lunes, 1 de abril de 2013

A LA SOMBRA SAGRADA DEL PROMONTORIO SALINO (18)


Desde el asfalto (c) Fotografía: JLM

16.

Los vinos tranquilos son más amables
para probar: en amarillo oxidan.
Sucede así con las núbiles negras
si espumosas o sólo soleadas.
Van a la boca aromadas, golosas.
Las blancas uvas vigorosas calman
seca sed, si los cuerpos paladean
el cristal. Agradable más que el vino
es la dulzura del emboque. Vamos,
brinda, caramelo. Si al bucal tacto
responde el aroma, señal de calma,
de ajustado sosiego a la hora noble
de la degustación. Olor y tacto,
sí, pero también el color, su brillo.
La piel sedosa, rosa carmín, copa
a la altura adecuada, al alcance hábil
de la necesidad, matices muertos,
características son de maduras
cepas, aptas para el consumo, sanas
para el trabajo en brillante tinaja.
Bajo tierra va todo y entra en juego
la experiencia, acto talmente reflejo,
don natural, para que blancas, negras,
tengan la aptitud precisa, carnosa.


Tanagra

José Luis Molina
Calabardina, 1 abril 2013

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