miércoles, 27 de abril de 2011

LOS DÍAS DESDE LA CALA

A partir de mañana, este blog ha de sufrir un parón por razones personales que no son del caso. Un corto viaje me hace salir de la Cala porque este primero de mayo sin lucha obrera porque los obreros están ahora muy bien, sin problemas, o los sindicatos están -¿cómo diría yo para no molestar?- controlados, porque nadie hace una huelga con un gobierno de izquierdas, debo estar en Iniesta (Cuenca), en donde hay una feria del libro. Así que, alguno compraré. Me gusta llegar y contemplar estos pequeños pueblecitos que tienen una vida completamente silenciosa, aunque todos intentan llevar hasta ellos la civilización, el progreso. Pero el precio que se paga por esa historia que no se sabe muy bien lo que es parece demasiado abultado. Nadie se da cuenta de lo bien que se vive en un lugar casi idílico hasta que se abandona por una vida mejor. Pero, ¿qué es una vida mejor? Hay que promocionar una vuelta a la ocupación de muchos pueblos abandonados porque la juventud no tenía porvenir. Ellos que vayan donde quieran o los guíen. Pero ahora pueden ser recobrados por los desencantados de la vida urbana, entre los que me cuento, y volver a ser felices sólo con el trato humano. Hablando con Amparo, asturiana ella, le decía hoy explicando las costumbres de los que subimos a las pedanías altas de la Cala: "Nos vemos todo los día este rato de la hora del aperitivo, no para beber, que siempre cae un chato, sino para vernos y cultivar la amistad. Luego, ellos viene al fútbol, pero yo prefiero verlo en la casa porque no me gusta que me griten gol en la oreja ni los chillidos estruendosos. Claro que, con la exaltación del triunfo, caen algunos cubatas. Y los que no podemos tomarlos nos quedamos con la gana. Por ello, mejor en casa de uno". 

                                                                       Iniesta. El rollo.

"Las ideas, ya sean consideradas en su contenido religioso, filosófico o moral o en su expresión de los sentimientos y en su contenido afectivo, se gastan más rápidamente que los símbolos. Su vida está condicionada por el desarrollo social, por las concepciones dominantes en un momento histórico dado, por el estilo de vida propio del autor y sus lectores más inmediatos. Cuando sus ideales hayan envejecido, no cesará con ello la vigencia artística de la obra, no disminuirá su valor absoluto, pero la idea a que servía de vehículo ya no podrá separarse y viajar libre e independientemente, como un bien digno de enriquecerse en sí. La Divina Comedia sigue siendo una obra maestra, a pesar de sus  ideas, que no son las nuestras. Don Quijote no ha envejecido, sino que ha ido ganando en proporciones artísticas, pero las ideas que transporta hoy son, sin duda alguna, diferentes de las que llevaba al espíritu de sus lectores de 1605" (Alejandro Cioranescu. Principios de literatura comparada. Ediciones IDEA, 2006). Ya he acabo de leer este libro que es significativo porque te aclara unos conceptos que se suponen sabidos pero que había que matizar, como ha hecho el eminente profesor.

                                                            Miguel de Cervantes. El Quijote.

"Cuando yo escribo, desaparezco por completo; no me siento siquiera, soy todo idea o todo sentimiento, todo palabra, nombre. [...] Durante la fase de alta, escribo todo el día, duermo tres o cuatro horas y todo me es motivo de inspiración. En esto soy primitivo, ya que mi hombre primitivo debió dormir, como el lagarto, todo el invierno y vijilar desde la primavera al otoño; yo soy bastante lagarto" (Juan Ramón Jiménez. La corriente infinita. Aguilar, 1961). He quitado ya de en medio este libro al que habría que quitar las alteraciones ortográficas del gran maestro, pero...

                                                               Anfiteatro de Nimes

"Recordaré que, en términos cristianos, la unión mística es una unión por amor y que el más alto grado de esta unión no es querer a Dios sino querer lo que quiere Dios. Ahora bien, el Dios de esta creencia quiere el mundo, quiere la creación de que es autor y se complace en ella. Y quiere al hombre tanto que hasta toma carne para salvarle. El alma cristiana, por tanto, no ama a un Dios inaccesible sino a un Dios que está descendiendo hacia ella. Y la consumación de este amor, en consecuencia, será querer por semejanza, no lo más alto, sino lo más bajo. No quedar en esa bajeza pero sí volver a ella, humildemente en apariencia, soberbiamente quizás, desde lo más alto". (Gabriel Celaya. Exploración de la poesía. 1971). Siempre es significativo encontrar un libro como este por quien lo escribe, Gabriel Celaya (1911-1991), es decir, Rafael Múgica, escritor que forma parte del grupo que escribe "poesía comprometida", como Cantos iberos.


Estoy recogiendo los libros que me han acompañado hasta ahora casi desde el comienzo del blog. Hay que renovar material y, sobre todo, renovarse uno, yo, por dentro. Cuando escribo, el primer y último receptor soy yo, escribo para mí, para que no se me olvide lo que hago o pienso. Porque pocos son los que conocen el blog y acuden a él en busca de pasto poético. Así que para unos pocos no me pegaría la paliza, para una inmensa minoría sí. Una bitácora como esta puede servir de cuaderno de navegación para algunos porque, además de una postura independiente que jamás irá por los cauces editoriales oficiales, estoy poniendo en conocimiento de los lectores mi poetas preferidos que leí hace años y ahora me estoy despidiendo de ellos. Cuando hago referencias poéticas, aunque algunas veces deje caer cosas que ni fu ni fa porque también he de dar a conocer otras poemas de otros autores que también están en mi biblioteca, procuro decirme a mí mismo los poetas que me llevaron a amar la poesía. Cuando hago referencias religiosas, sólo expreso mis deseos, mis pensamientos, mis afectos, mi posición ante la divinidad. Cuestionar no me preocupa, pero mostrar convicción es muy duro, porque se excluye todo por no abandonar uno su postura. Hay que recordar con valentía cuándo se dejó de opinar como antes y comenzó a opinarse como ahora. Si te han vaciado, si te han alienado y no te has dado cuentas, tiene una explicación. Por eso se corre con tanta presunción y se cree uno que está en la exactitud del pensamiento: yo sólo creo en la lentitud de los bueyes. Y sonrío pretenciosamente. ¡Qué tontos son los otros! ¡Mira que no darse cuenta de que esto es así, como yo lo pienso! Miedo me da llegar a la exactitud de los bueyes: mejor en la lentitud del pensamiento. Con Dios, sólo hay que saber dejarse llevar. Pero, creo que aún no estoy maduro para el abandono espiritual. Por eso vivo aún.

                                                      Catedral de Murcia. Fotografía: J. L. M.



Aumentó mi pasión y aguijoneó mi anhelo
una candela embozada en mantos de sombra.
Entre la oscuridad me hacía señas, con un dedo blanco
vestido de rojo en la punta, y perteneciente a una mano escondida.
Si no soplaba la brisa, brillaba su llama como un hierro de lanza;
si la brisa lo torcía, se achataba como una pulsera de luz.
Me distrajo una noche en que me desazonaba el deseo,
porque lucía una veces, y otras se apagaba.
Si yo decía: "No luce", me sacaba la lengua;
si yo decía: "No se apaga", retiraba su luz.
Así hasta que el alba salió del golfo de su negrura,
y el céfiro del jardín nos destapó su pomo de aroma.
¡Dios te guarde, candela, porque pareces mi alma,
que también se consume en las ansias del amor!
(Ibn Zamrak, en Emilio García Gómez, Cinco poetas musulmanes, 1959).




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