lunes, 18 de abril de 2011

LOS DÍAS DESDE LA CALA





LUNES DE PASIÓN

Tampoco me queda ningún trauma o como quiera que los psicólogos o psiquiatras lo llamen por haber vivido mis años preadolescentes entre cantos gregorianos, carracas, salmos y otros ritos que se hacían en estos días de Semana Santa y que no tienen que pasar el examen de la memoria histórica. Cada tiempo tiene su modo de vivirlo y, a mí, me tocó ese:
"Has de saber que es tu alma el centro, la morada y reino de Dios. Pero, para que el gran rey descanse en ese trono de tu alma, has de procurar tenerla limpia, quieta, vacía y pacífica. Limpia de culpas y defectos; quieta de temores; vacía de afectos, deseos y pensamientos; y pacífica en las tentaciones y tribulaciones".
Esto lo dice nuestro ya conocido Miguel de Molinos.Y lo leo por el buen castellano que escribe, por ello soy literato. Y por su doctrina, aunque, es un heterodoxo que padeció castigo por la Inquisición por pensar lo que pensaba. La oración de quietud le era conocida hasta a Santa Teresa o parecido. Así que, cada uno bebe del agua de la fuente que necesita o quiere o puede, pues, a mi entender, hay que ser más humanista y humano pera creer en Dios que para manifestarse ateo, porque también ahora no todo el mundo es rojo y ateo, por seguir la moda. Mañana ya veremos lo que hacen sus seguidores, además de irse al lado que el sol más calienta. Los que van a salir en las procesiones laicas porque las molestan las católicas, lo único que hacen es ir en contra de la la cultura occidental, pero la muerte de Dios está anunciada por el filósofo, aunque aún no he visto su entierro. El que quiera practicar, que practique, sin alharacas. Los que profanan los templos católicos no tienen valor para hacer lo mismo con las sinagogas o las mezquitas. Pero Miguel de Molinos me alimenta en ocasiones, siendo, como es, heterodoxo, o quizá por ello:
"Debes, pues, tener siempre pacífico el corazón para conservar puro ese vivo templo de Dios, y con recta y pura intención has de obrar, orar, obedecer y sufrir sin género de alteración cuanto el Señor fuere servido de enviarte".
Mejor esto que pegarle fuego a la cántara del agua. El que no cultiva su lado espiritual siempre será un incompleto. Pero, allá cada uno. Aunque no es verdad que cada uno es solamente responsable de los suyo. ¿Acaso no formamos un solo cuerpo al vivir en sociedad? Pero, esto, quizá sea mucho para algunos.


Hoy hace un día que, iniciado así así, ha acabado en grisalla sucia y viento sin dirección concreta. Así que me he puesto a leer:
"Quien quiere humillar a alguien, debe primero engrandecerlo".
Esto escribió Lao-Tsé. Y yo añado:
"Si no haces caso a la alabanza, tampoco atenderás a la humillación".
A continuación he mirado Práctica del canto litúrgico y he observado que ayer no atendí a la antífona 8: "Cum angelis et pueris fideles inveniamur, triumphatori mortis clamantes: Hosanna in excelsis".



Después le tocó el turno a Fernando Pessoa:

Aquí, al borde de la playa, mudo y contento del mar,
sin que nada atrayente haya ni nada que desear,
soñaré, tendré mi día, la vida remataré
y nunca tendré agonía, pues pronto me dormiré.

La vida es como una sombra que transita sobre un río
o como un paso en la alfombra de un cuarto que está vacío;
el amor sueño es que llega y al poco ser que se es viene;
la gloria concede y niega; la fe verdadera no tiene.

Por eso, en la orla trigueña de la playa sin rumor,
mi alma se ha vuelto pequeña, libre de pena y dolor;
sueño sin casi ya ser, pierdo sin haber tenido,
y he empezado a parecer mucho antes de haber nacido.

Dadme, donde estoy yaciendo, sólo una brisa fugaz;
nada al azar voy pidiendo, sino una brisa en la faz;
dadme sólo un vago amor de cuanto nunca tendré,
no quiero gozo o dolor, ni vida ni ley querré.

Sólo, en silencio rodeado por el brusco son del mar,
quiero dormir sosegado, sin nada que desear
de este ser, en la distancia, nunca suyo, descansado,
por la brisa sin fragancia de cualquier cielo tocado.

(El poeta es un fingidor, antología poética de Ángel Crespo)



Llegar a James Joyce es beber una buena ginebra:

En la playa de Fontana

El viento se queja, los guijarros
se quejan, gruñen los locos pilares
del muelle, senil al mar enumera
cada una de las piedras
que el limo platea.

Del quejumbroso viento y del gris
mar todavía más frío, le arropo cálidamente
y su trémulo hombro delicado toco,
y su brazo adolescente.

El temor nos cerca, la obscuridad
del miedo desciende sobre nosotros,
y en este corazón mío, cuán hondo,
cuán sin fin dolor de amor.

(James Joyce:  Poemas manzana, 1970)



"El cristianismo es la unión de lo divino con la humano, pero esta conjunción no cambia las condiciones propias de la vida terrena. Por cristífera que quiera ser un alma, tendrá que continuar en sus jornadas diarias, comiendo, durmiendo, relacionándose con otros, caminando, estudiando, etfc...; pero en todo eso natural que nos humana, podemos poner lo espiritual que nos diviniza". Esto lo escribió una misionera cruzada de la iglesia antes del año 1955. Yo tengo la segunda edición de este libro que es de dicho año.




En 1982, en el librito que recoge los poemas participantes en el V Premio PELIART de poesía, aparece un poema del que soy su autor:

Tal desesperanza procede del desaliento.
Amarte he y, por ello, elevaré mi mano
hasta el aldabón de tu pecho, bronce duro,
y golpearé en tu estancia asombrada y 
será pasmo la rotura del silencio en
el escarceo que adivino: medrosa tú,
iniciarías movimiento alado y yo
aliviaría tu cuerpo del roce de la seda,
¡oh vestidos más afortunados que mi boca!
Mas ya el la tarde caída y promete
evanescente deliquio, conjura árida,
pasión probada, estímulo procaz
para abandonarte al recuerdo que es ya
remanso. Tal vez sea la imaginación,
que nada sabe de mi deseo, corrosión
eterna en mi alma que te conoce, tú,
desoidora de la llamada, que pasas,
altiva, producto del ansia febril
que agoniza en la estela, y ablandas
mis muslos necesitados del descanso
que no encuentran: alguna vez sabrás mi
estancia herida de amor, siempre en la espera.







Ilustraciones:
(c) Fotografía Alejo Molina
(c) Pintura: Hopper, Hammeshoi
(c) Otras fotos: J. L. M.

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