domingo, 22 de mayo de 2011

HE VOTADO CON MUCHÍSIMA REFLEXIÓN

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El camino que lleva a Lorca, esta mañana temprano, estaba casi vacío, por no decir que la circulación era hasta escasa. Me han adelantado los coches que tienen mucha prisa en alcanzar su destino o en morir. Además del mal ejemplo que dan por no cumplir la ley que limita la velocidad a 100 kms. Como si sólo sus coches alcanzaran velocidades extremas. Claro que ahora la gente hace lo que le da la gana o se constituye en movimiento asambleario, sin respetar nada ni a nadie. La ley sólo para el que la legisla, parecen creer. Por eso, cuando cae sobre ellos alguna situación contraria, necesitan ayuda psicológica porque no están acostumbrados a soportar nada. Dicho esto, quiero mostrar la situación de Juan Carlos I mientras voy a mi colegio electoral. Calles vacías. Algún achispado que otro que no se ha dado cuenta de que la noche ya ha pasado. Uno me pregunta por la calle en la que está. Yo comprendo que se encuentra en la emigración y eso debe ser muy duro. Y lo celebra el hombre como está acostumbrado.


Se están arreglando las fachadas de los negocios que, con los lorquinos fuera, se encuentran en situación límite porque no venden y han tenido gastos extras en arreglar sus salones o pequeños comercios. ¿Deben regresar los lorquinos? Las casas pueden esperar. Los municipios cercanos a Lorca son los que están haciendo su agosto cuando aún no es época de vacaciones. Pero, según la prensa diaria, se está especulando con los alquileres, despreciable negocio. Hasta de la desgracia se hace negocio. Por ello, ya los antiguos decían en un aforismo: "Donde está tu tesoro, está tu corazón".


Nunca me mostré airado con el ángel

del licor oscuro. A su lugar patrio
condujo sus años sacrificados,
solitarios. Clamé para sólo ella
-¿con qué derecho?- vida más dichosa.
Nadie respondió. Sobre su alta tumba
vertí el vino del brindis. A su espacio
no he vuelto. Recuerdo es de tal ternura
que el viejo cementerio se estremece.
Ángel de velo bruno, ángel oscuro:
me has traspasado con la flecha alada
y sólo con Ascanio me solazo.
¿De dónde, ángel, habitante soy ahora?
No a mi padre conocí, madre amada
en la contemplación del Rostro eterno.
¿Dónde la memoria del hijo? Nace
hombre en ladera de amor, un murmullo,
un vagido y ya es vida, llanto lleno.
¿Por qué no merecí  rostro de padre?
En el nombre del hijo toda herencia
he perdido. Nunca seré en su exilio.
Supiera la fachada del suplicio
y allí mi brazo en la boca del horno.
Nunca llevaré bagaje a la Estigia.
(José Luis Molina)


Sólo he visto esta mañana a la hora antes indicada inmigrantes y unos pocos que iban a votar. No quiera Dios que de las urnas salga algo que no convenga. Espero que la cosa salga bien. Por otro lado, no tengo ánimo para tomar fotos de tanta desgracia. Hoy se podía circular por la Alameda de Cervantes (Carretera de Águilas) e incluso pasar por delante de los edificios que estaban mal. ¿Hoy no es así? Bueno, hoy se ha recuperado la normalidad.


Así estaba la Alameda de Menchirón. Foto tomada desde la puerta del Mesón Lorquino. La torre, desmochada, es la de la antigua fábrica de la luz.

Estas máquinas son sólo los indicios de que se está haciendo obra en alguna parte, pero no da la sensación de lo que ha pasado. Hoy se ha conseguido por fin que una ciudad deshabitada dé sensación de normalidad. ¿Y por qué hay que dar señales de normalidad? ¿Qué es la normalidad? Hoy es normal que la gente esté jodida por lo que ha pasado. Lo que salga de las urnas debe arreglar la situación jodida para que sea normal.

El que hoy es día de votación te lo recuerda la pancarta. ¿En esta calle, no hay normalidad? Los habitantes de muchos de estos edificios no están. Por eso no hay movimiento, no hay comercio, no hay reuniones, no hay más que silencio y NORMALIDAD.


Miré los muros de la patria mía,

si un tiempo fuertes ya desmoronados
de la carrera de la edad cansados
por quien caduca ya su valentía.

Salime al campo: vi que el sol bebía
los arroyos del hielo desatados,
y del monte quejosos los ganados
que con sombras hurtó su luz al día.

Entré en mi casa: vi que amancillada
de anciana habitación era despojos,
mi báculo más corvo y menos fuerte.

Vencida de la edad sentí mi espada,
y no hallé cosa en que poner los ojos
que no fuese recuerdo de la muerte.


(Fº de Quevedo)


Aunque los hijos de las tinieblas son siempre más sagaces que los hijos de la luz, que sea siempre lo que Dios quiera.


2.
Esta iglesia ha quedado destruida. Es la parroquia del Carmen. Forma parte del patrimonio de la ciudad. Sería justo que hallara un buen gestor para que se abriera bien el camino de la restauración, pero no el camino oficial.

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