domingo, 24 de abril de 2011

LOS DÍAS DESDE LA CALA




Como aquel fray Gracián en su abadía explicaba el mundo sin salir a la calle, yo observo la vida desde mi balcón con miras al mar, porque el mar es... la mar. Está lloviendo fuerte, se detiene de pronto y vuelve a llover. Debería irse ya el viento del sur que tanto molesta. Cuando veo las palmeras balancearse a uno y otro lado, ya sé que es un día para no salir. Eso no quiere decir que, sobre el medio día, o pasado este, me vaya a las pedanías altas y pase un tiempo no muy largo con la gente amiga. En Calabardina, los jubilatas que viven solos tienen detrás una historia, como yo, y por ello me acerco a alguno de ellos. Tampoco saben ellos que los traigo al blog. Pero, todo ello hace que esta vida sea una vida sencilla, que la calle sea una calle tranquila, que la Cola venga antes que la Cala. Pasado el medio día, todo sigue igual.



"Si Jesucristo no resucitó, vana es nuestra fe". Y, cuando tocaban las campanas, salíamos todos a la calle y tirábamos los platos rotos, las vasijas guardadas para este acto, y, en alguna calle, como la de los Guiraos, quemaban al Judas. Después, nos llevaban hacia San Patricio, de donde salía la procesión del Resucitado. La imagen principal era la del "Palero", del que decían que era un Cristo comunista (o socialista) porque llevaba la mano izquierda levantada (era donde llevaba y lleva el lábaro), casi con el puño cerrado (por eso se salvó de la barbarie incivil del 36), al menos, eso dicen del Resucitado de Roque López, discípulo de Salzillo. Esas historias no se las creía ni Dios, que ya había estado y debatido con fariseos, escribas, publicanos (que no republicanos). En aquella época, en Roma no había federalistas y por ello el país se mantuvo hasta que la descomposición de su gobierno republicano -pero de la res pública- se llevó dicha civilización e imperio al garete. Yo pido morir sin ver ese desaguisado. Y, ojo, mi postura es tan respetable como la de ellos, pero, vamos a ver si detenemos un poco su frenesí, su euforia, que se han creído que el huerto es suyo y siempre se llevan la mejor fruta. Eso me decía ayer un amigo de Lorca que vino a informarme de las tontunas que cometió el Presidente del Paso Azul por su desconocimiento de la tradición en la procesión del Viernes Santo. Creo que hubo mayordomos que abandonaron la procesión. Pero, para enterarme de todo, no voy a acudir a los foros de la prensa, sino que voy a esperar a que me llamen y me lo comuniquen, que lo harán. Calabardina está despolitizada, porque los de las pedanías altas ya tenemos una experiencia detrás, es decir, una historia personal que, para bien o para mal, está en los periódicos y ya fuimos juzgados y no condenados. ¿O condenados? Sólo el juicio de Dios es importante, ¿verdad? 




Pues creo que muchísimos azules están ya hasta el gorro de que las mujeres de la Asociación, su presidenta a la cabeza, apoyen al GUAPO cabeza visible, al presidente al que le dimití porque él hacía falta en el Paso y yo no, es decir, mis razones personales, que en la Cala no trotan los caballos ni se ve a los peliculeros volteadores hacer su trabajo como quieren los rectores que lo hagan. Pero, es que hay que inventarse de nuevo el Paso Azul, hay que saber hacia dónde va, hacia dónde le interesa crecer, que hay que hacer y qué no, pero con perspectiva, un crecimiento pactado cuya renovación dure, al menos, una década. Creo que ya hay que inventarse incluso un orden de procesión, que el de Castillo Navarro, que a tantos presidentes ha valido, ya ha dado de sí todo lo que debía y más.



Y ahí lo tienes: "Yo soy el que soy y mi consejo no está con los impíos, sino mi voluntad en la ley de Dios. Bienaventurado el varón que no sigue el consejo de los impíos y no avanza por la senda de los pecadores y no se sienta en el conciliábulo de los protervos (malvados); sino en la ley del Señor está su voluntad y en su ley medita día y noche. Y será como árbol plantado junto a la ribera de los ríos, que dará fruto en su tiempo, sus hojas no se marchitarán y todo lo que haga lo hará favorablemente". Se trata del Salmo I que se reza en los Maitines del día de Resurrección, este domingo precioso de cualquier manera que haya amanecido, grisáceo, como lleva el mar toda la semana, o espléndido, como nos gustaría a todos.



He tenido tiempo para leer con cierta profundidad un par de páginas de un libro que hay que leer meditando, hacerlo poco a poco y preguntándose: ¿qué quiere decir esto? Y esa es la pregunta que se hará quien lea este párrafo: "Camino hacia Dios, la gnosis es, ante todo, camino para el autoconocimiento: conocer, detener la facultad del conocimiento, es conocerse a sí mismo, condición esencial, en la hermética, para ascender al conocimiento sumo, el Ser Supremo: 'Ha llegado a nosotros el conocimiento de Dios y, por esa venida, hijo, la ignorancia ha sido expulsada', la ignorancia madre de todos los vicios. Empapada de gnosticismo, la filosofía hermética apunta a un conocimiento secreto, alimentado y mantenido en silencio monacal, en el que el ser viviente busca el más alto conocimiento, el conocimiento de lo sobrenatural". Ya hablaremos más de este libro cuyo título no voy a decir hasta más adelante.





La hermosura enojada
Señor, si fuiste en humano velo
de los hombres, el más hermoso,
más apacible, manso y amoroso,
vida del alma, y de los ojos cielo:
Con justa causa tiemblo y me desvelo
el tribunal pensando temeroso,
donde, si os imagino riguroso,
verme culpado me convierte en hielo.
¿Podrán mis culpas levantar por dicha
a vos mis ojos? No, que mi pecado
me priva en tanto bien de tanta dicha.
¿Cómo podré miraros enojado?
Porque no puede haber mayor desdicha
que ver un rostro tan hermoso airado.
(Lope de Vega)





(c) Cada autor sigue siendo dueño de su ilustración: gracias

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