jueves, 6 de enero de 2011

ALFONSA DE LA TORRE (1)



El 14 de septiembre de 2005 creé un bloog titulado "LITERA(LEC)TURA. Literatura e investigación", en el que sólo publiqué una entrada ( Del silencio nace la llama viva) y lo abandoné, dedicado a Alfonsa de la Torre. En aquellas fechas escribí lo que sigue:

Ya le tenía yo interés poético a Alfonsa de la Torre. Lo único gratificante que me ocurrió cuando estuve en Águilas, donde vivía, haciendo el inventario de los libros de Concha Fernández Luna que, en principio, iban a venir a Lorca, al Fondo Cultural Espín, en gestión de Pedro Postigo, a través de Maruja Sastre (finalmente los donó al Ayuntamiento y en la Biblioteca duermen el sueño de los justos, es decir, sueño eterno), fue poder leer un libro que hasta fotocopié en aquel entonces y encuaderné. Se llama ÉGLOGA y lo es el libro, en verdad. Fue el primero de los tres de poesía que publicó. Égloga apareció en 1943. Siete años más tarde, Madrid, 1950, en edición de la misma autora, vio la luz Oratorio de San Bernardino. Y, finalmente, también en Madrid, salió de la imprenta de Aguirre, 1969, Plazuela de las obediencias. Desconozco, aunque por poco tiempo, lo aseguro, estas dos últimas publicaciones, pues las conseguiré. Pocas cosas más conozco de ella: que nació en Segovia en 1915; que no se si vive aún; que fue colaboradora, de la revista de José García Nieto, Garcilaso: al menos en 1946, en el último número de la revista, publica un poema; que fue académica correspondiente, 1958, de la Real Academia de Bellas Artes de la Purísima Concepción de Valladolid. Así que ya saben ustedes, lectores, lo mismo que yo de ella. Debió ser mujer culta, quizá profesora o, al menos, tener estudios serios. Eso deduzco del título de su libro El habla de Cuéllar (Segovia), aparecido en 1951, y publicado en el Boletín de la Real Academia Española, vol. 31. Ampliaremos conocimientos, pues la tal poetisa es mujer realmente interesante por lo que dice, y mucho más por cómo lo dice, pues el dominio del lenguaje es apabullador, espectacular y delicado.
Pero, si hoy me ocupo brevemente de ella, se debe a que en una pequeñita revista de poesía titulada Lírica Hispana, la primera revista de poesía en Venezuela, en su nº 209, aparece un soneto de Alfonsa de la Torre. El número de la revistita, pues no será mayor que un paquete de cigarrillos, 11,5 x 8 cms., está dedicado a poetas españoles, treinta y seis en total. De ellos, dieciocho, entre venezolanas y españolas, son mujeres, dato que hoy llevan mucho en cuenta las feministas, como si eso diese o quitase algo al género femenino: María Beneyto, Ana Inés Bonnín, Carolina D'Antín, Alfonsa de la Torre, Concha Fernández Luna (hace una pequeña entrevista a Coni-Jean), Ángela Figuera, María de los Reyes Fuentes, Gloria Fuertes, Amparo Gastón, Carmen González Mas, Clemencia Laborda, Cocha Lagos, Eduarda Moro, Elisabeth Murder, Mercedes Saorí, Montserrat Vayreda, Concha Zardoya y Coni-Jean. Por tanto, mi interés radica, en estos momentos, en rescatar el soneto de Alfonsa de la Torre, que aparece en esta Lírica Hispana en espera de conocer su obra completa y poder hablar de ella.

ENGRANDECÍ CON LÁGRIMAS

Engrandecí con lágrimas tu cauce,
tu fuego alimenté con rojas llamas,
y no me queda un pájaro en las ramas,
ni al borde de mi río un triste sauce.

Se lo llevó el dolor de avara fauce
desde que no me buscas ni me llamas,
estoy en duelo porque no me amas
y no encuentro en la vida qué me encauce.

Como resto de nave, a la deriva
me pierdo por los mares del invierno,
sin saber si estoy muerta o estoy viva.

Y puede ser que llamen a este infierno
vida, cuando el vivir ya sólo estriba
en un morir profundo, lento, eterno.

3 comentarios:

  1. Alfonsa de la Torre nació en Cuéllar (Segovia)en 1918 y allí casi siempre reside. Se doctoró en Filosofía y Letras en la universidad de Madrid, precisamente con una tesis acerca de la poetisa Carolina Coronado. En Mayo de 1943 publicó su primer libro de versos bajo el título de “Égloga” de amplia y fina resonancia clásica.
    Guillermo Diaz-Plaja escribe de ella, “Castellana de Segovia desde la hermosura impar del castillo de Cuéllar, Alfonsa de la Torre es una cátedra de bien decir. Vocabulario espléndido el suyo, referido a aquellos elementos concretos de su entorno: la tierra, la vegetación, los animales, las criaturas, las fontanas, los ángeles, los objetos campesinos, los instrumentos artesanos, todo encuentra la palabra justa, natural y , a la vez, preciosa, de un decir que se abreva en la más pura fuente manantial del idioma de Castilla. De ahí que , en gran parte, la obra poética de Alfonsa de la Torre sea juego vocabular, combinación de palabras, divertimento idiomático”.
    El 26 de Abril de 1951 Gerardo Diego escribe en ABC un magnífico artículo sobre Alfonsa de la Torre en el que entre otras cosas dice “Desde que publicó su “Egloga” la estimamos como a una auténtica fuerza poética capaz de los más encumbrados logros y esperamos siempre más y más de su gracia, de su corazón y de su cultivada y clarísima inteligencia.”
    Publica en Madrid en Junio de 1972 “Plazuela de las obediencias”. En estas fechas Alfonsa de la Torre trabaja en Lisboa para la fundación Calouste Gulbenkian .
    Después de “Egloga”, publica “Oda a la Reina del Irán” y en 1950 “Oratorio de San Bernardino”.
    También ha escrito obras teatrales como su drama rural “La desenterrada”.Es dramaturga, profesora universitaria pero eminentemente poeta.
    Muere en Madrid en Junio de 2007 a los 87 años de edad.

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  2. Correcciones a mi anterior comentario, y lo siento.
    Nace el 4 de Abril de 1915 y muere el 19 de Abril de 1993 a los 78 años de edad.

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  3. Mi amistad perenne por ser el primero que publica un comentario sobre esta noble y excepcional poet(is)a. Como comprobarás en nuevas entradas ya todo está bajo control. Muchas gracias.

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