viernes, 21 de septiembre de 2012

SECO PANORAMA DESDE EL PUENTE




Sobre la baranda que, desde cada orilla
del puente, acerca un tramo de la vida
(diaria) a otro lugar de árboles puntiagudos
sobresaliendo sobre los tejados secos,
sin lluvia copiosa de invierno, observo
insectos sombríos y agostadas rosas
sin beso de hada. Escribo ahora mismo
la plaga del árbol de hojas antes verdosas,
de piel moteada en el tiempo de mi agreste
mirada, sin talar, sin reconducir su tendencia
a sobrepasar el mediano muro límite del cauce
de esa rambla. Nunca verá la pobre pasar regato
alguno plateado o lleno de tarquín. Esta es
tierra condenada a la palmera, al algarrobo,
a la cibara, a las adelfas. Es un sequeral,
como hembra sin fruto de su vientre.
Son hermosas, pero estériles, aunque sea
mucho el amor que se les acerca. Pero ves
los matujos secos, el caudal vacío, los verdes
sin brillo y, sin querer, aparece un recuerdo
para que los ángeles de la sequía, en tiempo
próximo, en este otoño tan cercano
desde el final de este agosto sin gracia,
hagan fluir la alegría del agua con la ilusión
de un cadeo de cintura de mujer grata.
Los ruidos infestan el aire, la brisa muere
de abundancia de sol, el placer (in)alcanzado
hiere el silencio refugiado, como yo,
en el rincón salobre de la Calle Tranquila.

José Luis Molina Martínez
Águilas, 14 agosto 2012

No hay comentarios:

Publicar un comentario