martes, 16 de abril de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (20)



18

¿Quién no conoce y quién no ha repudiado
lo fugaz ofrecido como eterno?
Ronsard avisa: siempre está con sed
la sima; la clepsidra se vacía
.
No existe arena más liviana y fría
que la suya. La de mi Cala es cálida
y dorada. Mas, a cada pisada,
un tiempo huye, una jovencita llega.
Paso a paso en edad madura habito.
Reloj me donaron damas. Y dije:
“Sepulcro eterno, repetido horario,
fugaces manecillas, femeninas
manos me obsequiaron. ¡Oh cantarinas
horas que, encantado, guardo en armario
de recuerdos! Por ellas pasa el diario
devaneo de la esfera. Tan finas
galanuras encierran repentinas
emociones, suspiro solitario.
Si por decir cuanto amistad eleva
damas me dan espejo de la vida;
si por orar de cuanto siento hermoso
sobre mi mesa está reloj precioso
que apresa el tiempo, hablara de seguida
no por la ofrenda, sí por quien la lleva”.

José Luis Molina
Calabardina, 16 abril 2013












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