jueves, 18 de abril de 2013

A LA ORILLA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (22)



20.

Asiste, herido del miedo, a la pugna
estética del ascenso secreto
por la ágil timidez de la paloma,
esperanza dormida del encuentro
en la curva del silencio y rodilla
genuflexa, de preguntas ajenas,
olvidado el rito del cuerpo absorto,
el aleteo suave, el viaje mágico
por el desamparo de un balbuceo.
¡Cómo componer esbozos salinos,
tal ansiedad, vellocino de muerte,
interrumpir, vaciarse de cuidados,
entrar en la contemplación austera
del propio ser y vacío y silencio!
Ansia el sosiego necesario para
la celebración de los años limpios
antes de añadir la destrucción propia
a los males que, empero, adivinamos
como cómitres del diario suceso,
usual atributo de nuestra especie.
¡Cuántos años maldecidos, simbólicos!
¿Acaso amor, o el odio de mí mismo? 
Al mar abrazado nunca mi muerte.
Nada importa mi suerte o desventura.

José Luis Molina
Calabardina, 28 abril 2013

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