lunes, 10 de enero de 2011

CAMINANTE HERIDO DE LA VIDA













ANSIA

Absorto en lo secreto de mi umbría
soledad, contemplo árida morada.
Anterior estancia en mi hogar buscada,
que estable llamarada recubría,

no aparece en lo oscuro de este día,
memoria de mi vida ya gastada.
Mi historia cotidiana es tan marcada
por lo que fue y ya no es, que debería

salir del hábitat oscuro, ajeno
de su anhelo, y, buscando mi regreso,
iniciar camino tortuoso, senda

aflicta, desde el ámbito poseso
de la sombra, hasta la escondida tienda
donde reside amor en valle ameno.



HAMBRE QUE ME COMA EL CORAZÓN HERIDO

En el silencio ocre de un oscuro movimiento
nace, enfrente de la estéril nada, un puro roce
de ávido intelecto con sencillo sentimiento
natural. Y aqueste dulce intenso simple goce

vibra en la profunda sima de interior natura,
invita amable a extender la mano mesturera
y apresar lo eterno inextinguible. Así, procura
horadar la estable sombra bruna cual si fuera

un hálito contiguo a la cálida palabra
aún no pronunciada, ni nacida tan siquiera.
¿Quién que es mortal no se interroga? La tierra labra,
dura, seca, agrietada, como si un mundo hiciera,

el modesto labrador y la prepara y la hiere
con potente brío y profundiza con la esteva.
¿Quién que es con rigor no se define? El río quiere
seguir su curso infinito. ¿No habrá quien se atreva

en osado asalto, cándida aura, ímpetu ciego,
con las voces rumorosas de amistad sagrada?
Anda, pugna con el ángel, luz, espada, fuego,
en el rito añil de la corriente alborotada

de los días de la vida y su ámbito secreto.
Tantos años he vivido el vino en la bodega
fermentado, tiempo tanto entregado al decreto
recibido de tu boca, que el vocablo juega

en detrimento de la quietud callada, parca,
sobria y recoleta en su mirada primorosa
inabarcable. Cercada por la noche, marca
camino impenetrable, ruda verdad boscosa,

conclusa orilla, abismal talud, procedimiento
adusto difícil de entender, moral esfuerzo.
Nada es en la creadora soledumbre, siento
de aquel atrio la nostalgia, triste amor retuerzo;

en la tarea soy de copiar en mí amargura
dúctil e inefable, como vuelo de paloma
en su zureo oval, leda brisa de locura.
Y ansío, en la batalla dura, hambre que me coma

el corazón rendido, sin fuerzas, sin espacio.
Medito en ello con tristeza y gran vacío hallo.
Esplendente señal busco. Tea arde en palacio
amado. Sito en mi oquedad, sufro, muero y callo.



ESTOY CONTIGO, HOMBRE FUERTE

Si hubiera habido algo para darte,
en tu alforja tendrías mi presente.
No me hubieras abordado a la puerta
medieval de la híspida ciudad adusta,
donde los pobres marginados, intelectos
expulsos de la comunión y perseguidos,
tirados a la orilla de su muro, esperan,
como perros, óbolo dichoso.

Bajaste de tu cumbre, del lugar
de tu retiro, abandonaste tu alta
fortaleza y te acercaste al alejado
de tu cetro. Órdenes altivas
me apartaron de tu tropa. Si no tuyas,
¿por qué los dejas, prepotentes,
en la piedra dura
de tu asamblea colegiada?
El concilio dominan extranjeros.
Fuera de tus límites nos ponen
sus prédicas solemnes y sombrías.
Contigo sí y con tu historia,
mas no con ellos ni con su suerte.



DÍA DE DAÑO

No hubo en su faz el nombre de su padre.
De aformes cosas íntimas privado
anduvo el tiempo concedido. El hado
adverso lo dejó aturdido. Ladre

el perro la suerte del enfermo, odre
insano. Abre el día nuevo al costado
del dolor y del deleite. El estado
silencioso de su vida recuadre

el ámbito en tristeza contenido.
Abierto el cuerpo azul, dañada el alma
por la edad sombría, cuánto mereces

un tanto de alegría, hermano herido.
Puesto que el duro dolor nadie calma,
a tu lado soy, como tantas veces.



PAISAJE URBANO RECOLETO

Paraje franciscano,
medio oculto en ruidosa pina calle,
donde alza lego hermano
su oración, es detalle
que arrebata. Aire prende por el talle

al caminante austero
y aleja del murmullo ciudadano.
Espíritu severo
se aparta del mundano
arrebato y sosiega el altozano.

Y de todo olvidado,
en íntimo acorde, ánima afligida
se sumerge. El Amado
esconde su celaje. Compungida,
acude y corre en busca de la Vida.

¡Oh eterna verdad viva
de esta humana notable trayectoria!
Huir de la faz altiva
del mundo es la victoria
principal. Sólo en lo interior, la gloria.

Sosiego novedoso
plenifica mi espíritu afligido,
y un algo candoroso,
el aire detenido,
acude deleitable y sostenido.

Dulzura consumada
bruna noche inunda, me infunde aliento.
Y mi ánima, anegada
por místico momento,
se sumerge en el alto movimiento.

¡Oh azul rincón austero
en pleno tráfago sito, reserva
espiritual! Severo
aposento conserva
para el pálpito de Dios mi alma sierva.



PÁGINA DE MI DIARIO

Inunda la luz el lento movimiento
de la marina voluntad. Perenne
ida hacia lo eterno, continuo regreso
a la cotidiana estancia de la pesada
pesadumbre, del bullicio mañanero, cuando,
abiertas puertas y ventanas, se oculta
lo oscuro de la noche, nacen flores viejas
en búcaros nuevos llegados del mercado.
Luego, se hace la penumbra, la rosa rociada,
única que abre su herida por la que muere
a poco tan llena de alegría, de ser contenta,
de perfumar esclava. Canta el pajarillo
en su jaula prisionero. Los ruidos infantiles
en la escuela. La paz se incluye en la mirada
azul que se cierne sobre el cofre y la colada,
sobre el mar salobre y su arribada al cantil
del día que crece y aumenta claridad sonora
y silencio luminoso en los límites del habitáculo
de la costumbre de estar en soledad momentos
sobrios sobre el descanso sosegado del ángelus
sembrado de destellos. Cuánta historia
pasajera en la memoria, qué de claros devaneos
mientras transcurre la historia de las décadas
vividas en contacto con la velada sombra
en la que arde la personal historia y triste,
en pebetero que cimbrea la llama
y el hálito y la lumbre y la pluma
que aletea sobre la estancia pobre
de lujos temporales, abundosa
en palabras de escondido esoterismo,
mientras los signos señalan estado
intenso, arrobado en la mismidad
creyente en la dulzura del sosiego,
sagrado eslabón de lo inmutable.
Es el huerto así labrado, cárcel de amor,
sueño desvelado, silencio puro, árbol
de sombra, nube estable, canción sencilla.



AGOSTO, MES MALDITO

Si garza es la paz mediterránea
y vas a vivir todo el tiempo concedido,
no frunzas más el ceño adusto
y goza el afecto que la amistad procura.

Maldito el dolor del agosto indeseado,
nada más amargo que gustar del vaso
en que se abreva lo dispuesto, sin que nadie
intervención sugiera para evitar designio
tan poco favorable.
Mas sólo quien resiste
la mirada del arcano soporta la dureza
del dolor inexplicado. Sólo fortaleza
singular, como la tuya, desprotegido
hermano, aguanta el mal terrible
del odioso agosto y maldecido.

No sólo a ti golpea el daño el rostro
y desfigura tu faz de siempre.
Cuanto te rodea sufre en silencio
tan amargo como el tuyo.

Pasará el triste mes tan arrogante
como estúpido y maldito.
Pasará el agosto y quedará encendido
el rito del dolor, mas ya distinto.
A los meses veraniegos sucede la estación
sombría, la caída de las hojas mientras
árbol tan perenne, en su robustez vivo,
marcado por el tiempo, resiste por dentro
inalterado, por fuera señalado.

También tú eres árbol fuerte y símbolo
de esta casa desmembrada por la edad
-la muerte irrefrenable-,
donde sólo queda un poso de tristeza
en el vino desteñido de los días.

Cambia el rictus, pon las flores en vasija
sita en tu ventana desconchada. Y cuando
se alcen los ojos hasta tu estancia,
tal vez saldrá sonrisa contenida
donde agosto puso puntos de sutura.



ALOJADO EN LA PLAYA DE LA CALA

Aquí el sol desciende y brilla
en el agua mañanera
de la cala. Luz primera
dora arena y maravilla
el horizonte azul, quilla
de los días sosegados,
memoria de los dorados
meses, mientras borra el viento
cuanto hoy del pasado siento
por los ecos alejados.

Aquí estamos en un todo
conjuntados. Si podemos,
con tanta luz veremos,
en gozando de acomodo,
la verdad, la vida, el lodo.
Sol de mar enardecido,
sal del cuerpo malherido.
Buscando ánima la altura
cayó el cuerpo sin tristura.
Todo queda establecido
de este modo. El cuerpo ledo,
el alma al tiempo confundida,
la razón, así rendida
y sumida en el miedo,
analiza con denuedo
lo que sólo fe o estoicismo,
con amor o pesimismo
acepta. Pero en lo oscuro,
el fúlgido estado puro
desmerece y no es lo mismo.



HERMENÉUTICA

Van con piadoso corazón
a beber de aquellas fuentes sacras
la verdad y derramar el agua
salvadora.
Apresurados aquellos, apenas
mojan los labios en el silencio
de la fuente que mana y corre
aunque es de noche y aúlla
el lobo contra la soledad de los montes
mientras sigue su natural instinto
de fiera, la luna a jornada media
Remilgados los otros, lugares buscan
escasamente hollados y miran con crónica
estolidez a los que más arriba hunden
sus fauces como atentos cervatillos
al ruido de la floresta, acaso llegue
la raposa acosada de canes y jadeos
y el excitado sanguinario cazador
corone su cintura de sedientas presas.
Sólo aquel que, sito bajo el desmonte
por donde corre el arroyuelo
y salta el cortado declive,
se sumerge en la corriente
y por su boca se entran caudales formas
de sonidos multiformes, sólo aquel
sabrá el sabor de la fontana.
Y, abastada con creces su sed
bajo el árbol del Amado,
entenderá la palabra inefable
y deleitosa,
que únicamente escuchan
los que su lumbre lucen
hasta el otro lado del humano
entendimiento.
Y lengua veraz
participa su secreto,
mientras el ánima,
aún en el cuerpo refugiada,
sobrepasando
la prisión donde encerrada,
se aleja
de la carne y se hace Vida
más allá de la vida
y vence a la muerte que, pagana, huye.



MÚSICA Y LÁGRIMAS

Inmortal cadencia de la sonora
obertura que retumba ante el trono
ebúrneo de la noche do implora
el profano entendimiento. Corono
entonces la amplia partitura, clave
en la amalgama sostenida, y prono
ante la viva cabaletta, llave
y colofón de la tragedia, cierro
el libreto de la vida. No deprave
nadie el ajeno sufrimiento, hierro
al argumento quite sanguinario,
llamar ose nadie al tirano perro.

¿Quién no ha sido cruel o reaccionario
en incierta etapa del afanoso
decurso de la vida? ¿Quién, primario,
no hundió palabra en la espalda, meloso,
de enemigo real, imaginario
tal vez, molesto, enfadado o celoso?

Cada uno en su momento habilitado
personaje es en la comedia humana.
Madúrase así. Aprende del Amado.

En el reparto de esta temporada,
la aleatoria suerte esquiva y vana,
cayó en mi casa y parentela amada.

Y en el alma herida este cruel verano,
prosigue la inmortal ópera pura:
mi otro yo queda con su cuerpo insano.

En la bóveda retumba la obertura
y a nadie clamo con mi voz de hermano.
No por esto el mundo sea locura.



NADA MÁS PROSAICO QUE LOS VERSOS DE LA VIDA

Y esa desazón sólo sirve para volcar,
para salir de la vía natural en la que no cabe
presura alguna. Sólo el sosiego, la paciencia,
el estado de quietud, el análisis moroso,
ayuda a mantenerse dentro de la árida
morada alterada y sufrimiento,
a esperar la conjunción de la palabra,
el éxtasis del Verbo,
la vuelta a la primera edad,
cuando todo estaba en su lugar
y el significado era por todos percibido,
clara trasparencia lo signado.
Mas, cuando la confusión
por los sabios generada,
cada uno fabricó su código.
Así se veló el secreto y quedó
abierta la interpretación semiótica
del texto. Y, entonces, la palabra,
como riqueza inmaterial, pasó
-así sucede casi siempre-,
a manos de unos pocos. Y los pobres
supieron sólo alzar su mano y los ricos
construir más seguros sus arcones.
Y el poder con saña sacudir el cuerpo
humano del pueblo que olvidó la comunión:
si aquel es doliente, estar con él yo debo,
en silencio, cercano, y ofertar un signo
de mutuo entendimiento solidario,
un gesto cómplice que aparte por segundos
dolor de su cabeza, de su corazón agobio.

Mas, ahora el designio se ha hecho conflictivo
y sólo como ofertorio queda el silencio
azul del podrido mes de agosto. Y mi dolor,
junto al tuyo, hermano, se gozará con la venida
de quien nos prueba con daño tan terrible.
Mientras tanto sabremos sofocar
nuestro tormento y agonía.



AVISO AL CAMINANTE HERIDO DE LA VIDA
A Alonso de Herrera

Pasajero que vienes caminando
por la senda engañosa de la vida:
tus pasos no detengan la subida
hacia lo alto, lo justo reposando.

Por suave prado enverdecido, andando
ratos, aunque es de noche, recogida
la esclavina de viajero, venida
habrás dichosa, entonces descansando.

Si pierdes paso, obstruyes tu destino.
Si aceleras, no será el esperado.
Si te pierdes, ¿cómo hallarás la cumbre?

Y cuando arriba llegues con buen tino,
tu sitio encontrarás limpio y abastado,
y tendrás un enviado que te alumbre.



ACEPTACIÓN

En una misma morada,
con afecto, no con ira,
poseo mi alma encerrada
con el cuerpo que la admira.
Mientras, llega la alborada.

Y a su luz casi divina
mi corazón se desviste
de toda ansia, dolo, inquina.
Para nada se resiste
mientras razón lo examina.

En silencio vivifica
toda la humana flaqueza.
En solitud mitifica
del cuerpo y alma la belleza
y en su amor los unifica.

Herido el cuerpo en agosto,
el alma queda aterrada:
una pan, el otro mosto.
Sigue mi vida encerrada
en un todo gris, angosto.

Nadie se queja de nada
y se acepta tanto daño.
Cuerpo y alma en su morada,
a escondidas, sin engaño,
comparten la hiel hallada.

Mas no es tan sencillo todo,
que al cuerpo el dolor asusta
y el futuro. El alma modo
encuentra amando. Vetusta
edad quiere el cuerpo. Lodo
no, ni daño, ni amargura.
Y ese grito tan humano
a la boca no accede. Cura
evitar pena al cercano
sin que llegue a la locura.

Tanta compostura visto
jamás había, caro hermano.
Si por todos eras bien quisto,
tras asirte con mi mano,
cerca quedo, siempre listo

Y en la lucha interna habida,
alma y cuerpo conciliados,
de nuevo, cara a la vida,
iremos unificados
y la suerte es bienvenida.

Y en una misma morada,
en armonía envolvente,
herido cuerpo y alma alada
en secreto más silente
conocen la luz celada.



FINAL

A todo esto, en el pecho de su dueño
el mal verano acababa enfermizo,
erosionado, de dolor ahíto.

La codicia avara de los sentimientos
del alma quedó encerrada, y tan sola,
con la pública merced notificada,

notoria y duramente dirigida
contra indefenso cuerpo por sorpresa,
no al lugar de la quietud donde estaba

en dulce intimidad de desposorio,
grande entrega, vendimia de los cuerpos,
arrullo de la intimidad tan plena.

Es un darse y aceptarse sin reserva
en el cielo del Amado, paciente
maduración y lenta, fermentado
el vino de la oblación y ofertorio.
Del tálamo procede el caudal secreto
y la noble compañía, nigra sum,
mas hermosa en tienda de campaña,
y en el prado, más que alba damisela,
y terrible escuadrón en la batalla.

En la profundidad de las plegarias
se escucha la voz queda y esplendente
que en la oquedad resuena del misterio.

Un tiempo más en descubrirlo
sin que tenga la respuesta en el rito
de mi casa. Y, aunque pasó este verano
a hurtadillas, con prisa inexplicable,
como quien no se acerca al daño habido
por miedo de mirar el rostro roto,

de su hermosura no quedó vestido,
dejando ya su casa alborotada
y en caos y llanto confundido.



CODA

Todo ha pasado con fortuna escueta:
morada en el silencio preparando,
la subida por el monte escalando,
dejada a un lado la emoción discreta.

Al dintel de la puerta más secreta,
el ritmo de la vida contemplando
y el paso poco a poco acelerando,
llegó del ángel negro voz concreta.

Y estando agosto en su calor primero,
y el descanso en la playa entretenida,
y la ilusión prendida en el sosiego,

sacude el cuerpo ruina, espanto, fuego.
El alma queda así tan aturdida
que, aunque acepta, arde en llanto verdadero.




Texto: J. L. M.
Fotografías: Garnatilla (Motril). J. L. M.

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