miércoles, 19 de enero de 2011

LOS VIEJOS POSTISTAS NUNCA MUEREN







Suele ser tanto tópico como verdad aquello de que, dada mi edad, tengo más amigos desaparecidos que en vida terrena. Son amigos entrañables, amigos con los que, quizá, no hayas hablado ni una sola vez, pero se contacta con ellos por un motivo estético o artístico: música, literatura... Ha fallecido Carlos Edmundo de Ory y yo acabo de enterarme a través de Internet y hace ya tres meses -¿cómo puedo vivir tan alejado de los días y sus acontecimientos?-, con lo que el dolor parece que se agiganta porque ya es penoso perder un amigo y un poeta. Ya queda menos para acceder al lugar que él ya ha alcanzado.

La verdad es que fue Félix Grande quien, antes de saber del poeta exiliado en Amiens, chez madame Bernard, me enseñó e ilustró sobre el poeta con la lectura de dos libros suyos, Apuntes sobre poesía española de posguerra (Madrid, Taurus, 1970)y Carlos Edmundo de Ory. Poesía. 1945-1969 (Barcelona, Edhasa, 1970). En el primero, le dedica el capítulo titulado Carlos, Carlos... (pp. 79-95) y el segundo lo abre una introducción sobre el poeta gaditano y una antología de su poesía publicada hasta entonces. Esto significó, reivindicado, que se volviera a contar con él en el panorama poético español, del que lo echó la incompetencia cultural del régimen o de los hombres envidiosos del régimen.

Poseo los siguientes libros de Carlos Edmundo:
POESÍA
a) Los sonetos (Madrid, Taurus, 1963)
b) Poemas (Madrid, Rialp, Col. Adonais, nº 268, 1969)
c) Poesía. 1945-1969 (Barcelona (Edhasa, 1970)
d)Música de lobo (Madrid, 1970; libro dedicado y obsequiado por su autor. Sólo se editaron 300 ejemplares)
e)Técnica y llanto (Barcelona, Ocnos-Llibres de Sinera, 1971; libro dedicado)
f) Los poemas de 1944 (Madrid, 1973)
g) Poesía abierta (Barcelona, Barral, 1974)
h) Lee sin temor (Madrid, Editora NAcional, 1976)
i) Energeia (Barcelona, Plaza & Janés, 1978)
j) Metanoia (Madrid, Cátedra, 1978, libro dedicado)
k) La flauta prohibida (Madrid, Zero-Zyx, 1979)
l) Miserable ternura -Cabaña (Madrid, Hiperión, 1981)
PROSA
m) Una exhibición peligrosa (Madrid, Taurus, 1964)
n) El alfabeto griego (Cuentos) (Barcelona, Col. La Esquina, 1970; libro dedicado)
ñ) Mephiboseth en Onou (Diario de un loco), (Las Palmas, Inventarios provisionales, 1973)
o) Basuras (Madrid-Gijón, Júcar, 1975)
p) Diario, vol I (Barcelona, Barral, 1975)
ENSAYO
q) Lorca (en francés) (Paris, Editions Universitaires, 1967, libro dedicado por el autor y obsequiado por el mismo)

Esos libros dedicados me fueron enviados por el poeta desde Amiens, donde vivía, en su miserable cabaña, del aliento de la gente que establecía contacto con él. Como el jovenzuelo que era yo hace ya cincuenta años. Mantuve con él una no muy abundante correspondencia durante estos años, en la que casi siempre se intercalaba un comentario desfavorable genérico para los sostenedores y responsables del régimen. Se cortó sin saber cómo ni por qué. Lo he achacado siempre a la pregunta que le hice de si era hijo de Eduardo de Ory. En ese momento dejó esa carta sin contestar. Y entendí que sobraba ya en ese panorama.

La vida, con sus vueltas, interrumpió todo contacto con el poeta. Pude conocerlo en Granada. Homenajeado y condecorado por la Junta de Andalucía, estaba en la Universidad para hacer una lectura de su obra. Pero, actuaba por la noche y yo no podía quedarme. Nunca sabré si así fue mejor.

Todo el mundo sabe ya del mundo de Ory. Para conocer mejor el POSTISMO, recomiendo el libro de Jaume Pont EL POSTISMO. Un movimiento estético-literario de vanguardia (Barcelona, Edicions del Mall, 1987).

Antes todo estaba en los libros. Hoy todo está en Internet. Se puede acudir a él para conocer su vida y obra. Yo sólo he contado lo que recuerdo de aquellos tiempos. Aunque me hago un propósito: he de localizar esas cartas que nos cruzamos porque deben estar en alguna caja con otras cosas que hacían referencia al poeta; como las diapositivas que utilizaba cuando, de vez en vez, iba a algún instituto para hablar de Carlos Edmundo de Ory y del Postimso, algo que sonaba a chino a los alumnos disciplinados de la época. Ahí comenzó la orymanía.

UNA MUESTRA DE SU POESÍA

Mano que ata

No me acostumbro a que tu boca alumbre
ascua que cuelas con sus alas de ave
ave que es flor de fuego y nieve ingrave
que llueve en labios de hombre con su lumbre.

Me admiro de tu beso de olor casto
del holocausto de tu impronta lenta:
carne que cunde en la honda sed sedienta
cada vez que en tu tez mi sombra gasto.

No es todo vano no es vano este vino
de tu sal viva que mi lengua aprieta
mirando al mar que bulle en el amor.

Sólo es vana la cosa y el divino
espino de la rosa que sujeta
la mano que ata el cielo con la flor.

(De Los sonetos, 1970)


Los antiguos aconsejaban colocar una mano
sobre las espinas de los cedros jóvenes
con el fin de que Prana condensado
penetrase por las yemas de los dedos.

Los antiguos bebían en los cráneos
de sus terribles enemigos;
los cálices para los rituales sagrados
se hacían del hueso sincipital de la coronilla.

Los antiguos solían señalar
los días buenos y los días malos.
Así recordaban las secuencias
de los manvaratas y pralayas
aunque aplicado al existir humano.

Los antiguos llamaban al sentimiento
la forja del poder.
El Maestro vigila los fuegos.
Los fuegos que ilumina el aura.
Y que además habita el espacio.
De ahí la importancia tan grande de los fuegos

(De Música de lobo, 1970)


Concluso todo, he vuelto a leer la dedicatoria que me puso en Música de lobo: "Para José Luis Molina Martínez con "un trago diario del vaso lleno" para estar borracho de eternidad. Cordialmente, Carlos. Mayo, 1971".

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