sábado, 2 de julio de 2011

MIGUEL GIMENO ESCRIBE SOBRE ELIODORO PUCHE



Eliodoro

Buen amigo y poeta fue Eliodoro
con su fino perfil desvencijado
como un Quijote deshumanizado
que nunca fuera del urbano coro.

Le dio la noche su mejor tesoro:
su esgrima del amor y del pecado
y un supremo desdén, inveterado,
por la codicia impúdica del oro.

Fue amigo de Verlaine  –siempre moderno–
y cantó sus Crepúculos de invierno
en verso impar henchido de emoción.

Murió de hastío porque ya no quiso
sobrevivir. Y está en el Paraíso
con Antonio Machado y Juan Ramón.



        Corazón de la noche

Es Lorca ciudad trasnochadora,
la noche es, para ella, su elemento,
algo como sutil embrujamiento
que le da su expresión más seductora.

La noche es irreal, embriagadora,
esparce sus aromas en el viento,
nos sigue, a veces, con su paso lento
y nos abre las puertas de la aurora.

Corazón de la noche: fue Eliodoro
quien así la llamó con su sonoro
y castizo lenguaje de poeta.

La noche ha sido su pasión esclava;
hundirse bajo el arco de la Cava
a vagar por alguna plazoleta.


      Lorca y Eliodoro

Lorca le dio a Eliodoro su respeto,
el sobrio bienestar de su morada
y una amistad cordial siempre forjada
en la pleamar de su vivir inquieto.

Eliodoro dio a Lorca su secreto,
el duende de la noche desvelada,
la angustia larga de su madrugada
y ese rumor lejano y recoleto-

Sin él fue la doncella que se escuda
dentro de sí;  él llega y la desnuda
como una desposada sin amor.

Antes fue solamente sol y piedra,
ahora es amor y vástago de hiedra,
caricia, beso, entrega sin rubor

MIGUEL GIMENO CASTELLAR


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