miércoles, 20 de abril de 2011

JESÚS TOMÉ



CARTA DESDE EL CIELO

Si se asomó a la vida, no hay quien pueda
volverse atrás o detener el paso:
debe seguir hasta sentirse ocaso
sentirse amén que bajo el polvo hieda.


Pero si Cristo al fin se lo envereda
y le pasa el mirar de vaso a vaso,
todo el viejo dolor es precio escaso
y la angustia total vulgar moneda.


¿Quién mide el paso y la mortal zozobra
de un hombre en bosque o en vivir perdido
con esta eternidad que cunde y sobra?


Cuando el doler de Dios está vendido
y el más menudo céntimo se cobra,
EL QUE CREYÓ AL AMOR está cumplido.


(De Senda del hombre, 1959).

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