miércoles, 5 de enero de 2011

MIS POETAS







El que haya entrado en el bloog, sólo habrá encontrado en él POESÍA. Va a servir para dar a conocer a autores que no son hallables aún en los medios literarios. Muchos de ellos se encuentran preteridos habiendo una calidad notable. Otros son conocidísimos en otros lugares, como el caso de Jesús Tomé en Puerto Rico, en sus comunidades, caso de Jacinto Herrero Esteban en Castilla-León, pero no han dado el salto al gran público por las razones que sean. Voy a ocuparme de mis poetas preferidos: Julio Maruri, Jesús Tomé, Carlos Clementson, Jacinto Herrero Esteban, Alfonso Carreño, Alfonsa de la Torre. Y pocos más. Pero también me ocuparé de otros amigos: Tomás Albaladejo, Isabel Amador, Inma Peregrín, Pedro Felipe Granados. Poco a poco se irá desliando el hilo del ovillo, porque, poco a poco, hilaba la vieja el copo, o lo que es igual, la buena hilandera con el rabo del asco hilaba su tela.


Tomás Albaladejo (No escribir a lápiz, Murcia, Editora Regional, 2006)

Bebiendo de una fuente de la Alhambra

Inclinada sobre la fuente
la veo beber la fresca agua
con el cabello recogido
y con su vestido de invierno,
mientras el sol resalta rojos
los muros árabes en fondo.
Fluye el agua, desaparece,
corre, se va, nunca es la misma;
en cambio, están, y permanecen,
son, y siempre son, la fuente y ella.


Inma Peregrín (Óxido, Pre-Textos, 2008)

Pictograma

Hace frío en la calle y el invierno
imprime en el cristal una pizarra
en la que dibujar un corazón,
absurdos monigotes
o jugar al ahorcado.

Es sólo la manera de dejar
que transcurra la tarde,
que se deslice el tiempo en el reloj,
también en la ventana,
que las figuras pierdan su sentido
fundido en el vaho.


Isabel Amador (Después del humo, Ayuntamiento de Aguilar de Campoo, 2010)

Cada mañana encuentro
brasas en el hogar.
No consume la noche
el aliento de ayer.

Limpio la chimenea.
Retiro los despojos.

sólo queda un brasero
vacilante.

Aún vivo
pero lánguido y gris
incapaz por sí solo
de dar luz. Ni calor.

Si lo dejara a su aire
se extinguiría. Al igual
que un pobre amor usado,
con memoria de fuego y
presente de ceniza.


Pedro Felipe Granados (La niebla transparente, Universidad de Murcia, 2006)

Restos

Hoy sólo quedan brasas
de aquel incendio limpio de la vida
en el que me quemaba.

Todo lo que latía
con el ascua de luz de la esperanza,
lo que nombró mi voz
para darle un sustento de palabras,
se adormeció en silencio
o cambió su cadencia y su jornada.

Hace frío. Se quiebran las esquinas.
Nadie me dice nada
ni sabe lo que ocurre
puertas adentro de mi casa.



Ilustraciones:
El mito de Liliht
El dominio de las Musas (Lorenzo Costa)
Rodenbach

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