martes, 18 de octubre de 2011

ALFONSA DE LA TORRE EN LA POESÍA CASTELLANA DE POSTGUERRA (Garcilasismo, misticismo panteísta y cripticismo simbólico) III

 CADA MOCHUELO EN SU OLIVO
         Pero, antes de situarnos frente a la obra de Alfonsa de la Torre e iniciar nuestro trabajo, nos surge un impedimento pudoroso, que no es impotencia ante la tarea (excusatio), ni una captatio benevolentiae, que glosamos seguidamente. Nos enfrentamos a la utilidad o no de que sean varios los críticos, según su deseo, los que se acerquen a una poesía en la que no abunda la presencia de metapoética, en la que no existe reflexión sobre la propia creación poética, hasta tal punto que la “conveniencia de dejar de escribir” [18] se convierte en abandono de la escritura. Esto quiere decir que la poesía que queremos analizar sí tiene en cuenta la tradición, tanto la clásica como la contemporánea, incluso la más cercana, pero abandona el interés, a través de su propia poesía, de lo que va a suceder posteriormente.
Los importantes análisis publicados ya sobre la vida y la obra de Alfonsa de la Torre y, sobre todo, lo perfecto de su ejecución y la misma metodología elegida, alejan al investigador de un sencillo acercamiento a tan personal poeta porque casi todos los aspectos posibles han sido señalados [19], aunque, en algunos casos, no con la profundidad con que contarán cuando la investigación que lleva a cabo la doctora Payeras Grau, quien más y mejor se ha ocupado de la poeta, esté definitivamente conclusa [20], aunque creo que ese reconocimiento que se le tributa a su labor es un signo de continuación en el trabajo que inició de manera tan prudente, severa y eficaz.
Pensamos muy seriamente que la aproximación de otros investigadores, incluido nosotros, en alguno de los temas relacionados con su obra, puede parecer una intrusión, el paso alborotador de un elefante por una cacharrería, la invasión de un coto cerrado, eso sí, sin vedado de caza, de un espacio intelectual exclusivo en este caso, de un lugar para el que el crítico no ha sido llamado, pues ya estaba ocupado, aunque la publicación de su Obra Poética (2011) puede hacer variar la situación, debido a lo atractivo del personaje y la complejidad de su poesía. Porque no existe la excusa de la inexistencia de su obra y ya no se puede hablar de bibliografía pasiva.
Es más, para que se pueda abarcar la entidad poética de la obra de Alfonsa de la Torre, creemos necesaria la presencia de un núcleo de especialistas en las diferentes ramas que afectan a la misma –semiología, teoría de los polisitemas [21], literatura y poética comparadas, teología, psicología, ciencias ocultas– para, una vez analizada la investigación resultante por sectores o temas, se proceda al ensamblaje de las conclusiones parciales para acceder sin excesiva dificultad a un conocimiento total global de todas y cada una de sus manifestaciones literarias y paraliterarias, es decir, los “conocimientos sobre los elementos que influyen y moldean la obra. Estos condicionantes van desde el autor y la época en que escribió hasta los convencionalismo estéticos culturales que  la definen como producción artística” [22], puesto que, todavía, “la necesaria vinculación entre lo paraliterario  y lo literario sigue siendo un reto en el análisis de este tipo de textos, pues la mayoría de los algoritmos se centran en la obra per se, y no en ese contexto paratextual en el cual se construye el texto” [23]. Es decir, que al analizar la obra literaria, se han de tener en cuenta los datos biográficos del autor, el momento histórico social concreto en que surge la obra, su relación con otras obras del escritor o de otros escritores, época o movimiento, recepción y trascendencia de la obra literaria, aspectos de la crítica literaria, autovaloraciones del escritor sobre su estilo y cuanto ayude a su conocimiento e interpretación, se encuentre donde se encuentre y venga por los medios que venga.
No es nuestra intención entrometernos en donde nadie nos llama, y menos quitarle a nadie su botín, sino contribuir con nuestras aportaciones [24] a un posible mejor conocimiento de la poeta, basado en el tanto tiempo durante el que admiramos su poesía, cuando cayó en nuestras manos ÉGLOGA, hace más de treinta años[25], y su lectura nos ha acompañado cuando hemos querido degustar (paladear) la palabra poética con solera, como si bebieramos vino de añada excelente guardado en odre añejo.
Somos también, por contraposición, muy conscientes de que Alfonsa de la Torre no es un asunto ‘trillado’, sino más bien un tema sobre el que se pueden decir aún muchas más cosas –todas las que no se han dicho–, sin meterse en corral ajeno –cada mochuelo en su olivo– sino atisbando desde la atalaya de otra perspectiva crítica que puede enriquecer el conocimiento de la poeta utilizando otro canal metodológico, quizá un eclecticismo teórico multi o pluridisciplinar e interdisciplinar, o teoría literaria distinta –psicoanalítica, hermenéutica, semiótica, de los polisistemas, de la recepción, ideología–, como ya hemos indicado, pues no es malo repetir criterios para asentar principios.
Creemos necesario, para abandonar la cuestión que hemos denominado ‘impedimento pudoroso’, citar estas palabras que vienen como anillo al dedo y sirven de justificación sea o no necesaria: “Nadie que emprende un trabajo puede dejar de pensar que lo que él va a decir no está dicho todavía, simplemente porque nadie lo ha dicho de esa manera, ni desde ese punto de vista” [26]. Sin embargo, creo que este nuestro estudio sólo va a servir para satisfacer nuestro deseo de conversar con la poeta, comunicarnos mediante la lectura de su obra, imaginar su presencia a través del conocimiento adquirido por medio del estudio, objetivo personal antes de saber que otras personas investigaban con tanto acierto sobre ella, hecho del que tuve conocimiento por parte de María del Carmen Gómez Sacristán [27], culpable, sin duda, de que Alfonsa de la Torre se pueda leer. Si hemos hecho nuestra confesión de parte, no ha sido para evitar suspicacias por haber acometido este trabajo –no tenemos el sentido de culpa de haber entrado en campo contrario–, grato aunque complejo, porque cada uno es libre de pensar como quiera, ni para justificarnos ante nosotros mismos, que no lo necesitamos, sino para que el lector tenga una sincera información de primera mano sobre nuestra dedicación literaria a la poeta cuellarana, sin otro más allá que cuanto de atractivo y, sobre todo, profundo y original, encontramos en su poesía. Aún más, nuestro trabajo es nuestra satisfacción. Con eso basta, porque
“mis arreos son las armas
mi descanso el pelear”,
como se lee en el romance,
“pero por vos, Señora,
todo se ha de comportar”[28],
utilizando en este comportamiento casi un galanteo garcilasista que sólo es un retoricismo de índole clásica extemporáneo.
 NOTAS
[18] Cfr. Ramón Pérez Parejo, Metapoesía y ficción: claves de una renovación poética (Generación de los 50-Novísimos), Madrid, Visor, 2007, p. 11. Es el momento de comunicar que la lectura de este libro estuvo motivada por nuestro deseo de conocer qué trato dio al garcilasismo la poesía inmediatamente posterior, que parece inexistente. Pero Alfonsa de la Torre es algo más que Garcilaso.
[19] Cfr., Josefina Romo Arregui, “La poesía de Alfonsa de la Torre”, en A. de la Torre, Égloga, Madrid, Editorial Hispánica, 1943, pp. 5-23. Diana Ramírez de Arellano, “Alfonsa de la Torre”, en Poesía contemporánea en lengua española, Madrid, Murillo, 1961, pp. 21-129. María Romano Colangeli, “Irrumpieron los ángeles” de Alfonsa de la Torre. Estudio estilístico, Málaga, Publicaciones de la Librería Anticuaria El Guadalhorce, 1965. Francisco Otero, “La poesía de Alfonsa de la Torre”, en El Adelantado de Indiana, nº 2, mayo 2006. [En línea]. Dirección URL: <www.adelantadodeindiana.co.nr> [Consulta: 15 febrero 2011]. Jesús González de la Torre, Vida de Alfonsa de la Torre. Madrid, Eila Editores, 2009.
[20] Cfr., María Payeras Grau, “Escritoras bajo el franquismo. Poesía 1939-1959”, en Mujer y literatura en el siglo XX, Málaga, Centro Cultural Generación del 27, 2006, pp. 69-91; “La voz reprimida de la mujer en las generaciones poéticas de posguerra”, en Texturas, 2006, 8, pp. 171-180; “Figuras femeninas en la obra de Alfonsa de la Torre”, en Signa, 2008, 17, pp. 249-272; “La liturgia de eros en la poesía de Alfonsa de la Torre y Ana Rosetti”. Donne nel novecento, Mujeres en el siglo XX, Women in XXth Centur, Roma, Aracnae editrice, 2009, pp. 151-160; Espejos de palabra. La voz secreta de la mujer en la poesía española de posguerra (1939-1950). Madrid, UNED, 2009; “Dos aproximaciones a Alfonsa de la Torre”, en Celdas para aparcar azucenas azules, Cuéllar, Ayuntamiento de Cuéllar, reedición, junio 2010; “La poesía de Alfonsa de la Torre en sus paradojas existenciales”, en Alfonsa de la Torre, Obra Poética, Madrid, Ayuntamiento de Cuéllar – EILA Editores, 2011, pp. 35-60.
[21] Con la teoría de los polisistemas, Itamar Even-Zohar propone transformar la ciencia de la literatura en la ciencia de la literatura en la cultura. Para ello hay que reunir los estudios semióticos con los literarios para poder mostrar que los estudios literarios desvelan verdades particulares de un todo. La literatura, pues, sería un espacio más en el que investigar y buscar la elaboración de leyes acerca de la actividad humana. Con la aplicación práctica de la teoría de los polisistemas, habría que analizar siempre la superestructura ideológica y el contexto político social, por ejemplo, lo que nos aleja de las teorías que analizan el texto en sí o la teoría de la recepción como panacea interpretativa, o la sobreinterpretación (cfr., Francisco Javier Sáinz Paz, Una visión polisistémica de Los días terrenales de José Revueltas. Tesis de Licenciatura. México, UNAM, 2011. [En línea]. Dirección URL: <es.scribd. com/doc/56727682/Una-vision-polisistemica-de-los-dias-terrenales-de-Jose-Revueltas>. [Consulta: 21 de octubre de 2011]. Esto nos conduce al eclecticismo como método de análisis en este caso concreto.
[22] Cfr., José A. Vidal, “Aprender literatura o convertirse en lector”, en Obras maestras del relato breve, Madrid, Océano, 2002, p. 19.
[23] Cfr., Concepción Yadira Piñera, La vinculación de los elementos paraliterarios y literarios en el análisis del texto literario. [En línea]. Dirección URL: <http://www.ucp.pr.rimed.cu/sitios/ revistamendive/nanteriores/Num29/pdf/ 9.pdf>. [Consulta: 18 octubre 2011].
[24] Este estudio, más amplio de lo previsto en su comienzo por su atención a cuestiones que le afectan de tipo cultural, religioso, esotérico, heterodoxo o marginal, ha de atender o utilizar en su construcción un eclecticismo teórico, crítico e histórico, y la interdisciplinariedad –acercarse de forma integral a la interpretación y elaborar nuevos enfoques metodológicos para la solución de las dificultades que se van a presentar en su ejecución– si queremos atender esos factores, e intentar globalizar el conocimiento de la vida y, sobre todo, la obra de Alfonsa de la Torre. Ingente tarea que escapa a la labor solitaria.
[25] Se encontraba el libro en la biblioteca particular de Concha Fernández Luna, escritora de literatura infantil, en su domicilio de Águilas (Murcia), cuando estuvimos haciendo su inventario, porque se la había ofertado a una entidad de ahorro y nosotros éramos el encargado de preparar un informe para su compra. Nada de eso fue posible por la actitud posterior de la escritora y su fondo se encuentra hoy depositado en la Biblioteca Municipal de Lorca. Es el ejemplar número 454, del que me quedé una fotocopia que he leído innúmeras veces. Hasta que nos alejaron del trabajo oficialmente, no hemos podido hacer lo que ahora nos ocupa: analizar su obra según nuestra capacidad.
[26] Cfr., Carmen Martín Gaite, Usos amorosos de la posguerra española, Barcelona, Anagrama, 2007, p. 15.
[27] Concejal de Cultura por el PP de Cuéllar y responsable de la reivindicación de la poeta.
[28] Versos con los que comienza y versos con los que acaba este romance anónimo perteneciente al Romancero viejo.

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