viernes, 8 de julio de 2011

DIEGO TORRES DE VILLARROEL y ARMANDO BUSCARINI

Bajo un calor irritante sólo soportable por quien no tiene otra solución o por aquellos que están donde su tesoro, tras la lectura reposada del último escrito sobre Eliodoro, reflexiono sobre los poetas y utilizo sus propias palabras:


1
Pago que da el mundo a los poetas
Dícese de Quevedo que fue claro,
y que en algunas coplas está obsceno;
Góngora puede ser que fuese bueno
pero ya sus comentos le hacen raro.

El Calderón, que nos lo venden muy caro,
sólo de lo amatorio fue muy lleno,
y nos dejó en la cómica un veneno,
que nos hemos bebido, sin reparo.

La idea de Juan Pérez fue abatida,
de Solís intrincada, ¡infeliz suerte!
¡O ciencia pobre! ¡Facultad perdida!

¡Mundo borracho, que al varón más fuerte.
después de ajarlo, miserable, en vida,
predicas estas honras en su muerte!.



2
Alma de artista
Yo soy un triste niño poeta sin fortuna
que voy por el arroyo de la vida cantando
los versos de mi alma bajo la blanca luna,
y, como es mi alma un sueño, voy soñando, soñando...

Sin cuidarme que el hambre ya me acecha a la puerta
que da paso a esta vida tan vulgar a irrisoria...
¡Yo sólo llevo mi alma a la ilusión abierta
y aunque me muera de hambre moriré por la gloria...!

Yo sueño, y yo deliro, y yo me vuelvo loco
de amor, de poesía, de amargura... El camino
voy así recorriendo yo a solas poco a poco
ebrio de azul inmenso y ebrio de azul divino...

(Armando Buscarini, 1904-1940, Cancionero del arroyo),

3

Cuántos días han pasado qué sucesos
se han vivido cuánto tiempo ha transcurrido
para que el hombre ya no sea hombre
para que la sonrisa sea cicatriz adversa
qué fácil es qué poco cuesta acabar con
el tiempo de primavera las flores las frescura
interior la espontaneidad sana del hombre sano
del hombre no apresado en el círculo vicioso
de una palabra de una idea taladradora 
esto determina que este hombre no sea ahora
como aquel de entonces candor primero
y que nerviosos inquieto y triste esté sentado
olvidado de todos menos de sí en el bosque
de ideas tortuosas llenos de reproches torturado.
(José Luis Molina. De Salmo para perder la sonrisa, 1979)


Si antes se decía Juan por tres calles, ahora decimos que, en Bogotá, hay una calle para tres Juanes. La poesía, ¿ha de ser un poco más clara? Pues yo digo que buey suelto, bien se lame.

Despedida y cierre


Aquí yace un cortesano
que se quebró la cintura
un día de besamano.
Aquí le enterraron de balde
por no hallarle una peseta,
¡no sigas!; era poeta

No hay comentarios:

Publicar un comentario