jueves, 26 de mayo de 2011

ELIODORO PUCHE DE LA MANO DE MARIANO HERNÁNDEZ

A Eliodoro Puche lo conocen, y bastante, muchos lorquinos ya mayores, y los que pertenecen a la Asociación Amigos de la Cultura. Dudo que sepan quién es los de la ESO. Y los de Bolonia, no tienen ni interés en saber quién es, a no ser que algún profesor universitario les mande un trabajo sobre el tal poeta lorquino (1885-1964), como se suele hacer de cuando en cuando por algunos profesores de la Universidad de Murcia. Espero la llamada del último nominado a efectuar el tal trabajo, pues raro es el año que no acuden a mí en busca de información.


A Mariano Hernández, dicho así, posiblemente no le conozca nadie. Pero, cuando se le vea con una cámara haciendo televisión de la buena, pues se caerá en quien es. Por ejemplo, es el productor de VELETA DEl TIEMPO. Afortunadamente ganado para la causa justa de la cultura, y sabedor de por dónde va la "cosa" de Eliodoro y por dónde ha de caminar su investigación, me envió anoche unos poemas que había recogido de LA ESFERA, revista madrileña que se publicó entre 1914 y 1931, dirigida por el amigo del poeta el ilustrador Francisco Verdugo Landi. Si me los envía, es para hacerlos llegar al público y eso es lo que hago.


LOS POEMAS

                                                                       

Emoción del mar

Sobre el mar, tan sereno que es de cristal bruñido,
el crepúsculo cierne sus alas luminosas.
¡Como esta tarde limpia, alma mía, reposas
en el ensueño casto de un amoroso nido!

Mar: mi corazón quiere naufragar en tu hondura;
recibir en tu seno los besos de este ocaso;
beber vinos de luz en el más puro vaso;
embriagarse del dulce néctar de tu hermosura;

sentirse -cuando el vuelo de la noche se instala
bajo el azul celeste sobre tu azul sereno-,
sentirse como un niño sinceramente bueno;
ser de esa luz lunar que a tu fondo resbala.

Mi corazón quisiera navegar en la nave
de oro del crepúsculo sin rumbo conocido,
y tornar, algún día, de los desconocido,
a través del ensueño, volando como un ave.

                                       Eliodoro Puche

El poema está fechado el día 30 de agosto de 1924. Lleva una ilustración de Francisco Verdugo Landi, director de La Esfera.




El mal sueño
                          A Alfonso Camín

Es un sueño de muerte obscuro
como una noche tenebrosa,
en que la vida, temblorosa,
tira al fangal, podrido, maloliente, el futuro.

Los pies en la tierra clavados
no se mueven... La pesadilla
esgrime su loco cuchillo
y corta lentamente sus miembros desmayados.

Una mujer querida ha visto
mi sangre, como un surtidor,
salir en ofrenda de amor
como la que surtía del costado de Cristo.

Entre la carne palpitante,
sus dedos divinos buscaron
lo que al poco tiempo encontraron.
Se iluminó el ambiente de rojo en un instante.

Y, entre aquella iluminación
y la música de su risa,
mi corazón se fue en la brisa
jugueteando como una burbuja de jabón.

                                                     Eliodoro Puche

Este poema está fechado en 18 de julio de 1825.




Adios

En el umbral de la noche
nos detuvimos. El campo,
entre penumbras azules
y grises, se va apagando.
Somos dos sombras de humo,
dos recuerdos muy lejanos,
dos vagas nieblas que el soplo
del viento irá dispersando.
Los álamos son de plata:
la luna es un sueño blanco;
los cielos se esacalofrían
con el temblor de los astros.
No se atreven a salir
las palabras de los labios;
pero las miradas, tristes,
se dicen lo que callamos.
"Sentiremos el dolor,
siempre, de habernos amado,
el de haber sido dichosos
y el de tener que olvidarlo".

                     Eliodoro Puche

Este poema queda ilustrado por un dibujo de Ernesto Gutiérrez. Está fechado el 19 de septiembre de 1925.



Claro de Luna

Como esta noche ninguna
para tejer en el cielo
la veste de mi consuelo
con hebras de luz de luna.

Ríe el agua cristalina;
canta, dulce, el ruiseñor,
y hasta parece que trina
dentro del pecho el amor.

El viento nos brinda rosas
y jazmines en su aliento...
¡Y otras inefables cosas
que sabe la voz del viento!

Si ella, a estas horas lunares,
pudiera estar a mi lado,
yo le hubiera recitado
"El Cantar de los Cantares!.

El cielo más se dilata
y se reduce el jardín.
Los astros son un sinfín
de campanitas de plata.

Estará... ¿Quién sabe dónde?
¿Y sé yo mismo a quien amo?
Sá tan solo que la llamo
"la llamo y no me responde".

Como esta noche ninguna
para tejer en el cielo
la veste de mi consuelo
con hebras de luz de luna.
                              
                         Eliodoro Puche

Este poema está adornado con un dibujo de E. G. y está publicado el 19 de septiembre de 1925.

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