antinoo. Restaurada 
se muestra la fachada del cenobio. 
Pasaste junto a mí, te llamé dama 
de jazmín y seguiste tu camino. 
Mira en tu espejo reflejada la huella 
de tu estancia en la playa de la Cala 
donde hube himno de amor en una noche 
de verano. Nada queda varado: 
Febo a la nao quema la madera, 
envejece Venus: aquel prostíbulo 
dirige en el que joven trabajara. 
Todo huye, bah. Porosa es mi presencia.
¿No asumirá acaso Averno mi tránsito 
terreno? No soy muerte solamente: 
desconozco mi origen y me asusta 
mi final. ¿Posible es tener repuesta?

José Luis Molina
Calabardina, 12 abril 2013

No hay comentarios:

Publicar un comentario