viernes, 13 de julio de 2012

HOGUERA SOBRE LA PIEDRA DE LA SEÑORA NATURAL

Madonna col bambino (stile di A. di Duccio, circa 1469)
Duradero encuentro en la ribera
de las campanas de sonido enlazado
al fluir de los ríos de plata sonora,
verde eco alongado hasta los meandros
de la llanura estepada. Las sarmentosas
ramas báquicas del árbol umbro,
enraizado en la corriente luminosa
que siembra de color el prado, ofertan
sombra novedosa a quienes busquen
consuelo, sosiego escasamente variable.
Los acebuches inician el soleado
refugio de los lagartos y salamandras,
mientras la hierba seduce la amplitud
del silencio no habitado. Una ermita
florece cabe el árbol apacible.
Cercano, el pozo del misterio como
novedad en barca con zafiros.
Acoge la luna al huir de la celeste
ruta del retorno. Sobre la gárgola, 
un arcángel despierta la rosada
aurora que se acerca sin prisa,
atraviesa la montana frígida 
y se hace mañana, reverbero dorado.
Se acerca a la soledad de los pobres
olivos de aceite goloso, suave,
oriverde, y renueva la alegre longitud
de las salmodias. Sobre la puerta,
sedente beatitud de madre señora.
Más allá, el aviso de la pantera: acude
sinuosa, exhalando perfume oneroso.
Al final, reposa bajo los pies de la
Madonna, almendra de piedra,
sarcófago celeste, anuncio de sepulcro
sagrado, órfica imagen de lentitud
varada en la estela de la amorosa
magnitud de la belleza uniforme.
A esta hora del crepúsculo, nada
es de manera estable. Cae, abandonado,
el velo oscuro del tiempo de este día.

Caladardina, 13 julio 2012
José Luis Molina Martínez


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